Han pasado nueve meses desde que el Monumento a la Solidaridad, una insignia de Cali y su gente, colapsó, y desde entonces su reconstrucción sigue ‘en veremos’.
Por casi tres décadas estuvo sobre la Calle 34 con Avenida 3 Norte, la obra del escultor cartagenero Héctor Lombana Piñeres, que sería un obsequio de la Cámara de Comercio a la ciudad.
Sin embargo, las condiciones climáticas y el deterioro condujeron a su debilitamiento y posterior fractura.
El monumento, en un principio, fue construido con materiales importados como cuarzo y pizarra, sin embargo, para su reparación, la aseguradora incluirá materiales más resistentes que los de la época, lo que se estima costaría unos $ 1500 millones.
Si bien la intervención corresponde a un proceso largo, que incluye estudios e investigaciones para responder por el daño a nivel estructural, por la obra de arte y por los gastos relacionados, debe haber voluntad y liderazgo para agilizar estos procesos.
Pues este es un punto de alta afluencia de personas, especialmente visitantes, que se encuentra opacado por la lona verde que cubre lo que quedó del monumento.
En un acto de amor y sentido de pertenencia hacia Cali, la ciudadanía y las dependencias correspondientes deben exigir este bien sea restaurado lo más pronto posible.
Lo que está de por medio es la imagen de Cali, una ciudad artística, cultural, turística y además bella, que no se debe descuidar.