El impuesto del 4x1000 a las transacciones financieras nació hace 26 años como una solución temporal a una crisis económica, pero con el tiempo se convirtió en un elemento estructural del sistema fiscal colombiano.

Aunque algunos argumentaban que solo afectaba a las personas bancarizadas que manejan altas sumas de dinero, esto no fue del todo cierto y cada vez más colombianos han tenido que asumir este nuevo tributo que recaudan los bancos.

En muchas ocasiones se prometió acabar con estas medida, algo que siempre ha pedido el sector financiero, pero ningún Gobierno ha podido hacerlo y, por el contrario, se han apegado más al impuesto, pese a las controversias que ha generado.

Para muchos expertos, un tributo a las transacciones financieras es regresivo y afecta más a las personas de menores ingresos, ya que no discrimina la capacidad económica del contribuyente, por lo que impacta proporcionalmente más a quienes tienen menos recursos.

Asimismo, desincentiva la bancarización dado que muchas personas y empresas prefieren realizar pagos en efectivo para evitar el impuesto. Esto contradice los esfuerzos por promover la inclusión financiera y modernizar la economía, generando un obstáculo para el desarrollo del sistema bancario formal que ha venido luchando por reducir el uso del efectivo.

Recordemos que este impuesto inició como un gravamen del 2x1000 sobre las transacciones financieras y su propósito fue enfrentar la crisis que dejó el Upac, en los años 90. Pero en el año 2000, en lugar de desaparecer como había sido prometido, se aumentó al 4X1000.

El Gobierno obtuvo por este tributo $14 billones y a octubre de este año ya había recibido por este concepto, $12 billones, una cifra nada despreciable para las resquebrajadas finanzas del Estado.

Ahora parece que los colombianos, que tienen varias cuentas de ahorro o corriente con el sistema financiero, tendrán un pequeño alivio en esta materia, ya que entrará en vigencia, esta semana, un cambio que quedó estipulado en la reforma tributaria del 2022 (Ley 2277).

La norma permite que sin importar el número de cuentas, estas estarán exentas del gravamen a los movimientos financieros, siempre y cuando no superen la suma de $16,4 millones (correspondiente a 350 UVT). Hoy en día, los usuarios de la banca tienen derecho a tener una sola cuenta exenta, si tienen más, cualquier transacción que realicen debe pagar el tributo.

Es decir que se entrega un beneficio que podría reducir su impacto, simplificar su gestión y promover el uso del sistema financiero formal, lo cual es positivo para el bolsillo de los colombianos y para el interés de seguir impulsando la bancarización en el país.

Sin embargo, el Estado sigue en deuda con los colombianos, dado que el 4X1000 era un impuesto temporal. Los usuarios de la banca no solo tienen que pagar los costos de los servicios financieros, sino asumir impuestos que alejan a los personas del sistema.