Los invasores profesionales llevan años tratando de apropiarse y vender el caleñísimo cerro de las Tres Cruces, entero o a pedazos.
Para conseguir su propósito no tienen ninguna vergüenza en ofrecer el negocio ilegal en las redes sociales, garantizar que los lotes los entregan protocolizados ni cobrar por ellos entre 18 y 120 millones de pesos.
Y en el negociado no solo caen los desplazados a quienes engañan prometiéndoles lo imposible; ahora, según quienes denuncian un nuevo intento por lotear y feriar las Tres Cruces, estarían involucrados extranjeros interesados en invertir en la ciudad.
El cerro tutelar es patrimonio de la ciudad, y como tal se debe proteger.
Es un pulmón verde de Cali al que no se le ha cuidado como corresponde, en el que por décadas se han permitido las invasiones sin que las autoridades reaccionen a tiempo, donde la inseguridad amenaza y es evidente el deterioro que presenta así como lo poco que se hace para conservarlo.
No es posible que los males que se han denunciado por tanto tiempo y con las evidencias que saltan a la vista, no se logre encontrar y judicializar a quienes quieren usufructuar o apropiarse del que es patrimonio municipal.
Al cerro de las Tres Cruces hay que vigilarlo y salvaguardarlo para que siga siendo ese espacio natural que vigila la ciudad y les pertenece a todos los caleños.