La explosión de seis minas en Sutatausa, Cundinamarca, que dejó 21 trabajadores muertos, es una tragedia lamentable para el país.
Pese a las labores de los equipos de rescate, fue imposible salvar a los mineros que, por la acumulación de gases tóxicos en un sistema de socavones de 512 hectáreas que comunicaban a las seis minas ubicadas a 900 metros de profundidad, perdieron la vida.
Ahora lo primordial es que se extienda la solidaridad de los colombianos hacia las familias de las víctimas, y el apoyo del Estado para lograr mitigar los efectos colaterales del hecho.
Como también, es importante que se logre aclarar qué sucedió y cuáles fueron las posibles fallas que ocasionaron este suceso, en unas minas con 30 años de funcionamiento, que contaban con los requisitos legales vigentes.
En Sutatausa la minería es la actividad económica predominante, con 100 minas de carbón con licencia de explotación y donde trabajan al menos 60.000 personas.
Por esa razón y con el antecedente de la tragedia que hoy enluta al país, es necesario que se realicen los controles necesarios, se establezcan las acciones preventivas pertinentes y se garanticen así la seguridad y la vida de quienes se dedican a las labores de minería.