Por Olga Lucía Criollo, Editora Política

Tras el hundimiento de la reforma a la salud, el Gobierno Nacional queda debilitado en su interés de impulsar sus demás proyectos sociales, mientras que el Congreso, especialmente las fuerzas de oposición y las independientes que se han apartado de esas iniciativas, queda empoderado.

La Comisión Séptima del Senado archivó la reforma a la salud. | Foto: SEMANA

Así vislumbra el futuro de reformas como la pensional y la laboral, propuestas por el Ejecutivo, en el Legislativo, Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, quien manifiesta que lo sucedido el pasado miércoles con la reforma “insignia” del Gobierno, cuando la Comisión Séptima del Senado votó en favor de archivarla, “es un golpe de poder” frente a la administración de Gustavo Petro.

Y agrega que lo anterior puede dificultar el camino del Gobierno Nacional de cara al impulso de nuevas iniciativas, porque su reacción frente al tema de la salud, disponiendo la intervención de la EPS Sanitas cuando era inminente el hundimiento de la reforma, “puede ser interpretado por un sector del Legislativo (incluso del que ha sido afecto a la Casa de Nariño) como que se está desconociendo su rol” frente al trámite normal que ellas deben tener en esa rama del poder.

Además, cree Garzón que el Ejecutivo “va a intentar demostrar que es capaz de adelantar, aunque sea parcialmente, las reformas por su propia iniciativa, y eso puede dificultar su margen de negociación, porque un sector del Congreso podría interpretar que el Gobierno está dispuesto a sacar su propia agenda a cualquier costo y eso no le va a gustar avalarlo”.

“Por otra parte, la reacción hacia adelante del Gobierno también va a ser clave. Creo que va a hacer un llamamiento a las bases populares, a acusar al Congreso de no respetar la voluntad popular, ante el hecho de que once millones de personas votaron por él y que, en consecuencia, la gente avala y apoya todas las iniciativas que el Gobierno ha encabezado, lo cual es cuestionable”, añade el analista.

Según él, esa actitud del Ejecutivo genera resistencia en el Legislativo “y va a enrarecer o plantear un panorama claramente más turbio de cara al futuro de esas reformas”.

Cómo están las otras reformas

De su lado, el politólogo Alejandro Echeverry plantea que, con respecto a las demás reformas en trámite, los caminos son diferentes.

Y sostiene que, por lo tanto, es un debate “más desde una visión técnica que política. Entonces, creería que el ejercicio podría salir bien, siempre y cuando el Presidente y los demás agentes sociales que participan en el proceso puedan llegar a unos acuerdos mínimos para garantizar la viabilidad financiera del sistema”.

Sesión informal de la plenaria del Senado sobre la reforma pensional el martes santo. | Foto: Captura en pantalla

En cambio, con respecto a la reforma laboral, Echeverry reconoce que ha tenido más inconvenientes, “sobre todo por dos elementos fundamentales: uno, que va a generar un incremento de recursos para el sector público, dado que muchos de los que estaban como prestadores de servicio deben ser incorporados a través de contratos fijos o más estables, que también es parte de la discusión”.

Y porque el sector privado está teniendo dificultades para aceptar este proyecto de ley “porque hay un elemento que es claro para todos: ¿cómo equilibrar las cargas en términos de que se garanticen los derechos laborales, se generen procesos de estabilidad laboral, pero igualmente se permita que estos costos no aumenten para las empresas y se disminuyan sus procesos de productividad”'.

El politólogo se pregunta entonces si el presidente Petro “tendrá el tiempo suficiente para generar las discusiones frente a estas iniciativas, “cuando apenas está saliendo de la negación de la reforma a la salud y no sabemos si va a lograr construir una bola de nieve en la cual le va a mostrar a la opinión pública que las reformas no fueron discutidas de manera adecuada”.

Y responde que, al no imperar ya el criterio técnico sobre la discusión de las iniciativas propuestas por el Ejecutivo, “todo dependerá de las coyunturas políticas, porque el problema de la discusión de las reformas es que hay unas coyunturas políticas” que el Jefe de Estado no marca.

Además, sostiene que “Petro no tiene unas mayoría en el Congreso, lo que ha sido una constante a lo largo de su gobierno, pero adicional a eso, cuando ha podido lograr generar consensos, han aparecido las dificultades de comunicación y de negociación” de parte del Mandatario.

De igual forma, Echeverry manifiesta que el futuro de las reformas sociales del Gobierno deberá enfrentar también “a un sector de la población que, indistintamente del componente técnico de las mismas, son viudos del poder y no quieren que a Petro le vaya bien desde la lógica política, para poder reintegrarse al poder en el 2026″.