Por Olga Lucía Criollo, Editora Política
“Sería bueno para el país llegar a un acuerdo razonable sobre la reforma pensional, para mostrar que el Congreso no es que simplemente está haciendo una oposición obtusa y obcecada, sino que tiene dos responsabilidades: aprobar algunas reformas, pero también filtrar o detener las malas reformas, y la reforma a la salud era una mala reforma”.
Así analiza el exministro de Salud y de Educación Alejandro Gaviria lo actuado hasta ahora por el Legislativo ante las dos principales iniciativas sociales del gobierno Petro.
En entrevista con El País, también habló del rédito político que le está significando el haber pasado del Ejecutivo a la oposición.
¿Se siente fatigado por toda la lucha que ha dado en contra de la reforma a la salud?
Creo que ha sido un debate desgastante, intenso, y la percepción que tengo, por lo que ha ocurrido en las últimas semanas, es que los argumentos ya no están importando, y que puede más cierta obsesión del Gobierno por destruir el sistema de salud. Por este debate yo salí del Gobierno, y se ha intensificado en los últimos días, pero la pugnacidad y esta actitud que llamo impermeable a cualquier tipo de evidencia, por supuesto que ha sido desgastante.
¿Hasta dónde cree que va a llegar el Gobierno en su intento de aplicar esa reforma por fuera del Congreso?
La semana pasada pasaron dos cosas: continuaron las intervenciones de EPS, con la SOS, pero también un conjunto de decretos del Ministerio de Salud y parece haber un doble discurso. El del ministro, quizá más tranquilo, buscando hacer una reforma dentro del marco jurídico, con decretos, y el del Superintendente, más agresivo, con estas intervenciones. Quizás las dos cosas están concertadas, incluso esa retórica con esos dos tonos, parece ser parte de una estrategia. No sabemos hasta dónde va a llegar, y la incertidumbre actual creo que va a tener consecuencias adversas para la atención en salud en Colombia. ¿Qué tan pronto?, ya lo veremos.
Las crisis en salud no son las de un sector económico, que son crisis de demanda, donde el sector se derrumba de manera súbita. Son crisis de servicios que comienzan a cerrarse, clínicas que ya no pueden atender, y se van dando gradualmente en el tiempo. Pero que vamos a tener una crisis de atención en salud por esta situación que llamo de oferta, o sea, por prestadores a los que no les pagan, por falta de coordinación de los servicios de salud, por incertidumbre, la vamos a tener, y creo que va a ser la historia en lo que resta de este año.
Usted está apoyando ‘la marcha de las batas blancas’ del 21 de abril. ¿Qué se puede lograr si hay una masiva respuesta a esa convocatoria?
Ante lo que está ocurriendo, una preocupación de los pacientes y de la sociedad civil, la movilización siempre es una alternativa. Y esta movilización tiene dos dimensiones, que son las que apoyo: la de los pacientes, con los que yo trabajé siendo ministro, las asociaciones de pacientes, y la otra se ha comenzado a consolidar, y es la de los médicos. En particular, comenzó con un llamado de la Sociedad de Cirugía de Colombia y se sumó la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, que congrega a los especialistas.
No creo que sea definitivo, que logre detener ese ímpetu destructivo, pero es importante. Los dos mecanismos de defensa más importantes que tiene la sociedad son la movilización y lo que puedan hacer las altas cortes y, en particular la Constitucional.
Se dice que, sin tener partido político ni curules en el Congreso, su voz fue muy importante para el hundimiento de la reforma. ¿Cómo toma eso?
Con gratitud. Yo fui uno más. Hubo un grupo de personas, en mi caso un poco más cerca a la política, pero con origen académico, y otras personas de origen más académico, que jugamos un papel importante en lo que puede llamarse una pedagogía colectiva sobre una reforma que, como lo dije por primera vez en enero de 2023 al interior del Gobierno, era inconveniente, no resolvía los problemas y podría exacerbar los problemas de financiamiento, atención y corrupción del sistema de salud.
Siento que tenía que participar, no podía quedarme callado. Soy el Ministro de Salud que más ha durado en ese cargo en la historia reciente de Colombia y tenía que asumirlo como una responsabilidad cívica, lo que llaman una responsabilidad republicana. Es mi contribución a lo colectivo. Ha tenido un costo personal, en este mundo de las redes sociales, donde los insultos anónimos pululan a cada segundo y hay un intento deliberado y colectivo, muchas veces centralizado, de destruir reputacionalmente a las personas, tiene un costo, pero hay que dar la pelea.
