Aunque pereciera novata para estar al frente de uno de los partidos más viejos del país y que siempre había sido liderado por hombres, Nadia Blel es clara en decir lo que está pasando en Colombia y quién, para ella, es el verdadero responsable.
Desde hace menos de dos meses sucedió en la presidencia del Partido Conservador a un peso pesado de la política colombiana, Efraín Cepeda, quien preside ahora el Congreso de la República y está enfrentado con el jefe del Estado.
Blel, de familia política en Bolívar, dice que no le caminará a la reforma tributaria, que el Presupuesto de la Nación está desfinanciado, que el presidente Petro se equivoca al pretender hablar de un golpe de Estado y que él no debe buscar sus enemigos por fuera sino en su propio Gobierno.
Ustedes fueron el primer partido en decir que no van a votar a ojo cerrado la reforma tributara, ¿Por qué?
Primero que todo, este no es el momento de presentar una reforma tributaria, cuando tenemos un presupuesto desfinanciado, cuando lastimosamente las entidades del Gobierno Nacional no han ejecutado los recursos que tienen asignados de manera eficiente y, por último, cuando el país no tiene un plan de reactivación económica claro, donde tengamos un norte y donde se vislumbre un mejoramiento de la economía.
Esa presión de la que habla, ¿hasta dónde cree usted que el Gobierno la llevará?
Hoy en día hay muchas necesidades en las regiones. Por ejemplo, en la Costa Caribe hay muchas dificultades en los territorios y se está utilizando la falta de recursos precisamente para presionar al Congreso, diciendo que no va a haber inversión en los territorios, en programas importantes como vivienda y salud; hemos escuchado que la Costa Caribe no tendría los recursos para solucionar el tema de las tarifas de energía. Por eso, para nosotros esto es un mecanismo de presión para que el Congreso acompañe ese presupuesto inflado que hoy en día ellos tienen.
Se está jugando con las necesidades de las regiones, con la ilusión que hoy hay en las regiones y con la falta de recursos que lastimosamente no se han visto y la poca inversión que se ha visto en nuestras regiones, porque las entidades del Gobierno no están ejecutando el presupuesto. Sobre todo, nuestro llamado de atención al Gobierno es que le pedimos que sea coherente y que también sea razonable, porque hablan de que se van a quedar programas importantes de inversión sin recursos, pero en el presupuesto que presentan vemos cómo se recortan muchos programas de inversión, pero en temas de funcionamiento, de burocracia, sí están bastante elevados. Entonces, ahí es donde uno no ve la coherencia del Gobierno ni la razonabilidad tampoco.
¿Es equivocado decir que no sirvió el ejercicio que comenzó a hacer el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, de sentarse a hablar con los diferentes partidos para concertar la agenda legislativa?
Una cosa es hablar y otra cosa muy distinta es concertar. Para que un ejercicio de ese tipo sea exitoso, es importante que las posturas de los diferentes partidos, las propuestas, las recomendaciones, se tengan en cuenta. Desde hace varios días, no solamente el Partido Conservador sino varios partidos se han manifestado frente al tema del presupuesto, a que está de financiado y a que en realidad lo que necesitamos es un plan de Gobierno y nada de eso ha sido escuchado. Entonces, es muy difícil llegar un gran acuerdo nacional, cuando las propuestas y las posiciones de los partidos no son tenidas en cuenta.
¿Qué futuro le ve a la reforma a la salud que acaba de radicar el Ministro de Salud?
Lo que más me duele ahora mismo es que el sistema de salud, pero sobre todo los pacientes colombianos, los usuarios del sistema, no ven un norte claro, sobre todo que hoy en día el sistema de salud tiene grandes problemas. Si el Gobierno tuviera la mayor disposición de solucionarlo, lo podría hacer sin necesidad de una reforma. Hoy en día la UPC está desfinanciada y eso depende de un Gobierno que esté dispuesto a solucionar el problema.
Hoy en día nuestros prestadores tienen una deuda grandísima, EPS liquidadas que algún momento estuvieron intervenidas y no hay todavía una directriz por parte del Gobierno para que esas empresas prestadoras, que son en últimas quienes nos prestan el servicio de salud a los colombianos, cuenten con los recursos o tengan un alivio para seguir prestando su servicio; por lo tanto, considero que lo que más nos duele es la falta de voluntad del Gobierno Nacional para garantizar que la salud sí se pueda prestar con calidad en todos los territorios del país.
¿Hacen daño las afirmaciones del presidente Petro de querer reconocer fallos relacionados con su campaña presidencial?
Lo más importante en una democracia es respetar la autonomía y la independencia de los poderes. Si no existe por parte de una de las ramas del Poder Público la suficiente madurez y la responsabilidad para respetar esas posturas, no estaríamos en un país democrático y eso nos tiene que alarmar como colombianos.
¿Nos estamos moviendo hacia un golpe de Estado, como lo ha venido denunciando él?
Yo pienso que no, lo que se ha venido dando es precisamente el ejercicio claro de las funciones de cada una de las ramas del poder público, en un país donde todavía hay independencia y autonomía y nosotros, como colombianos, tenemos que valorar eso, porque el Congreso no es notario del Gobierno y la Rama Judicial tampoco trabaja al servicio del Gobierno, trabajamos cada uno al servicio de los colombianos.
Con la ley de jurisdicción agraria, ¿cree que se le abre paso a la expropiación de tierras en el país?
Nosotros estamos haciendo un estudio minucioso del proyecto. Creo que lo más importante es que esa agenda que planteó el Gobierno es bastante ambiciosa, son casi ocho proyectos, y lo que más nos llama la atención es que muchos de esos proyectos requieren el acompañamiento del Ministerio de Hacienda y el ministro Ricardo Bonilla es el gran ausente en estos temas.
¿Con la demora en la radicación de los proyectos es inminente el ‘pupitreo’ en diciembre?
El enemigo del Gobierno no es el tiempo, son ellos mismos, es un Gobierno que no ha cumplido sus promesas, no ha sido coherente ni razonable y ha jugado con los sentimientos de los colombianos. La mayor amenaza son ellos mismos. Por eso las iniciativas no tienen acogida en un Congreso, que está trabajado en favor de los colombianos.