El periodismo es un instrumento fundamental para el desarrollo de una democracia. Por eso, cuando se atenta contra la vida e integridad de quienes ejercen esta labor, se hace un daño irreparable a la sociedad.
Es lamentable que, alrededor del mundo, agrupaciones al margen de la ley o los mismos gobiernos persigan a los periodistas por cumplir con su deber de difundir información y expresar sus opiniones.
Un fenómeno que se exacerba en territorios como la Franja de Gaza, donde a causa de la guerra entre Israel y Hamás han fallecido 72 periodistas, de los 99 que fueron asesinados durante el 2023 en todo el mundo, según el Comité para la Protección de los Periodistas.
Como lo ha dicho la directora del Comité, “cada periodista que muere es otro golpe a nuestro conocimiento sobre el mundo”, principalmente, en un contexto de guerra como el que vive Oriente Medio y otras regiones.
La mayoría de estos hechos también golpean a gran escala a países como México, Somalia y Filipinas. Se presentan en contextos de violencia, corrupción y desigualdad, y además de afectar la calidad de vida de los ciudadanos, atentan contra la democracia.
Y Colombia no es la excepción. Aún cuando el artículo 20 de la Constitución defiende la libertad de expresión, los periodistas han sido víctimas de amenazas y hostigamientos por realizar su trabajo.
Por eso, la defensa del periodismo libre y veraz no debe parar, es un compromiso con la verdad.