Nueve años lleva la Alcaldía de Santander de Quilichao sin pagar un peso por energía eléctrica y alumbrado público.

Casi una década en la cual la Empresa de Energía de Occidente, prestadora del servicio, ha hecho lo necesario para que el Municipio cumpla con su obligación.

Pero ninguna de las últimas tres administraciones municipales ha incluido en el presupuesto el rubro para pagar ese servicio público, decisión que no ha sido cuestionada por el Concejo, encargado de estudiar y aprobar esos recursos.

Con ello se le ha enviado a la empresa de energía un mensaje subliminal: si se atreve, corte el servicio a las entidades municipales y deje sin alumbrado público a una ciudad llena de problemas.

La Justicia le ha dado la razón al prestador del servicio, lo ha autorizado para hacer los cortes que considere necesarios, ha fallado en contra de las acciones de tutela interpuestas por el Municipio y esta semana imputó cargos por prevaricato por omisión y fraude a resolución judicial al alcalde actual.

¿Cuál es el ejemplo que las actuaciones de las sucesivas alcaldías le están dando a la sociedad? ¿Cómo los alcaldes, que son ante todo administradores, llevan nueve años arriesgando a dejar sin energía a escuelas, colegios, centros de salud, dependencias de la administración pública y a los servicios de seguridad?

Hay que ponerle final a la situación; Santander de Quilichao debe disponer de los recursos para solucionar su deuda de energía que afecta a la sociedad y a una localidad donde se concentran los conflictos que padece el Cauca.