Son muchos los retos que tiene Colombia en medio de la reactivación económica tras los estragos causados por la pandemia del Covid-19, que no solo golpeó los indicadores económicos más importantes, sino también la competitividad del país.
Así se desprende del Índice de Competitividad Departamental que presentó el Consejo Privado de Competitividad (CPC) esta semana, donde se observa claramente que el coronavirus provocó un impacto en todos los sectores productivos.
La presidenta del CPC, Rosario Córdoba, habló sobre los resultados que dejó el índice de competitividad y los retos que tendrá el país.
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¿Qué conclusión deja el informe de competitividad departamental?
Esta es la octava entrega del Índice Departamental de Competitividad, que empezamos a hacer en 2013, teniendo como base el Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial. Si nosotros queremos mejorar la competitividad, es indispensable entender qué pasa a nivel local, a nivel de las ciudades y a nivel de los departamentos.
Algo que en esta oportunidad es bien importante y queremos resaltar en el informe son las diferencias tan marcadas que hay entre los diferentes departamentos, por lo tanto no hay una receta única, se deben entender las diferencias para que las autoridades y las personas entiendan en qué estado están y cuáles deberían ser las decisiones de política pública que se adopten para mejorar los indicadores.
¿Esas brechas tan marcadas que usted menciona tienen que ver con todo lo que ha desnudado la pandemia del Covid-19?
En efecto, tanto a nivel internacional como en Colombia sí hay un impacto muy importante de la competitividad sobre la resiliencia particular de las regiones y los países para poder atender una crisis como la actual.
Desafortunadamente, solo tenemos seis variables del año 2020 que permiten hacer ese análisis puramente del Covid-19, pero de todas maneras digamos que con esas variables uno sí ve las brechas tan grandes que existen entre los departamentos.
Hay unas brechas enormes entre el departamento más competitivo y el departamento menos competitivo, en aspectos como adopción de TIC, el acceso a internet, a banda ancha; así como lo que tiene que ver con camas de servicios especializados, el desempleo, el propio ecosistema de innovación, que vienen de tiempo atrás, pero claramente la pandemia hizo que se resaltaran mucho más.
¿Por qué estas diferencias tan marcadas entre un departamento y otro?
Si uno quisiera entender una región frente a la otra tendría que entrar a mirar detalladamente cada uno de los indicadores, pero diría que el determinante fundamental son las instituciones, si estas no son sólidas, es difícil que otros factores se puedan hacer de manera adecuada, se necesitan competencias y calidad de las instituciones.
Otras condiciones que determinan las brechas enormes tienen que ver con todo lo que está relacionado con la infraestructura y la capacidad de la conectividad; qué tanto está haciendo cada departamento para preparar a la gente en esas competencias digitales también es determinante para mejorar.
¿Cómo enfrentar esta problemática para reducir esas brechas?
Digamos que hay una relación total entre la competitividad y la calidad de vida, entonces desde el comienzo hay unos departamentos que han sido muy juiciosos entendiendo el índice y trabajando en cada uno de los aspectos en los cuales no están bien. Ejemplo de eso es Santander, que es un departamento que ha ido evolucionando. Otros ejemplos maravillosos son Risaralda, Caldas, Valle del Cauca. Lo bueno es que el 70 % de estos lo han utilizado para formular sus metas en los planes de desarrollo y uno sí ve un progreso impresionante.
Por eso es importante destacar cada uno de los aspectos de las mejores prácticas para que sirvan de guía para los otros departamentos y puedan mejorar en cada uno de los pilares de la competitividad departamental.
¿Qué se está haciendo bien en los departamentos para mejorar?
Lo que uno ve es que hay unos departamentos que tienen programas especiales para mejorar en un aspecto particular y lo logran, hay departamentos que lo están haciendo bien, porque han empezado a trabajar conjuntamente la academia, el sector privado y el sector público para mejorar la calidad de las instituciones.
Sí es posible mejorar en todos los aspectos cuando se lo proponen y los que no hacen la tarea, pues no mejoran.
¿Cuáles son los principales retos que tiene el país para avanzar en materia de competitividad?
Nuestros grandes retos están en la calidad de instituciones, allí está todo lo que tiene que ver con justicia, seguridad, corrupción, confianza en el Estado; una cantidad de variables que determinan la institucionalidad y nosotros como país tenemos camino por andar.
Tenemos también baja calificación en lo que tiene que ver con adopción de las TIC. Si bien Bogotá está mucho mejor que Vichada, obviamente a nivel de país hay que trabajar muchísimo en lo que es acceso a banda ancha y en capacitar la gente para que verdaderamente pueda hacer parte de este mundo digita.
En educación hay muchísimo trabajo por hacer, en que las competencias que se están enseñando sean lo que verdaderamente se requiere, que haya una conexión del mercado laboral y lo que están enseñando en las instituciones de educación superior; y en el mercado laboral, claramente la pandemia demostró nuestra enorme debilidad, donde la altísima informalidad que lo caracteriza ha llevado a una reducción de los ingresos de los informales y a un aumento de la pobreza.
