El Liceo Benalcázar cumple 87 años. 76 promociones han pasado por las aulas del Liceo, fundado por María Perlaza, Ana de Domínguez, Betsabé Zapata y a mucho orgullo por mi madre Margarita Gamboa. Recuerdo la celebración de los 80 años, pues me encontré con un primo que en su madurez tenía una novia liceísta y con el humor que lo caracteriza me dijo: “Es que las liceístas no son ningunas abejas de ‘tensión y ritmo’, el lema del Liceo, sino que causan ‘alta tensión y arritmia’”. Hice un muestreo de mis amigas liceístas de diferentes generaciones y llegué a la conclusión que el sello de empoderamiento que imprime el Liceo en las mujeres las hace diferentes, competitivas, seguras de sí mismas y muy difíciles de someter en esta sociedad patriarcal, pues nunca aprendieron a bajar la cabeza, aunque sí a ser madres excepcionales.
En el mundo cambiante, aunque los lazos de amistad del colegio nunca los hemos perdido, nos bautizamos “las niñas del salón”, tenemos un chat de alto nivel intelectual, pero se nos olvidó volver por nuestra placenta como lo hacen los Arahuacos todos los cumpleaños. En su tradición esta se entierra debajo de una mata de coca y allí hay que regresar.
El Liceo no está enterrado, es el mismo, en Santa Teresita, de primero primaria. Recuerdo que íbamos a saltar del segundo piso con una sombrilla como Mary Poppins. Casi lo logramos, solo que llegó mi hermana con otras compañeras de sexto de bachillerato y nos obligaron a desistir. ¡Qué lindo recuerdo! El colegio era cerca y no teníamos que viajar horas interminables en el bus escolar, ¿por qué les impusimos a nuestras hijas y nietas ese martirio del sur cuando el colegio estaba allí?
Nos hemos olvidado del colegio. No enviamos a nuestras hijas al Liceo y poco a poco el alumnado fue decreciendo, vino la pandemia, ya el Liceo era bilingüe, o sea que la excusa del inglés ya no era válida, y ahora a partir de agosto será un colegio mixto.
¿Qué podemos hacer para devolverle al ‘Alma Mater’, sello universitario que el Liceo se merece, todo aquello que nos brindó en su momento? Un grupo de alumnas han fundado el proyecto Alas ‘Apoyo a Liceístas Ahora y Siempre’, un programa de becas para aquellas niñas cuyos padres han sufrido reveces económico sobre todo después de la pandemia.
Ayer se inauguró un mural de la pintora Vicky Barona. Es un árbol robustecido con alas entrelazadas con los nombres de los becantes para que sea esta una invitación a que las exalumnas en la medida de sus capacidades ayuden con un granito de arena a que el Liceo Benalcázar florezca, y que no haya alumnas que se tengan que retirar por falta de recursos económicos pues entre todas no podemos dejar que el Liceo colapse. Sería robarles a las mujeres de este siglo esa oportunidad única de ser esas mujeres que cambian el mundo y que causan “alta tensión y arritmia”.