“Creo entender qué le pasa a la mente de Armando Benedetti, acepto sus disculpas, pero debe explicar sus palabras ante la Fiscalía y el país”.
La anterior fue parte de la respuesta – en Twitter – del presidente Gustavo Petro, a los explosivos audios revelados por la revista Semana, en los que el exembajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, en un tono airado y con palabras fuertes, da a entender que hubo irregularidades en la financiación de la campaña presidencial del hoy mandatario.
“Nos caemos todos, hijueputa”, dijo furioso Benedetti, y agregó que, gracias a su ‘gestión’, Gustavo Petro ganó las elecciones.
En medio del escándalo, hasta el cuestionado alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, cuestionó la salud mental del exembajador de Colombia en Venezuela. “Es un loquito”, dijo. Y agregó: “responde de manera tóxica a acusaciones que le plantean. Yo no lideraría los grandes problemas de un país a partir de lo que señala un loquito”.
Pero: ¿qué dicen los expertos sobre el perfil psicológico de Armando Benedetti? Mara Tamayo es psicóloga y ha seguido atentamente el escándalo que ha sido incluso comparado con el proceso 8000.
“Por sus apariciones públicas y los audios conocidos, diría que Armando Benedetti es una persona con un nivel de agresividad muy alto y una tolerancia a la frustración muy baja. Detrás de toda esa agresividad que evidencia en la manera en que se expresa hay un miedo enorme resguardado”, comenta Mara.
La psicóloga agrega que Benedetti tiene rasgos de bipolaridad. “A veces hace apariciones y publicaciones en el que está muy efusivo, luego insulta, enseguida pide disculpas. Es una persona que psicológicamente no está bien. Tiene un desorden emocional bastante severo. También se evidencia que no tiene autocontrol, no mide las consecuencias de sus actos, y actúa por impulsos, de manera visceral, como se evidencia en los audios”.
Y complementa: “Y cuando se tiene poder, como es su caso, es peligroso: se puede extralimitar. Además, es evidente que tiene un ego engrandecido, muy mal gestionado. Benedetti no se controla a sí mismo, luego no admite controles externos, normas. Y al consumir licor o sustancias psicoactivas se desinhibe más, por lo que esa falta de control profundiza”.
Precisamente, otra de las polémicas que ha desatado Benedetti tiene que ver con sus viajes a Estados Unidos mientras era embajador en Venezuela, sin solicitar los correspondientes permisos a la Cancillería.
Un experto en neurociencias que pidió la reserva de su identidad considera, sin embargo, que no es posible hacer un perfil psicológico de Benedetti con base en los escándalos recientes y sus apariciones públicas. Habría que tener mucha más información para hacer un perfil psicológico riguroso, explica.
“Lo que sí puedo decir es que hay que desmontar la idea de que la reactividad de Armando Benedetti, su verborragia procaz, tiene como origen haber esperado tres horas al presidente Petro en la Casa de Nariño o su exjefe de Gabinete, Laura Sarabia. En psicoterapia existe lo que llamamos ‘momentos gatillo’. Es la gota que rebosó la copa, el ‘florero de Llorente’. No podemos decir entonces que los criollos se rebotaron por un florero, el florero fue el pretexto. En el caso de Benedetti, las tres horas de espera fueron el pretexto que le permitió desfogar toda una serie de frustraciones que tenía reprimidas por mucho tiempo con Petro y Sarabia. Esa larga espera fue el efecto gatillo, el elemento detonador de un cuadro represivo y elemento detonador de la expresión de su frustración”.
A propósito, Petro escribió en su cuenta de Twitter: “de los audios y entrevistas de Armando Benedetti extraigo dos conclusiones; Laura (Sarabia) ha recibido una presión enorme que desconocía. Debe haber sufrido y sufre mucho; se equivoca Benedetti al pensar que Laura configuraba el gabinete, siempre lo hice y lo hago yo”.
Óscar Díaz es psiquiatra forense. Hizo parte del equipo de investigadores que dio con el asesino serial de niños, Luis Alfredo Garavito. Para Díaz, más allá de los rasgos de la personalidad de Armando Benedetti, lo que se concluye del escándalo es que se está ante un nuevo caso de “usted no sabe quién soy yo”.
Es decir: una persona que se siente importante – Benedetti – considera que debe ser atendida de forma inmediata Y como no ocurrió, se reacciona con violencia. Pero hay un detalle más.
“Acordémonos lo que Benedetti ha dado a entender: ‘yo te ayudé en campaña (a Petro), y por lo tanto merezco atención. Por mí es que estás allí'. Lo que está diciendo Armando Benedetti en el fondo es que de alguna manera él tiene un poder, y lo puede usar. Eso es lo que estamos viendo”.