“Hace dos meses se decía que la coalición no generaba emoción, que nadie competía, que parecíamos todos iguales. Ahora hay diferencias, entonces también se prenden las alarmas. Esto hace parte del debate político y van a seguir surgiendo las diferencias, lo que hay es que tratarnos con respeto, con criterio de unidad y preservando la integridad la coalición”.
Así se expresó en la mañana de ayer desde Cali el precandidato presidencial por la Coalición Centro Esperanza Juan Fernando Cristo. Sin embargo, anoche todo era incertidumbre respecto al futuro de esa alianza política, luego de que Íngrid Betancourt lanzara un ultimátum a sus compañeros.
Pasados tres días, ¿cómo analiza el choque entre Íngrid Betancourt y Alejandro Gaviria en pleno debate presidencial?
Hay que reconocer que no fue un hecho positivo para la coalición. Llevamos dos años haciendo un esfuerzo muy grande entre personas de distintos orígenes, trayectorias, sectores, para construir una opción de cambio para Colombia con liderazgo colectivo.
No es una tarea fácil y hemos consolidado acuerdos programáticos y éticos. Diría que es la única coalición de verdad de las que se van a presentar a consultas el 13 de marzo, porque una es alrededor de un caudillo y la otra es un simple mecanismo electoral de distintos partidos.
Aquí tenemos una apuesta de una visión compartida del futuro de Colombia y por eso es más difícil construir consenso. Lo hemos hecho y es desafortunado que lo que salga al público son estas discusiones internas y a veces mecánicas, como las del número de candidatos, y no todo el esfuerzo de consolidación.
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¿No cree que de fondo lo que hay es un debate sobre si es posible llegar a la Presidencia solo con voto de opinión o si se necesita el voto de estructura?
Los partidos y las organizaciones políticas son necesarias en todas las democracias del mundo. Es una discusión que a veces se da de manera muy fácil, pero que tiene complejidades muy grandes. Más bien, quisiera ubicar la discusión en cuanto a la identidad programática y ética de la Coalición Centro Esperanza, que la tenemos claramente definida.
¿Quiénes pueden venir a acompañarla? Quienes compartan esos valores éticos y ese acuerdo programático y quienes estén en la oposición al Gobierno del presidente Duque y quieran jugarse por una apuesta de cambio en Colombia, vengan de donde vengan. Entonces viene la necesidad de establecer unos criterios claros en donde digamos, con toda contundencia, que aquí no caben quienes estén con el Gobierno de Iván Duque o involucrados en escándalos de corrupción o sean familiares de personas condenadas por narcotráfico, paramilitarismo o corrupción.
En la coalición, el partido Dignidad tiene una organización política, Compromiso Ciudadano también, nosotros En Marcha, el partido ASI, en fin, organizaciones políticas que tienen que apostarle a conquistar la opinión de los colombianos. El voto de una elección presidencial o consulta es de opinión ciudadana, la gente vota cada vez de manera más libre en las presidenciales, cosa distinta que al Congreso.
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Usted ha mantenido serias diferencias con el expresidente liberal César Gaviria. ¿Cómo analiza las adhesiones que ha recibido Alejandro Gaviria de miembros de ese partido?
Yo también tengo adhesiones del Partido Liberal. En el cónclave lo que definimos es que en la Coalición Centro Esperanza no se recibirían apoyos institucionales de partidos que hayan acompañado al Gobierno Duque. Ahora, hay dirigentes liberales no solo congresistas, de base, líderes sociales, concejales, diputados, que no comparten este Gobierno y le apuestan a un cambio y ellos deben ser bienvenidos. Lo que no se puede aceptar es que venga gente a interferir la consulta popular con ese propósito, pero no estén comprometidos con la visión de país que tiene la coalición.
Se dice que una de las fallas de la Esperanza fue no fijar reglas para la llegada de nuevos candidatos, ¿qué opina?
El análisis político siempre da para todo. Hace unos meses nos decían que era una coalición excluyente, que no invitábamos a la gente, que pretendíamos mantenernos cerrados. La coalición se abrió y ha convocado nuevos sectores, estamos esperando incluso que Luis Gilberto Murillo acepte participar en la consulta, y ahora se plantea lo contrario. Entre más diversidad, inclusión y liderazgos haya, mejor.
Vamos a invitar el próximo mes a que la gente vote por la consulta de la Esperanza, independiente del candidato. Eso va a ser positivo para la coalición y el resultado es que vamos a hacer la consulta más votada en marzo.
Lo cierto es que, después de esta semana, mucha gente cree que la Coalición Centro Esperanza está llegando a su fin...
La coalición, vuelvo y le digo, lleva dos años, ha sido un esfuerzo descomunal, cientos de horas de trabajo para buscar consensos y superar diferencias programáticas, de visión de país, para darle un ADN que hoy tiene. En varias ocasiones que se han presentado este tipo de diferencias han decretado la muerte y la desaparición de la Centro Esperanza y ahí seguimos.
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Esta nueva dificultad, el miércoles avanzamos en superarla. Espero que terminemos de consolidar consensos que nos permitan establecer unos criterios claros de cómo va a crecer la coalición, cómo vamos a convocar a la gente, preservando el espíritu de cambio que tiene. Hubiera sido mucho más fácil para nosotros hace dos años decir cada quien haga su campaña y nos encontramos en la consulta. El desafío aquí es mucho mayor, porque es consolidar una coalición, no simplemente hacer una consulta para sumar votos.
Pero Íngrid acaba de dar un ultimátum diciendo que si hoy (ayer) no se toma la decisión de prohibir los apoyos de maquinarias relacionadas con corrupción se va de la alianza...
Estamos reunidos desde el miércoles trabajando en criterios para ver la manera en que crece la coalición bajo los parámetros del acuerdo ético y los acuerdos programáticos que trabajamos desde hace varios meses. Obviamente, estoy listo para cualquier reunión que se convoque para poder superar diferencias, generar consensos en la coalición y seguir adelante en la campaña.
Usted fue el cerebro del cónclave, ¿cómo aplacar la ‘superioridad moral’ de Íngrid Betancourt y la tendencia de Alejandro Gaviria ‘a andar como rueda suelta’?
Es una coalición, somos distintos, somos diversos, va a haber diferencias. Hace dos meses se decía que la coalición no generaba emoción, que nadie competía, que parecíamos todos iguales. Ahora hay diferencias, entonces también se prenden las alarmas. Esto hace parte del debate político y van a seguir surgiendo las diferencias, lo que hay es que tratarnos con respeto, con criterio de unidad y preservando la integridad la coalición.