Las cifras que muestra la economía nacional en lo corrido del año son contundentes. El comercio decreció 5,6% hasta el mes de julio; la producción industrial bajó 3,3%, el consumo se ha desacelerado y las exportaciones cayeron 15,6 %.
Por ello no sorprende que se mantenga la incertidumbre de los colombianos en la economía nacional. La reciente encuesta de confianza realizada por Fedesarrollo evidenció que no hay mejoría en las expectativas de los empresarios, quienes tienen poca fe en que la situación mejore en el país en los próximos seis meses.
De ahí el llamado reiterativo del sector para que las tasas de interés empiecen a bajar, dado que los costos de financiación están ahogando a los productores, en especial a los pequeños que no tienen alternativas para capital de trabajo.
En lo que sí se mantiene la esperanza es en que la inflación ceda un poco más en lo que resta de este 2023. El viernes anterior el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, publicó las cifras del mes de septiembre que generan cierto optimismo, debido a que los precios han bajado frente al año pasado.
Sin embargo, no ha sido de la manera esperada y hay riesgos que siguen vigentes como el impacto de las alzas en el costo de la gasolina y las consecuencias de un eventual Fenómeno de El Niño.
Las cifras son tajantes y evidencian, tal como lo han pedido muchos gremios nacionales, la necesidad de un plan que permita dinamizar sectores importantes como el comercio, la industria y la construcción. En especial esta última que durante todo el año ha sido la más golpeada, con una reducción en ventas de vivienda superior al 50%.
Precisamente este es un sector clave para la reactivación económica del país. Por esto, algunos avances como la definición de los 50.000 subsidios de vivienda anuales garantizados, permiten que se recupere poco a poco la confianza entre los constructores para seguir adelante con los proyectos, en especial los de interés social.
Pero se requiere más. En riesgo están decenas de miles de empleos, ya en el comercio se siente la pérdida de fuentes de trabajo y se teme que en el 2024 se perciba aún más el desempleo en la construcción. Es decir que se puede perder lo que se ha logrado este año en materia de recuperación del mercado laboral.
Por lo tanto, se necesita de la voluntad del Gobierno Nacional para sentarse con los gremios y fijar un plan de choque urgente, antes de que la situación empeore. El último trimestre del año es clave para dinamizar la economía y minimizar las pérdidas, por lo que los comerciantes enfilan baterías para mejorar sus ventas, pero temen que los resultados no disminuyan lo sucedido en todo el año.
Es urgente, entonces, el diseño y puesta en marcha de ese plan de reactivación, que debería pasar por retomar la confianza entre los empresarios y brindar las garantías de seguridad fiscal, de manera que no haya temor de invertir en Colombia.
Sin duda, es hora de pensar en el país, por encima de las diferencias, y atender a quienes están dispuestos a construir y avanzar por la mejoría de Colombia.