Por la falta de planeación de la Administración Municipal, el proyecto de peatonalización sobre la Carrera 34 en San Fernando se frenó, generando dificultades presupuestales, de orden en el espacio público y de movilidad para la ciudad.
A pesar de las advertencias por la exagerada inversión que se haría para cerrar las vías con materas, que costaron $1.815 millones, de los problemas de movilidad que generaría y de las quejas de los ciudadanos, el proyecto se hizo y resultó un fracaso.
No se pensó en los efectos de las decisiones que ahí se tomaron y se convirtieron en dolor de cabeza para los habitantes de un sector que de ser residencial pasó a ser comercial, afectado por el ruido, el mal parqueo, la inseguridad y la contaminación.
El proyecto de peatonalización, que en muchas ciudades del mundo se ha realizado con éxito mediante planes estratégicos serios, representó un desgaste para Cali, por la falta de sustento técnico, concertación y participación de la ciudadanía.
Lo que se rechazó en su momento no fue en sí la peatonalización, necesaria debido al déficit del espacio público per cápita en Cali, sino el derroche de recursos que fue evidente desde el principio.
Son errores que la ciudad no puede repetir, menos aún con proyectos como el de la peatonalización del centro histórico, aún en proceso y en el que se espera que haya planeación y organización.
Quien llegue al CAM debe comprometerse a manejar bien los recursos de los caleños y responder a sus necesidades.