Gracias a su ‘gran acuerdo nacional’, Gustavo Petro logró sumar respaldos de la mayoría de los partidos políticos del país, lo que le implica que, al menos en sus primeros días, no tendrá una oposición férrea y organizada, como les ocurrió a sus antecesores Iván Duque y Juan Manuel Santos.
El nuevo Mandatario llega a la Casa de Nariño con las banderas de la izquierda, por lo que sus detractores naturales son quienes están en el otro espectro ideológico. Y, pese a que la derecha colombiana atraviesa uno de sus momentos más complejos, el expresidente Álvaro Uribe, líder natural del Centro Democrático, ya confirmó que estará en la orilla opuesta en calidad de veedor “razonable” del nuevo Ejecutivo.
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“Uribe está en un momento muy difícil por su situación jurídica, al punto que tuvo una reunión con Petro para llegar a acuerdos básicos. El hecho de tener que enfrentar el proceso con la Fiscalía lo tiene bloqueado para hacer política y lo saca del abanico de opositores fuertes”, dice el politólogo y profesor de Ciencia Política de la Universidad Javeriana, Andrés Dávila Ladrón de Guevara.
Por eso ahora, dice, las figuras visibles del uribismo son las senadoras María Fernanda Cabal y Paloma Valencia. “Ambas tienen grandes virtudes y con capacidad de aglutinar, pero se enfrentan a un problema de machismo que no es fácil de superar”.
Justo ellas y su colega Paola Holguín fueron elegidas para hacerle la réplica al discurso de posesión de Petro.
“Sin duda el Centro Democrático va a tener posiciones muy fuertes frente al nuevo Gobierno, pero al mismo tiempo tiene un problema y es que cuando uno presta atención a lo que dice María Fernanda Cabal sobre la realidad nacional, no siempre parece conectada con lo que está ocurriendo”, reflexiona el docente.
Una idea similar tiene el analista político y docente universitario Gabriel Cifuentes: “Que la vocería de la oposición esté en cabeza de María Fernanda Cabal dice mucho de la orfandad de liderazgos en la derecha. Deberían buscar una voz más sensata y de altura, y no simplemente una que genere controversias”.
Y añade que todavía no es claro qué tanto pueden agrupar Cabal, Valencia, Holguín y Miguel Uribe, quien fue la cabeza de lista al Senado por el uribismo, a los electores de derecha que en las presidenciales decidieron respaldar a Rodolfo Hernández.
“El fenómeno del antipetrismo es interesante, pues hay políticos como Jorge Enrique Robledo y opinadores como Héctor Abad Faciolince que no son de derecha, pero que critican con mucha fuerza a Petro. Por eso queda por ver qué tanto podrán agrupar los miembros del Centro Democrático a esa diversidad que hay en esos 10,5 millones de votos que fueron para el ingeniero”, dice.
A su vez, el senador del CD Miguel Uribe ya se enfrentó a Petro en la arena política cuando
fue concejal mientras el hoy presidente era alcalde de Bogotá.
Pero la derecha tiene otros nombres que servirán de contrapeso al Pacto Histórico. Uno de ellos es el de Miguel Polo Polo, quien ocupa la curul de las negritudes en la Cámara. Su origen está en las redes sociales, en donde ejerció activismo en favor de causas como el porte legal de armas y el aumento de sanciones para quienes participen de protestas violentas.
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La senadora Cabal lo ha apadrinado y su influencia en la comunidad digital es innegable, al punto que sus declaraciones suelen volverse virales.
Por los lados de Cambio Radical, el senador David Luna dijo que estará vigilante de las políticas de la nueva Administración, pero sin hacer daño, en tanto que el vallecaucano Carlos Fernando Motoa se ha mostrado muy crítico con el líder del Pacto Histórico.
Y los analistas no desconocen tampoco al excandidato presidencial Federico Gutiérrez, quien ha asegurado que hará “control ciudadano serio, responsable y con independencia”, ni tampoco a Sergio Fajardo, quien, tras quedarse resagado en la lucha por llegar a la Casa de Nariño, le está hablando duro a Petro en materia de lucha contra la corrupción.