El Área Metropolitana del Suroccidente de Colombia, Amso, ya es una realidad para el Distrito de Cali y los municipios de Jamundí y Puerto Tejada. Entre hoy y mañana debe completarse el escrutinio que validará los resultados del referendo del domingo, y con ello inicia la ruta para establecer legalmente la unión y trabajar en las propuestas que darán comienzo al desarrollo tan promovido con la conformación.

Es de aplaudir la iniciativa de la alcaldía de Puerto Tejada, que ya tiene sobre la mesa varios asuntos que quiere desarrollar por el bien de sus ciudadanos y del Amso, como la salud y la infraestructura.

Los alcaldes se reunirán en las próximas horas para acercar posiciones en cuanto a los aportes que realizará cada territorio para el presupuesto del Área Metropolitana, y luego enviarán esas proposiciones a sus concejos para que les den el aval. También se establecerá el primer hecho metropolitano, es decir, el tema para el cual se destinarán los recursos iniciales y las estrategias para hallar soluciones conjuntas.

Es imperioso, por ejemplo, lograr una mayor seguridad para todos. Jamundí no puede seguir siendo el blanco predilecto de atentados perpetrados por grupos criminales que llevan a atemorizar a toda la región. Hay que blindar a los ciudadanos y ofrecerles tranquilidad.

Desde Cali ya se anuncia que la movilidad y la salud son los ejes adicionales que se priorizarán. Bienvenidos sean los proyectos por lograr un sistema de transporte unificado en su tarifa mientras se convierte en realidad el Tren de Cercanías, y también las inversiones que logren fortalecer las redes públicas de salud y la atención de los usuarios. Inicia entonces la hora del desarrollo y los próximos meses serán cruciales para determinar el grado de éxito de la articulación entre los municipios.

Sobre la jornada electoral, hay puntos positivos y otros no muy destacables. Lo bueno es que los comicios se realizaron con total tranquilidad y en garantía de democracia; los territorios participantes de la consulta no presentaron irregularidades o problemas de orden público relacionados, salvo el incidente aislado en zona rural de Jamundí que no dejó lesionados y que llevó a reubicar cuatro puestos de votación.

Lo que sí hay que revisar es el tema de la participación. En seis de los siete municipios la cifra de votantes no logró superar el 17 % del censo electoral habilitado, es decir que de cada diez personas, ni siquiera dos sufragaron. Aunque puede explicarse en el abstencionismo impulsado en varias localidades, no deja de mostrar que aún hay mucho por hacer en el camino de inculcar en los ciudadanos el interés y la determinación por tomar partida en las decisiones que les impactan directamente.

También queda un sinsabor. En Palmira, Candelaria, Dagua y Villa Rica no germinó la idea de que trabajando juntos se pueden lograr mejores resultados, un mayor desarrollo. Pudo más el discurso de algunos que los argumentos serios de académicos, empresarios y analistas. Eso sí, todos los votantes manifestaron su voluntad y ahora la batuta queda del lado del Área Metropolitana, que ya cuenta con las herramientas para traer un mayor desarrollo para la región.