Según la Real Academia de la Lengua Española, un juguete es un objeto que sirve para entretenerse. Sin embargo, basta ver cómo se ilumina el rostro de un niño o una niña cuando recibe un balón o una muñeca para darse cuenta del verdadero significado que pueden llegar a tener en ellos, no solo por lo que en sí mismos constituyen, sino porque esos obsequios representan para los menores la ventana a un futuro de sueños posibles.

Y no se está hablando únicamente desde el aspecto material, que es necesario; también desde la obligación que tienen los padres de familia y los educadores, pero de igual manera la sociedad en su conjunto, de formar niños que se sientan valorados, amados y respetados, al tiempo que se les suplen sus necesidades básicas.

Entonces se entiende que no se trata solamente de regalar, sino de compartir. Porque esa muñeca y ese balón pueden hacer realmente la diferencia en la vida de un pequeño o de una pequeña no porque sean los más grandes o los más costosos, sino por la forma en la que les son entregados y por la manera cómo se comportan con ellos los adultos que se los dan, no únicamente en la temporada navideña sino también durante todo el resto del año.

Se trata de acompañarlos, de escucharlos y de atenderlos, para que se sientan importantes en sus familias, pero también en las escuelas y los colegios y la sociedad entera; que se sientan protegidos y salvaguardados frente a las amenazas que les significan la violencia y el hambre, pero también la falta de cariño y reconocimiento, de manera que los menores de edad de hoy mañana sean adultos fortalecidos en su autoestima y en el deseo genuino de amparar a los más necesitados.

Ese es el propósito principal que debe guiar todas las iniciativas que en esta época de Navidad y fin y comienzo de año tradicionalmente se llevan a cabo en distintas ciudades y regiones del país, destinadas a reunir regalos para donarlos a pequeños en situación de vulnerabilidad.

Con ese ánimo, el diario El País y la Cruz Roja Colombiana, seccional Valle del Cauca, invitan a los caleños a sumarse a la campaña ‘Un regalo, una sonrisa’, que busca obsequios para compartirlos con los menores de edad residentes en el barrio Bajo Aguacatal y en el corregimiento de Montebello, así como con pequeños pertenecientes a fundaciones locales como la Divina Providencia, El Poder Sororo y Cali Mío.

Se trata de una iniciativa que justamente está cumpliendo quince años de realizarse de manera ininterrumpida en la ciudad, de manera que quienes quieran compartir presentes con cerca de tres mil niños y niñas y explorar otras maneras de seguir apoyando a alguna de estas entidades pueden acercarse al almacén Los Reblujos de Pati en Valle del Lili, Cosmocentro, Calima y Unicentro, así como a la sede principal de la Cruz Roja Valle en Cali o a las oficinas de El País.

Los obsequios se recibirán hasta el próximo 22 de diciembre, pues al día siguiente se realizará un evento en el polideportivo del Bajo Aguacatal, en la ladera de la capital vallecaucana, en donde a cada pequeño se le entregarán un regalo y una sonrisa.