Por cuenta del hundimiento en el Congreso del proyecto de Presupuesto General de la Nación para el 2025, el país ha quedado sin un norte claro sobre la realidad de sus finanzas públicas el año próximo. Algo que resulta casi incomprensible, y muy preocupante, dado el alto grado de incertidumbre en el que se mueve hoy la economía colombiana.

Puesto que nunca antes en la historia se había presentado esta situación, tampoco hay claridad sobre cuál es el rumbo que se debe seguir para definir el plan de ingresos y gastos del Estado. Se sabe que el Gobierno deberá expedir el Presupuesto por decreto, pero hay diferentes visiones sobre el monto del mismo. En principio, según el ordenamiento jurídico vigente, la cifra de ese decreto debería ser la misma que se haya aprobado en el primer debate del proyecto de Presupuesto en el Congreso. Pero la iniciativa ni siquiera logró pasar esa instancia. Con lo cual, el Gobierno tendría que decretar el monto del proyecto original, es decir, $532 billones.

Pero ciertos sectores del Congreso advierten que no se puede fijar esa cifra para el 2025, porque el mismo Gobierno había admitido que el Presupuesto estaba desfinanciado en $12 billones. Por tanto, lo que se decrete no podría estar por encima de los $511 billones.

El Ministro de Hacienda insiste en que la única salida es que el Congreso le apruebe la reforma tributaria que llevó -con el nombre de Ley de Financiamiento-, para conseguirse esos $12 billones faltantes a través de nuevos impuestos. Y es allí donde surge la gran preocupación, pues todos los sectores productivos del país han advertido que cargas impositivas adicionales terminarían por frenar a la economía, que ya trae señales inquietantes de desaceleración.

Por otro lado, como ya lo hemos comentado en ocasiones anteriores, existe una enorme duda sobre los verdaderos niveles de ejecución del gasto público. Se sospecha que muchos ministerios y entidades oficiales mantienen importantes recursos guardados en fiducias, en vez de usarlos para invertir, lo que dinamizaría de forma importante muchas actividades productivas. ¿Si buena parte de la plata está guardada, por qué entonces insistir en cobrar más impuestos?

En medio de este panorama hay una preocupación puntual para el Valle del Cauca: la posibilidad de que los recursos que la Nación le girará en el 2025, se reduzcan. Puesto que no hubo discusión del proyecto de Presupuesto, la bancada parlamentaria regional no pudo defender los proyectos de inversión que se requieren para el Departamento.

Las primeras proyecciones indican que de los $4,67 billones que se destinaron para este año, se pasaría a $4,18 billones en el 2025. Es decir, un recorte de casi medio billón de pesos, que de concretarse representará un duro golpe para las inversiones regionales. La definición final de ese monto no dependerá, como en otros años, del debate democrático que se da en el Congreso, sino de la visión, o el capricho, del Gobierno.

Con lo cual, el Valle debe activar desde ya toda su capacidad de interlocución ante la Casa de Nariño, para salvaguardar sus intereses. Se trata de un asunto vital que puede cambiar el rumbo de la región en 2025.