A Juanchaco se lo está tragando el mar. Así lo evidenció este diario en una visita para dar cuenta de la erosión costera, el fenómeno que ha hecho que la playa desaparezca poco a poco y con ella decenas de casas, hostales, restaurantes que terminaron bajo las olas, como la vida económica del corregimiento que está a una hora en lancha desde Buenaventura.
Parte del problema es el cambio climático, que en Juanchaco ya es evidente. Como lo han advertido los científicos, hay un ascenso del nivel del mar causado por el calentamiento global. El aumento de la temperatura derrite glaciares, lo que hace que se expanda el agua del océano.
De otro lado, existe una corriente llamada El Giro del Pacífico. Si la corriente gira más rápido de lo que normalmente lo hace, aumenta el oleaje. El calentamiento de la Tierra está haciendo que ese Giro del Pacífico sea cada vez más fuerte, por lo que las playas de Juanchaco sufren a diario la embestida.
Sin embargo, el calentamiento global no es lo único que explica la acelerada pérdida de playas. Cada vez llega más gente, algunos desplazados por la violencia, otros en busca de trabajo en el turismo, o personas que se hartaron de vivir en el agite de una ciudad. A ello hay que sumarle 172 mil turistas que, cada año, desembarcan en el viejo e inseguro muelle de Juanchaco.
Con el aumento de la población crecen las casas, hostales, restaurantes, en la playa, un terreno que no es estable. Con las mareas altas, el oleaje, las corrientes, el terreno se mueve y lo que se construya está en riesgo. Con otro problema: en Juanchaco cambiaron los métodos de construcción. La tradición era hacer casas en palafito, que permitían el movimiento del agua y la arena debajo, sin que afectara la estructura. Ahora ¿se hacen de concreto, rígidas, al mismo nivel del mar.
Pero además, para contener las olas, la comunidad ha construido barricadas a lo largo de la playa con costales de arena. Es una trinchera que termina siendo una condena, pues están sacando la arena de la playa para llenar los costales. También para las construcciones. Así que, como el mar se traga la playa, el hombre también.
En este contexto la gente en Juanchaco pide la intervención urgente del Estado. Si no se cuida la playa, se implementan obras para conservar lo que queda, la economía del Pacífico vallecaucano se derrumbaría. Más del 90% de la población depende del turismo.
Gran parte del problema es que no existe una entidad doliente de la erosión costera. Aunque en teoría son muchas las entidades involucradas -alcaldías, Gobernación, secretarías de Medio Ambiente, Turismo, Gestión del Riesgo, Infraestructura-, en la práctica no hay un responsable de ejecutar las obras que se podrían hacer para salvar a Juanchaco. Como instalar estructuras sumergidas que le quiten fuerza a las olas.
Sin embargo, para que se cree una entidad encargada de la erosión costera puede pasar mucho tiempo, algo que Juanchaco no tiene. Los nativos lo dicen: es cuestión de meses para que el mar se trague la playa que queda. Por eso piden a la Gobernación del Valle, a la Alcaldía de Buenaventura, a la Unidad de Gestión del Riesgo, que empiecen a actuar ya.