España se vistió de nuevo de azul. El giro político hacia la derecha en el país ibérico quedó confirmado en las elecciones autonómicas y municipales del domingo anterior, en las que el Partido Popular y Vox triunfaron en la mayoría de comunidades y ayuntamientos. Los grandes perdedores fueron el Psoe, el presidente Pedro Sánchez, que consciente de la derrota adelantó las elecciones generales, y también la izquierda que quedó enterrada al parecer de forma definitiva.
Lo ocurrido en los comicios españoles se veía venir, tanto por el desgaste del gobierno de Sánchez casi desde sus inicios, así como por la dinámica de unas políticas nacionalistas y excluyentes que terminaron generando confrontación en las provincias. Los resultados confirmaron además cómo el otrora aguerrido Podemos Unidos, el partido izquierdista de Pablo Iglesias, se fue desdibujando, perdió presencia con el paso del tiempo incluso en La Moncloa y al final desapareció del contexto nacional y regional.
El terreno cedido fue bien aprovechado por el PP, caído por los escándalos en los años recientes, pero que supo de la mano de su líder Alberto Núñez Feijóo y de personajes como la presidenta de la Comunidad Autonómica de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, levantarse de los tiempos difíciles. También caló el discurso de extrema derecha de Vox, hoy constituida en la tercera fuerza política de España, con la que se deberá gobernar en la mayoría de los municipios y comunidades en los que se impuso el Partido Popular.
Fue así como el mapa político cambió en buena parte de España, donde la derecha se hizo a la mayoría de ciudades capitales de Andalucía, entre ellas Sevilla, Málaga, Cádiz y Córdoba, con una votación contundente, al igual que sucedió en Madrid. La izquierda perdió en la Comunidad de Valencia, al igual que en los gobiernos autonómicos de Aragón, Extremadura, la Rioja y Baleares, derrota estruendosa que le pasaron factura al Psoe, el partido de gobierno.
Por ello, los resultados adversos no le dejaron más opción al presidente Pedro Sánchez que adelantar para el 23 de julio las elecciones generales previstas para octubre próximo. En un breve comunicado, el mandatario español asumió la derrota en las regiones, la implicación que ello tiene a nivel nacional y anunció la convocatoria a un Consejo de Ministros extraordinario para dejar en firme la disolución de las Cortes, del Senado y el Congreso, con el fin facilitar el llamado pronto a nuevos comicios.
Queda la pregunta sobre lo que pasará en las elecciones generales de julio. Si en ellas el PP y Vox se impondrán de nuevo y estarán en capacidad de conformar el nuevo gobierno, o si el Psoe logrará levantar cabeza y sobreponerse a la adversidad para mantenerse al menos como el segundo partido con mayorías en el Legislativo. En todo caso, de ganar la derecha se confirmaría el giro que están dando hacia esa tendencia política varios países de la Unión Europea como ya sucedió en Italia, Polonia, Hungría y Finlandia.
Colombia, y América Latina en general, deberán estar pendientes de lo que suceda en los próximos comicios en España, y tomar nota de las consecuencias del desgaste de los partidos de gobierno, que llevan a perder el respaldo popular.