Por Colprensa
La forma cómo Martha Lucía Zamora salió de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado llamó la atención sobre cómo está manejando el Gobierno Petro la equidad y el respeto de las mujeres en los cargos de poder.
Como se sabe, la exfiscal renunció tras conocerse que el canciller Álvaro Leyva la gritó en la Casa de Nariño, en presencia de testigos, por la posición que ella asumió frente al lío desatado con la licitación de los pasaportes.
El Ministro de Relaciones Exteriores negó esa versión y el presidente Gustavo Petro desmentió las versiones mediáticas que revelaron el maltrato verbal hacia Zamora.
Según esas versiones, Leyva le habría espetado el argumento de “no cuidar al Presidente”, exclamándole, además: “Ya usted ha oído lo que piensa Petro de los pasaportes”.
“Notifíqueme en la tumba”, también le habría gritado el Ministro a la recomendación hecha por Zamora de conciliar la demanda millonaria de la compañía Thomas Greg & Sons, única oferente que ganó la licitación para hacer los pasaportes de los colombianos y que el Ejecutivo desestimó, aduciendo la necesidad de que se presentarán nuevos proponentes.
Los gritos del responsable de las Relaciones Exteriores y la posterior salida de Zamora del cargo indignaron a colectivos feministas y desataron una lluvia de críticas hacia el Gobierno, pero la única respuesta fue la que dio el Mandatario en la red social X: “No hubo gritos del Canciller, ni permito que una institución pública se utilice para defender intereses privados”.
¿Otros casos?
De acuerdo con algunas denuncias, el caso de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado se suma a otros hechos que distancian al actual Gobierno de la igualdad de género que se prometió en campaña.
Por la puerta de atrás salió igualmente Laura Gil, entonces viceministra de Asuntos Multilaterales de la Cancillería, quien lideraba la construcción de una política exterior feminista.
Y en su momento las ministras de Agricultura, Cecilia López Montaño, y de Deportes, María Isabel Urrutia, se enteraron por terceras personas que ya no hacían parte del gabinete.
A esas quejas se suma que esta semana la vicepresidenta y ministra de Igualdad, Francia Márquez, no acudió al debate de control político que se citó en el Congreso ante el aumento de los hechos de violencia basados en género en Colombia, por lo que el mismo debió ser aplazado.
“No se trata de repartir cargos”
Para Angie Katherine González, consultora y docente investigadora de la Universidad Externado, lo que existe actualmente en la dirigencia nacional es “una incoherencia total” y argumenta que la política exterior feminista es, por supuesto, un componente innovador, “pero es en el día a día y en las cuestiones más mínimas que se nota la incoherencia”.
“En el país se están llenando espacios para llegar a la paridad, pero en el día a día la realidad es diferente. En los pocos puestos en donde se ve a mujeres, se ha hecho lo posible por desprestigiarlas, de manera más dura que a sus colegas varones”, señala.
Y precisa que la cuestión no descansa solo sobre el Canciller ni sobre el actual Gobierno Nacional en general, sino que es un problema global y estructural del modelo político.
La docente recuerda que la organización ONU Mujeres publica cada año un informe sobre la participación política de ellas en el mundo y que, a grandes rasgos, los datos indican que faltarían 130 años para alcanzar la igualdad de género en cargos políticos.
“En estos escenarios los temas simbólicos sí son muy importantes”, dice y añade: “Para que más niñas quieran aspirar a cargos públicos necesitan modelos a seguir. Por eso es tan importante el referente de la vicepresidenta Francia Márquez. Pero también es cierto que el Gobierno debe respaldar decisiones técnicas y consensuadas. Para eso el Presidente debe salir de Twitter y mostrarse como un jefe de Estado”.
González plantea igualmente que el problema de la igualdad de género “no se soluciona utilizando a las mujeres para llenar un cargo”, sino respaldándolas mediante la creación de políticas que incentiven su participación, considerándolas para la toma de decisiones, motivando el nacimiento de nuevos liderazgos y, sobre todo, dándoles credibilidad y no destruyéndola.
“Una de las propuestas claras del Pacto Histórico era lograr una mayor equidad y participación de las mujeres. Y aunque en cuatro años no se pueden desmontar las estructuras patriarcales, la lista al Congreso, por ejemplo, fue paritaria. Al inicio los ministerios fueron paritarios y se creó el Ministerio de la Igualdad, pero las expectativas altas se han ido desinflando”, dice, a su vez, Carolina Galindo, profesora de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario.
Y añade: “Una cosa es repartir cargos y otra muy diferente es un cambio cultural que tienda al reconocimiento de la opinión y al trabajo de las mujeres”.
Y la misma docente igualmente pregunta: ¿Qué hacer para avanzar en el camino hacia la erradicación de los estereotipos de género? y señala que la respuesta está en comprender el camino en tres dimensiones: Entender qué está mal, para corregirlo; tener un sentido de autocrítica y darle al asunto un carácter “restaurativo”, que no tema llegar a la sanción.
Lo que la politóloga señala es que si un hecho como el de Zamora “no tiene consecuencias políticas”, tampoco contribuirá al cambio cultural que se necesita: “El cambio cultural demora muchos años, pero no quiere decir que no se pueda hacer”.
Por lo pronto, las luces sobre lo ocurrido se encendieron en la Procuraduría General de la Nación, que anunció la apertura de una indagación disciplinaria contra funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, quienes aún están por determinarse.
“El Ministerio Público validará si hubo algún tipo de recriminación por su intervención (la de Zamora) en el proceso de licitación de pasaportes y entrevistará a los posibles testigos del maltrato del que pudo haber sido víctima y por el que decidió presentar su renuncia al cargo”, se advirtió en un comunicado de prensa.