Pero sin duda esto está aumentando su capital político de cara al futuro. ¿Ha pensado en eso?
Todavía no, creo que es prematuro. Lo que sí tengo en mente, cuando pienso un poquito en la coyuntura del 2026, es que no puede darse en la misma forma en la que se dio la vez pasada. O sea, por ejemplo, participar en una consulta de centro similar a la que se dio en el 2022, no tiene mucho sentido. Creo que todavía falta un tiempo largo para ver cómo se consolidan las fuerzas políticas. En mi caso, tendría que tener una plataforma, el apoyo de un partido mucho más claro que lo que tuve la vez pasada. No concibo mi participación en la política electoral de nuevo como una aventura solitaria, como fue en el 2022. De esa manera, creo que no sería exitosa.
Volviendo a las reformas, el presidente del Senado nombró una comisión para resolver una apelación sobre el archivo de la de salud...
No creo que eso vaya a tener ninguna consecuencia y no creo que exista alguna posibilidad de que la plenaria del Senado reviva la reforma de la salud. Me parece, incluso, que si lo hace, los tiempos no dan. Creo que la reforma a la salud está hundida de manera definitiva.
¿Y Cómo ve el futuro de la reforma pensional, cree que también se archivará?
Me parece que es más fácil llegar a un acuerdo. La ponencia de la senadora vallecaucana Norma Hurtado, de un pilar de 1,5 salarios mínimos, podría tener futuro en la discusión. También sería bueno para el país llegar a un acuerdo razonable, para mostrar que el Congreso no es que simplemente está haciendo una oposición obtusa y obcecada, sino que tiene dos responsabilidades: aprobar algunas reformas, pero también filtrar o detener las malas reformas y la reforma la salud era una mala reforma.
¿Qué piensa de las acusaciones del presidente Petro al Congreso y a su presidente, Iván Name, por levantar la plenaria del pasado miércoles?
Comparto la indignación del presidente del Senado. Desde un punto de vista democrático, las declaraciones en la red social X y en general del presidente Petro llamando a algunos senadores, e incluso al Congreso en pleno, vendido, por una contribución insignificante de algunas empresas a ciertos partidos políticos, cosa que se hace en todas las democracias del mundo, pasaron desapercibidas y necesitaban una reacción más unánime de la fuerza política de nuestro país. Incluso, he pensado que algunas ONG internacionales que defienden la democracia se deben pronunciar.
O sea, lo que hizo reputacionalmente el presidente Petro en contra del Congreso, sus declaraciones sin ningún sustento de que es corrupto, no pueden ser recibidas con indiferencia. Todos tenemos que entender la gravedad de ese hecho. El columnista Ramiro Bejarano dijo que el Congreso no debería sesionar más hasta que el Presidente no se disculpe. No sé si debe llegar hasta ese punto, pero creo que fue tan grave, que algo parecido debía implementarse.
Dicen que, ante los tropiezos que ha tenido su gestión, Gustavo Petro ha optado por iniciar ya la campaña presidencial para el 2026...
Yo he manifestado lo mismo: anticipó la campaña presidencial e incluso lo dije más duro en una entrevista reciente: es como si ya no quisiera gobernar. Básicamente, su interés parece ser más político que de gobierno, que es la disciplina que requiere las políticas públicas, la atención a los detalles, eso no parece estar entre las preocupaciones del Presidente. Y lo de la asamblea constituyente lo interpreto de manera más política: no como una intención real de cambiar la Constitución, sino como el inicio de una campaña presidencial con ese nombre; se trata de hacer una invitación a sus bases, primero, y después aumentarla, para que lo apoyen políticamente.
Pero también se asegura que parte de lo que está pasando con este Gobierno se debe a la falta de una oposición más estructurada...
A veces es injusto decir que no hay oposición. Por supuesto, no es estructurada, porque hay muchos matices, no toda la oposición es la misma y el poder del Presidente versus la oposición, siempre va a ser muy grande, siempre la voz de él va a resonar más. Pero creo que hay un hecho político que no debemos perder de vista: lo que ocurrió en el Congreso con la reforma a la salud es el acto de independencia más grande que ha tenido el Congreso de la República en los últimos 30 años, y eso revela cierta fortaleza en la oposición. Una oposición que es de matices, que congrega o concita fuerzas distintas, pero que en este caso tuvo un papel relevante y protagónico.
¿Si asumiré ese papel? Seguiré dando los debates y voy a asumir el papel de hacer, no una oposición per se, pero sí una participación con base en mi experiencia como académico y político en los debates nacionales, ese papel sí lo voy a jugar.