La situación de las barras bravas en Colombia se está volviendo incontrolable, por lo que urgen medidas para resguardar la vida de quienes asisten a los estadios a disfrutar del fútbol.
Las disputas entre barras dejan en promedio 12 jóvenes fallecidos anualmente, mientras en los últimos 14 años han ocasionado la muerte de 169 personas.
Esto sin mencionar el negocio de las hinchadas, que ha sido promovido por algunos clubes deportivos, según lo denunció El País en su Informe Exclusivo de este domingo.
Lo que pasa con las barras en Colombia hoy no representa la pasión por un equipo, no responde a lo que es el fútbol ni invita al disfrute sano y familiar, que debería propiciarse en los estadios.
Y si bien lo ideal es educar a la sociedad para que cambie esa cultura de la violencia en los estadios, ante la gravedad de estos hechos lo que se requiere son acciones contundentes y urgentes.
Aunque el Alcalde de Cali no esté de acuerdo con la petición de la Dimayor y 36 clubes del país de establecer controles de identificación y poner vallas en los estadios, esta medida es un llamado de auxilio que se debe tener en cuenta para rescatar la esencia del fútbol, que debe vivirse en paz y armonía.
Las autoridades no pueden seguir tolerando actos de vandalismo y desmanes, ni que hinchas violentos atenten contra el orden público y destruyan todo a su paso, sin recibir el castigo que demanda la ley.