Enrique Gómez es un abogado bogotano de 53 años y sobrino del inmolado dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado. Tras tres décadas de experiencia en litigio y asesoría corporativa en derecho, decidió recoger las banderas del Movimiento de Salvación Nacional y aparecer en el tarjetón con el que los colombianos votarán el próximo 29 de mayo en la primera ronda de las presidenciales.

¿Por qué usted debe ser el Presidente de Colombia?

Porque traemos una política de propuestas, de ideas y no pertenecemos a ninguna de las estructuras de poder que están liderando las encuestas, porque en una hay un cambio, pero ligado a malas prácticas, a unos compromisos ideológicos y a una clase política de lo más oscurito que se ha dado en los últimos 20 o 30 años. Y en el otro está, diría yo, el Dream Team de los intereses especiales: partidos políticos tradicionales, grupos económicos, grupos de presión y un empresariado y una clase media y alta en pánico, porque su desprecio de la política durante tantas décadas le ha dado oxígeno real a la opción de cambio que representa Petro.

Usted ha dicho que es el verdadero cambio, ¿por qué?

Porque no tenemos compromiso con la clase política ni con los grupos empresariales ni con los grupos mediáticos ni tenemos ‘rabo de paja’. Temas como la reforma integral de la justicia, el retorno de la ética y la moral a la política y una agenda para cambiar de manera radical un sistema laboral que promueve el privilegio en perjuicio de la gran masa desempleada que hoy vive del rebusque y que no sabe de salarios mínimos ni de prestaciones sociales, son nuestros.

Hemos hecho la política con la mayor seriedad que podemos, con una organización muy pequeñita, sin recibir financiación estatal, y el impacto ha sido sorprendente, porque la gente escucha ideas diferentes y seriedad en las propuestas y a la política le hace falta abordar los problemas de manera transparente y real...

Por eso debemos estar el 29: por la novedad, la coherencia ideológica, una visión alterna a la de Petro. Federico tiene sus atributos, es un buen comunicador, pero no tiene una visión. Nosotros sí y lo que necesita el debate es el contraste de visiones.


Aquí se impuso la ética de no polaricemos y eso resultó siendo una mecánica para excluir un conjunto de ideas en derecha y darle espacio a un centro que no se compromete con nada y a una izquierda muy radical. Porque no hay que engañarse: el debate ideológico requiere los extremos, que no son malos, lo malo es el sectarismo, el populismo, esconder los problemas.



Se dice que usted es el verdadero candidato en esta campaña...


La derecha es un lugar. Yo soy un candidato auténtica y tranquilamente conservador y no necesito camuflarme ni disfrazarme ni matizarme porque hay un sistema de ideas. La gente pone a Álvaro Uribe, que es un hombre claramente liberal, él se autodefine popular, cuasi socialista, a la derecha. Entonces el lugar no es lo importante sino los sistemas de valores ideológicos.

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¿Siente que al centrar la campaña en los candidatos de los extremos se han opacado otras expresiones?

Nosotros llegamos tarde, nos costó mucho obtener reconocimiento. No solo por la falta de recursos sino porque la independencia es el peor pecado para el sistema, incomoda a todas las estructuras de poder.

Álvaro Gómez fue asesinado denunciando eso, el régimen de complicidades donde lo que importaba era que no sobresaliera la crítica, sostener un establecimiento que funciona, porque logra cositas, pero que funciona mal: el costo de corrupción y de inoperancia del Estado es enorme, entonces es una mala transacción.

Entonces, sí quedamos un poquito excluidos en un universo donde nadie quiere hablar de los problemas de verdad, donde la ética de la política es decirle al ciudadano solo lo que quiere oír y no que es más importante dar que recibir, formalizarse que quedarse en la ilegalidad, no hacer tantas leyes, sino más bien aplicarlas. De las vergüenzas que siento como demócrata, es un debate presidencial donde la justicia no ha tenido un solo foro. ¿Cómo no ver ese problema, si es donde más fracasa la sociedad?

¿De qué otros temas deberían estar hablando los candidatos?

Una sociedad sin justicia queda en manos del crimen, de los corruptos y perpetúa la violencia, que son los tres fenómenos que más afectan el desarrollo y la confianza del ciudadano en las instituciones. Es que cuando la gente se satura de la corrupción, en últimas se satura de la impunidad. Colombia es un país de rejas, donde él que tiene poco o mucho, la única salida que ve a la inseguridad es enrejarse, dónde se ven 13 mil homicidios otra vez, que nos colocan como uno de los países más inseguros del mundo. 97 % de impunidad en homicidio y el fiscal ahí, las cortes ahí y los jueces en provisionalidad ahí, y ningún candidato habla de eso.

El otro aspecto importante es el rol del Estado: este país ha sido gobernado con ideología liberal los últimos 20 años, el asistencialismo es la regla ante el fracaso de las políticas para crear empleo, hacer competitiva la economía y dar seguridad como condición de desarrollo.

Entonces, subsidios monetarios no condicionados: 27 programas vigentes, el más conocido, Familias en Acción. ¿Cuál era su objetivo? Que los padres mantuvieran a los chicos en escolaridad hasta 11 grado: 66 % de deserción en los últimos 20 años de vigencia. Familias en Acción no funciona: no hay un solo candidato pidiendo que se revise el programa.

Sumamos $60 o 70 billones en auxilios monetarios no condicionados, pero ni bajó la pobreza, ni mejoró la escolaridad, ni aumentó el empleo, ni mejoró la competitividad y esa plata no la invertimos ni en vías ni en acueductos rurales ni en distritos de riego ni en vivienda de interés social, actividades que están desfinanciadas.

Hay que decirle a la gente que la ruta de regalar el dinero no transforma y que el mejor subsidio es un buen empleo. Aquí no se necesita crear capitalismo, el rebusque es la expresión máxima del capitalismo, pero hay que traerlo a la formalidad, porque en la informalidad no prospera. En cambio, con un poco de bancarización, con crédito fomento, con formación emprendedora, sí.

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Usted ha sido crítico con el Registrador. ¿Sus argumentos?

Salvación Nacional es el único partido que ha pedido la renuncia de Alexander Vega, porque creemos en el decoro y en la ética. Él fracasó en las diez misiones de la función de divulgación, que es lo que llaman preconteo: selección de jurados, formación de jurados, diseño de los formularios, diseño de los esquemas de transmisión básica, diseño de los sistemas de consolidación en las comisiones municipales y departamentales, fracasó en la Comisión Nacional de Consolidación, porque los errores solo se conocieron al presentarse las impugnaciones, fracasó en el sistema de auditoría, en el control del contrato de Disproel, no se ha impuesto hasta hoy ni una sanción, nadie conoce qué ha dicho el interventor. Disproel es un consorcio monopólico, es el único que puede hacer elecciones en Colombia y le entregamos $1,2 billones para el ciclo electoral 2022: es un incremento del 35 % del presupuesto electoral.