Entre avances y retrocesos, así transitó la educación en Cali durante el 2022. Si bien hay mejores resultados en cuanto a la calidad, en otros aspectos la ciudad se sigue rajando, lo que va en claro detrimento de los niños y jóvenes estudiantes, que dependen en buena parte de la formación que se les da desde sus primeros años para tener la posibilidad de un futuro con mayores oportunidades.
El informe Cali Cómo Vamos, que se presentó esta semana, analizó la calidad así como la cobertura educativa durante el año anterior en la capital del Valle. Es de resaltar que los colegios de los calendarios A y B presentaron una leve mejoría en los resultados de las Pruebas Saber, con las que se califica la educación básica y media, si se comparan con los obtenidos en 2021. Los puntajes en las Saber 11 fueron más altos, con excepción del área de matemáticas, y se superó la calificación promedio de Bogotá, Medellín y Bucaramanga.
Los avances son sin duda positivos y muestran que se empieza a enderezar el camino luego de varios años en que Cali estuvo muy por debajo de las expectativas, comparada con las principales ciudades del país. Es de esperar que ello sea el resultado de atender las preocupaciones que tanto los padres de familia como los alumnos manifiestan sobre la calidad de la educación pública, y no solo el repunte lógico una vez superada la pandemia por el Covid-19, que tanto afectó a estudiantes y en general al sistema educativo.
El retroceso en el 2022 fue en la cobertura. Cuando se esperaba que el regreso a la presencialidad significara un aumento del número de estudiantes acudiendo a los centros educativos, lo que se reporta es una disminución en el número de niños y jóvenes matriculados, así como una tasa de deserción más alta. En secundaria, se registraron 8.200 estudiantes menos que en 2021, es decir un 6,2%, con lo cual se evidencia que aún hoy miles los jóvenes dejan sus estudios al hacer la transición entre la educación básica y la media.
La situación debería alarmar a la Administración local porque quiere decir que cada vez son más los escolares que quedan por fuera del sistema, no tendrán la oportunidad de acceder a estudios superiores y de esa manera estarán cerrando las puertas a mayores posibilidades de progreso y desarrollo. Cómo atraerlos y brindarles a ellos y a sus familias condiciones que faciliten su reinserción a las escuelas y colegios, debería ser la prioridad para la ciudad.
Quedan al pendiente de ser atendidas las inquietudes manifestadas por padres y estudiantes reflejadas en la encuesta de Cali Cómo Vamos, en particular sobre la preparación de los docentes y el mejoramiento de las formas de enseñanza, que ayuden al aprendizaje y permitan optimizar su calidad.
Como orientador de las políticas públicas y en su deber de generar las condiciones para reducir las desigualdades sociales, así como de ofrecer mejor calidad de vida a sus ciudadanos, la responsabilidad sobre la educación es en primer lugar del Estado. Pero la sociedad en su conjunto no puede olvidar que juega un papel fundamental en el acompañamiento de los procesos educativos, así como en la vigilancia que debe ejercer para que los presupuestos del sistema se inviertan como debe ser y se brinden las oportunidades que se merecen los escolares caleños.