El hurto de cables de telecomunicaciones se volvió un problema permanente en la ciudad, que no solo le cuesta a Emcali recursos millonarios sino que afecta de manera directa a la comunidad caleña, usuaria de ese servicio público.
Aunque en el mercado negro por el kilo de cobre robado se pagan entre $36.000 y $ 40.000, a Emcali le cuesta reponer el cableado entre 10 y 25 millones de pesos.
La situación se agrava porque ya el cobre no es el único que atrae a los ladrones; también la fibra óptica se ha vuelto apetecible para los dueños de lo ajeno.
Algunos de los barrios en los que más se presenta esta situación son Alameda, San Nicolás, San Antonio, Junín y Guayaquil.
Ahí, los residentes deben enfrentar día a día fallas en internet debido al hurto de la infraestructura.
Si bien en lo corrido del año las autoridades han capturado a 24 delincuentes por este motivo, preocupa que solo cinco de ellos han sido enviados a la cárcel.
El robo del cableado lleva años azotando a Cali, por ello hay que reclamar a las autoridades y al sistema de Justicia que persigan y castiguen a los responsables.
Los usuarios de Telecomunicaciones de Emcali se merecen un servicio estable y permanente, que no se vea afectado de manera frecuente por el daño que ocasionan los ladrones del cableado.