Por: Laura Barona, reportera de El País.
Una baja representación femenina en los cargos de elección popular dejaron como resultado las recientes elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles en todo el país.
En efecto, a pesar de que muchas mujeres se inscribieron como candidatas a los principales cargos en municipios y departamentos, pocas triunfaron en las urnas.
De hecho, la directora de la Escuela de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Buenaventura, Sara Moreno, indicó que solo hubo un incremento del 2 % con respecto a los resultados que ellas alcanzaron en los comicios territoriales del 2019. Y agregó que la brecha de participación política entre hombres y mujeres “aún es enorme”.
De igual forma, explicó que en los comicios del pasado 29 de octubre las candidatas solo representaron el 39 % de las aspiraciones en toda Colombia y enfatizó en que hay un largo camino por recorrer desde que se aspira a un cargo político hasta que finalmente es elegida.
A su vez, Ana Erazo, quien repetirá curul en el Concejo de Cali, resaltó que “muchas más decidieron ser candidatas y hasta decidieron plantear la discusión sobre una alcaldesa en la ciudad”, pero aún “se necesitan más garantías para las mujeres. Por ese motivo, el balance sigue siendo negativo”.
Alexandra Hernández, quien también regresará al Cabildo local, afirmó que, aunque sí se están ganando más espacios en la política, se debe seguir ampliando “el paso hacia ganarnos las mayorías o por lo menos la mitad de los escaños en las corporaciones públicas, que es donde tenemos la falencia”.
Para Sara Moreno, la baja participación femenina en la última contienda electoral tiene que ver con que algunos partidos políticos tradicionales las incluyen en sus listas solo porque la ley los obliga a hacerlo, pero no porque haya la intención de incentivar el que resulten electas.
Pero reconoce que cada vez más ellas se empoderan “y entienden que romper los paradigmas y superar las barreras de lugares que tradicionalmente han sido para los hombres implica que también podemos ser protagonistas”.
Además, sostiene que “las mujeres son instrumentalizadas en la política desde muchos escenarios, porque son las que recogen la información, las que recorren los barrios, las que hacen actividades y no necesariamente son las que ponen a la cabeza de los procesos políticos”.
Sin embargo, aclaró que hay otras colectividades que “decidieron construir la transversalización de la perspectiva de género con protocolos de prevención de violencia en contra de las mujeres”.
Así les fue
El pasado 29 de octubre, seis mujeres se hicieron a gobernaciones en el país, incluida Dilian Francisca Toro en el Valle del Cauca, mientras que la única ciudad capital que tendrá una cabeza femenina dirigiéndola será Ibagué, donde se eligió a Johana Aranda.
Aun así, fueron elegidas 146 alcaldesas a nivel nacional, pero los vallecaucanos solo escogieron nueve mandatarias locales (Buenaventura, Buga, Caicedonia, Candelaria, Dagua, Guacarí, Jamundí, Riofrío y Versalles), lo cual no marca una diferencia mayor respecto a los comicios del 2019, cuando hubo siete alcaldesas en el departamento.
En cuanto a la próxima Asamblea del Valle del Cauca, esta contará solo con cuatro mujeres frente a siete que terminarán su periodo el próximo 31 de diciembre.
Y en el nuevo Cabildo caleño habrá un total de seis concejalas, cifra casi similar a la de hace cuatro años, cuando siete resultaron electas.
En opinión de Sara Moreno, todas las entrantes gobernadoras “pertenecen a partidos tradicionales, es decir, han sido impulsadas por una maquinara muy fuerte”, lo cual “les genera unas garantías que no tendrían si lo hicieran por fuera de una estructura” y añade que por la misma razón “no representan una política distinta en Colombia”.
Para ella, el género no es un determinante en las elecciones, puesto que “si la gente busca una alternativa distinta, no necesariamente por el hecho de ser mujer va a encontrarla, sino que hay otras cualidades que deben tener” para aspirar a ocupar un cargo de elección popular.
Y enfatizó en que “no todas las que participan en política lo hacen para representar las preocupaciones del género”.
Violencia, una barrera
“Las violencias políticas siguen latentes en la participación política de las mujeres”, aseguró la cabildante Erazo acerca de lo que se vivió durante la reciente campaña electoral.
De igual forma, la directora de la Escuela de Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Buenaventura señaló que la principal barrera en el camino de una mujer que aspira a un cargo político es la violencia que hay “contra ella en razón de su género”.
“A las mujeres que están en un cargo de elección popular las descalifican diciendo que son locas, histéricas o incapaces de manejar el país, la ciudad o la cartera que tienen a cargo”, indicó.
Este tipo de violencia, según la analista, se puede dividir en psicológica, física y hasta sexual, razón suficiente para que muchas no se sientan motivadas a desempeñar oficios políticos o a participar en cargos de elección popular.
Y algunas que deciden hacerlo, “prefieren no repetir, porque no están dispuestas a asumir ese tipo de violencia”, lo que se convierte en un factor intimidante a la hora de asumir dichos roles.