En nuestro país la desaparición de personas no es un hecho del pasado. Por un lado, miles de familias continúan experimentando incertidumbre y angustia al no saber el destino y el paradero de sus seres queridos, a pesar de que la desaparición ocurrió hace varios años o incluso décadas. Por otro lado, en distintas zonas del país se siguen registrando nuevas desapariciones y las víctimas son de todas las edades, incluso niños y niñas que, en muchos casos, son seducidos o intimidados por grupos criminales para que integren sus filas.
Las cifras de menores desaparecidos en el Valle del Cauca son crudas: El personero de Cali, Gerardo Mendoza, aseguró que según cifras de Medicina Legal se han registrado 30 desapariciones de niños en la ciudad en lo corrido del año 2024. Esta situación no solo afecta a la capital del Valle, pues en al menos 10 municipios del departamento se han reportado 126 pequeños desaparecidos entre enero y lo corrido del mes de noviembre de 2024. Es claro que algo está pasando en nuestro departamento y no le hemos prestado la atención que merece.
Cifras de la Secretaría de Seguridad del Valle y la Defensoría del Pueblo evidencian que al menos 55 niños han sido víctimas de reclutamiento forzado, 20 más amenazados y 19 han sido instrumentalizados por estructuras al margen de la ley.
Si ya conocemos las cifras, las preguntas son: ¿Qué planes han puesto en marcha las autoridades para evitar el reclutamiento forzado de menores en Cali y en los demás municipios de departamento? ¿Estamos solo reaccionando a los casos de desaparición o estamos haciendo algo para prevenirlas?
Hasta el momento no hemos visto una estrategia contundente para prevenir la desaparición de menores. Si las autoridades tienen información de que grupos ilegales están haciendo presencia en algunos barrios de la ciudad con el objetivo de reclutar niñas y niños para que hagan parte de sus filas, hay que llegar hasta estos territorios para ir a los colegios, explicarles a los jóvenes qué es lo que está ocurriendo donde viven, hablar con los padres de familia para que estén alertas y, además de todo esto, realizar operativos de choque y utilizar la inteligencia de la Policía Nacional para identificar y desarticular estas organizaciones que utilizan este flagelo para nutrir sus filas.
El aumento de la desaparición de menores en la región coincide con la llegada de estructuras como el Clan del Golfo al norte del Valle. Desde mayo pasado, cuando la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, anunció que había indicios de que este grupo buscaba asentarse en el departamento, se debió poner en marcha una estrategia para evitar el reclutamiento de menores por parte de este grupo, pues es lo primero que los alzados en armas llegan a hacer en las zonas rurales cuando pretenden tener injerencia.
Mientras todo esto ocurre, los padres de los niños desaparecidos estarán preguntándose: ¿Seguirá vivo? ¿Estará bien o le estarán haciendo daño? ¿Habrá dormido? ¿Será que comió? ¿Tendrá frío?