Después de salir de la Cancillería por firmar tres resoluciones que otorgaron el contrato de los pasaportes a Thomas Greg & Sons, José Antonio Salazar, exsecretario de Relaciones Exteriores, quien fue tildado de “traidor” por el presidente Petro, accedió a una entrevista con la Revista Semana en la que afirma que el canciller Álvaro Leyva, su exjefe, no regresaría a su cargo, del que fue suspendido por la Procuraduría General de la Nación.
Además, el exfuncionario de la cancillería, se refirió al poder que tiene el embajador Gilberto Murillo en esta dependencia del Gobierno Nacional.
Sobre la decisión que lo dejó por fuera, Salazar afirmó que “yo cumplí con el deber. Es necesario evitarle al Estado un enorme detrimento patrimonial que se veía venir. Entendí, cuando me habló el embajador de Colombia, Gilberto Murillo, la semana pasada, antes de irse, que él iba a quedar en un problema grande cuando le dijera al presidente Gustavo Petro que le recomendaba conciliar el tema. Entendí que el doctor Álvaro Leyva está suspendido por una actuación de buena fe al servicio del país. Entonces, quedé, desde el día en que hablé con el embajador Murillo, con la decisión de que yo tenía que dejar los problemas resueltos”.
“Me vine a mi casa a trabajar cuatro días completamente solo, a preparar los actos administrativos. Yo invito a la academia a que los estudie y me haga las críticas a la luz del derecho”, agregó.
Sobre si Murillo sabía que entregaría el contrato a Thomas Greg & Sons, Salazar aseguró que “no, de la decisión mía no. No se enteró absolutamente nadie. Él (Murillo) lo que me dijo sobre el tema es que tenía el propósito de proponerle al señor presidente Gustavo Petro que conciliaran y resolvieran los problemas”.
“Entonces, ahí me formé la idea de que no habría ninguna solución, de que a mí me iban a retirar del cargo, iban a quedar los problemas y que yo quedaría en la historia como el viejito que dejó a Colombia sin pasaportes”, respondió.
Cuando se le preguntó sobre si Murillo podría asumir el cargo como nuevo canciller de Colombia, o si el canciller Álvaro Leyva continuará en su cargo, sostuvo, respecto a Murillo que “noté que el embajador Gilberto Murillo llegó al Ministerio a quedarse. (…) Yo vi ese propósito cuando empezaron a buscar a las personas más cercanas a Álvaro Leyva para pedirles las renuncias”.
Salazar también contó que se conoce con Álvaro Leyva desde 1978, “desde la campaña del presidente Betancourt. He estado prestándole asesorías en algunos temas. Somos amigos”. Y que luego de conocerse la noticia, y de que el presidente lo llamara traidor, habló con el canciller, “el doctor Leyva me dijo: ‘Se supone que usted es el secretario general que yo designé. Debió haberme dicho antes’. Y yo le respondí: ‘No le dije antes porque el problema se me seguía volviendo insoluble’. Tenía la obligación, el deber de resolverlo. Eso hice. Por eso, mejor me encerré en casa a trabajar cuatro días, a estudiar con el conocimiento jurídico que tengo y tomé las decisiones”.
Por otro lado, Salazar manifestó que en ningún momento fue presionado o persuadido de tomar esta decisión por la empresa Thomas Greg & Sons. “De ninguna manera. Tampoco lo permitiría”, dijo a Semana.
El exfuncionario informó que todo el proceso de licitación y contratación lo hizo con acompañamiento de la Procuraduría, “es la obligación mía, se produce un documento, la Procuraduría debe y puede conocerlo. Yo, desde un comienzo, cuando inició la licitación que adelanté, comuniqué a los órganos de control y ellos hicieron el acompañamiento a todo el proceso. Estuvieron presentes”, concluyó.