Cali lleva los últimos cuatro años sumida en el desorden, mientras algunos ciudadanos se acostumbraron a imponer su voluntad y a pasar por encima de normas que rigen la sociedad.
Si bien recuperar la autoridad y la organización no será tarea fácil, el camino que ha trazado la Administración Municipal para que vuelva el orden a las vías debe ser acompañado por todos.
Deben recordar los ciudadanos que cumplir con las normas de tránsito, portar los elementos de seguridad y mantener al día la documentación del vehículo son requisitos básicos que todo conductor debe respetar.
Como también es una obligación y un deber de las autoridades de Tránsito desarrollar operativos para garantizar el bienestar y la seguridad de todos los actores viales.
En ese sentido, es inaceptable que algunas minorías impidan a las autoridades realizar su trabajo, como sucedió el fin de semana pasado, cuando un grupo de personas generó fuertes disturbios en un sector de Aguablanca.
Los operativos, realizados en diferentes partes de la ciudad, se salieron de control cuando los habitantes bajaron los vehículos inmovilizados, agredieron a los funcionarios y prendieron fuego a una grúa de tránsito.
Esta vez las autoridades controlaron la situación, pero los hechos son recurrentes y los castigos no parecen funcionar.
La labor de las autoridades de tránsito es indispensable, por eso urge sancionar, como lo demanda la ley, a quienes imponen su indisciplina social en la ciudad.