Es irónico que Cali tenga un reconocimiento internacional como el destino cultural más importante de América y que sus teatros estén en crisis porque no les llegan los recursos prometidos y que necesitan para funcionar.

Con disculpas y requisitos de todo orden, el Municipio no ha desembolsado el dinero para el desarrollo de la programación artística del 2019 que debía entregar dentro de su programa de Salas Concertadas.

Esto ha llevado a los teatros a trabajar con grandes limitaciones que amenazan la existencia de muchos de ellos, como consecuencia de la burocracia y demoras.

Infortunadamente a esas entidades las han rodeado de un alambrado de garantías hostiles que desde hace un año les dificulta el cumplimiento de su compromiso en la difusión de la cultura, una labor reconocida por los caleños.

Aunque las obras sociales y los proyectos de infraestructura son necesarios, la cultura, y en este caso el teatro, contribuyen de forma permanente a la educación de los caleños de todas las edades, brindan entretenimiento y permiten construir una mejor sociedad.

Ello es lo que se obstaculiza cuando los recursos con los cuales se financian no se entregan a tiempo y no se da respuesta oportuna.

Por eso hay que pedirles a la Secretaría de Cultura y al Departamento de Contratación Municipal que superen las dificultades y permitan el desembolso del dinero que se necesita para mantener las salas de teatro, una tradición de décadas en la ciudad.