La generación de empleo y la informalidad laboral en Cali son asuntos que les deben preocupar a quienes tienen la intención de dirigir los destinos de la ciudad a partir de 2024. De las políticas públicas locales y de lo que suceda con el proyecto de reforma laboral en curso en el Congreso de la República, dependerá que se puedan mejorar los índices actuales en la capital del Valle.
El estudio adelantado por la Unidad de Acción Vallecaucana, junto a Cali Cómo Vamos, Mi Cali Contrata Bien y Cali Visible, sobre el panorama laboral en Cali, y la percepción que tienen los caleños sobre ese aspecto, deja inquietudes fundadas. Se confirman datos conocidos, como los altos niveles de informalidad o las menores oportunidades para mujeres y jóvenes de conseguir empleo o que este sea bien remunerado.
En Cali uno de cada dos empleos es informal, es decir que la mitad de quienes trabajan lo hacen sin garantías de sseguridad social, a tiempo parcial o sin percibir los ingresos mínimos que determina la ley, entre otros efectos. Pueden ser trabajadores independientes que se ganan la vida en ventas ambulantes o en emprendimientos que no se han formalizado, e incluso personas que son explotadas laboralmente.
Preocupa que si bien hay una mejoría en las tasas de desempleo, en relación con el año anterior, la cifra sigue siendo superior al promedio nacional al menos en un punto porcentual. Y es a los caleños más jóvenes, así como a las mujeres, a quienes les cuesta más encontrar un trabajo y si lo consiguen crece la posibilidad de que su remuneración sea más baja que el promedio. Frente a ello, los programas que adelanta la Administración local para promover el emprendimiento y para convencer que la formalización empresarial es la mejor opción para que se cumplan las garantías laborales, no parecen surtir el efecto esperado.
La crítica es a las políticas públicas laborales, pero al mismo tiempo al control que desde el Concejo se les deben hacer a los programas del municipio. Pese a que es uno de los temas que más preocupa a los caleños, según el informe presentado, apenas el 2,7% de las proposiciones de control político radicadas en el cabildo estuvieron relacionadas con la empleabilidad y el emprendimiento. Esa desconexión entre las necesidades de los ciudadanos y quienes se encargan de dirigir los destinos de Cali es una de las brechas a cerrar, que además debe estar en la agenda de quienes le apuestan a ser elegidos a la alcaldía o a la corporación local.
Reducir la informalidad y aumentar los índices de empleo en la capital del Valle es un reto, y puede serlo aún más según lo que suceda con la reforma laboral radicada en el Congreso de la República. La propuesta está más centrada en mejorar las condiciones de los actuales trabajadores, que en buscar un equilibrio que genere además las condiciones para promover la creación de puestos de trabajo, brindar apoyo para la formalización empresarial e incentivar los nuevos emprendimientos.
Por ello la incertidumbre sobre lo que pueda pasar de aprobarse el proyecto, y por los efectos que tendría para ciudades como Cali, tan afectada por la informalidad y el desempleo.