Por último, diría que también estamos muy mal en todo lo que tiene que ver con el ecosistema de innovación, por eso, cuando uno suma todo esto, que son los determinantes más importantes de la competitividad y de la productividad, nos damos cuenta de que claramente hay que trabajar, porque con la pandemia sí perdimos competitividad y productividad y lo que hay que hacer es mejorar nuestros determinantes para que podamos recuperar lo perdido y seguir avanzando.
“Invertir en el mundo digital, en banda ancha, es clave para seguir avanzando hacia un país mucho más competitivo, eficiente y productivo. Sin duda, hay otros frentes que requieren más atención”, Rosario córdoba, presidenta del Consejo Privado de Competitividad.
El mercado laboral fue golpeado en medio de la pandemia. ¿Como hacer para mejorar en este aspecto?
Ahí está el tema más crítico y el que más se notó con la pandemia. ¿Qué nos falta? Primero, tenemos una normatividad que es del año 1950 y estamos en el año 2021, es decir, han pasado 70 años, entonces hay que adecuar esa normatividad a las condiciones actuales.
Segundo, tenemos una legislación que, adicionalmente, es poco flexible, es muy costoso contratar, muy costoso despedir, entonces muchas veces las empresas optan por no meterse en el mundo formal porque supera sus costos. También tenemos impuestos a la nómina, que son muy costosos. Es una cantidad de factores que hacen que tengamos un mercado laboral que no está funcionando bien y que verdaderamente hay que pararle bolas, porque uno no puede tener un mercado laboral con una tasa de desempleo de más de 15,3 %, pero adicionalmente un 70 % de informalidad.
¿Se necesitan las reformas estructurales de las que se ha venido hablando frente al tema?
Sí. Colombia tiene un mercado laboral informal en casi un 70 %, eso quiere decir que esas personas no cotizan a pensión, por lo tanto, si no corregimos, vamos a seguir en una situación en donde solamente uno de cada cuatro colombianos en edad de pensionarse lo puede hacer, por eso son necesarias si uno quiere tener una cobertura para la vejez en mayor proporción.
¿Cree que hay espacio para una reforma laboral este año, teniendo en cuenta que el Gobierno Nacional ya anunció una nueva reforma tributaria?
La reforma tributaria la va a hacer y deberían hacer las tres, porque están relacionadas. En el sistema pensional hay una distorsión que termina afectando el sistema tributario y, adicionalmente, está conectado con lo que pasa en el mercado laboral.
Cuando uno mira en términos fiscales, en las pensiones hay un gran gasto, pero solamente el 20 % o 25 % de las personas en este país se pueden pensionar, o sea que hay una plata que se está utilizando, además, en las personas que tienen mayores ingresos.
¿Cuáles son los principales elementos que debería llevar una reforma laboral?
Tenemos que empezar por el tema de la flexibilización, abrir la posibilidad de que se puedan contratar a las personas por horas y cotizar por horas, para que haya una mayor generación de empleo, eso es como lo principal. También, reevaluar los costos de contratación y despido. Lo otro sobre lo cual se ha insistido, y tiene un impacto muy positivo, es reducir los sobrecostos a la nómina, que hacen que la gente no contrate de manera formal.
¿Cómo hacer para que esa flexibilización no llegue a precarizar el empleo?
Muchas veces se cree que por tener esas condiciones estás defendiendo al trabajador, pero si la cifra dice que el 70 % son informales, pues no los estás defendiendo, solamente una porción muy pequeña del mercado laboral se rige por esas normas, de resto, tanta rigidez en las normas lo que hace es sacar al resto de la gente de esa formalidad e ir en detrimento de esas mismas personas.
¿A qué se le debe apostar en medio de la reactivación de la economía?
Nosotros, desde el Consejo Privado de Competitividad, hicimos un trabajo muy completo para mirar esos elementos que nos podían llevar a una reactivación con generación de empleo y productividad.
Es muy importante que se hagan proyectos de infraestructura, es vital porque genera empleo, conectividad, crecimiento. Invertir en infraestructura es ganador, hay que invertir en infraestructura de carreteras, de energía eléctrica y en lo que tiene que ver con vivienda.
Nuestra región
El Valle ocupó el tercer lugar en el Índice Departamental de Competitividad, que desde hace ocho años elaboran la Universidad del Rosario y el Consejo Privado de Competitividad.
En el top cinco están Bogotá, Antioquia, Valle, Santander y Risaralda.
El índice de este año muestra un aumento en las brechas entre los departamentos más y menos competitivos del país, además de que los primeros tuvieron mejores resultados en la forma como afrontaron la pandemia del Covid-19 y la velocidad como esta enfermedad se propagó.
El Indice de Competitividad evalúa cuatro factores: condiciones habilitantes (instituciones, infraestructura, etc.); capital humano (salud, educación, formación para el trabajo); eficiencia en los mercados (mercado laboral, sistema financiero) y ecosistema innovador.