“El entorno presidencial se ve más afectado que la gobernabilidad, la cual está bastante socavada por cuenta de la pérdida relativa de control sobre el Congreso y las movidas internas en el gabinete. Lo que está en cuestión es su imagen, y cómo toda esa promesa anticorrupción que supo llevar en su campaña se ve ampliamente cuestionada por cuenta de su hijo”.
Con esas palabras se refirió el consultor político Álvaro Benedetti, luego de que un juez legalizara las capturas de Nicolás Petro, hijo del Presidente, y su exesposa Day Vásquez, ambos detenidos por el delito de lavado de activos, a solo unos días de que el Mandatario cumpla un año ocupando la Casa de Nariño.
“Un acontecimiento de esos genera perdida de credibilidad y legitimidad. Si esto pasaba con los hijos de Uribe, ya era censurable, pero la propuesta del actual Presidente era que iba a cambiar, que no se iba a meter en los negocios del Estado, y aquí estamos viendo una interferencia muy grande de Nicolás en la financiación de la campaña presidencial”, dice el analista político Ancízar Marroquín.
Para Benedetti, este nuevo escándalo “le va a hacer mucho más duro el camino a Petro, porque tiene similitud con el Proceso 8000 y lo que para el entonces presidente, Ernesto Samper, fue defenderse en contra de los señalamientos por haber ingresado dineros ilícitos a la campaña. Desgraciadamente, para él no es un tema menor que su hijo sea artífice de semejante concierto para delinquir”.
Lo cierto es que las pruebas contra Nicolás no dejaron mucho a la imaginación, dado que el teléfono de su expareja, el cual fue investigado por las autoridades por dos meses, almacena información desde el 2021, en el que se hallaron más de 1600 páginas de chats, notas de voz y videos donde se evidenciarían los delitos por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, de los que es acusado.
Algo que tampoco ha pasado desapercibido han sido las reacciones de Gustavo Petro sobre el caso de Nicolás, en las que ha intentado desligarse de las actuaciones de su hijo pidiendo a la Fiscalía que lo investigue y que responda por todos los delitos por los que lo encuentren culpable.
“Al Mandatario siempre habrá quién le recuerde lo de su hijo: las actuaciones, los contactos, el relacionamiento con ‘El Hombre Marlboro’ y los otros que eran del narcotráfico, pero también por los procesos de hablar con ministros, directores de departamentos, de buscar puestos y contratos”, señala Marroquín.
Añade que “todo eso deslegitima un concepto ético que el Presidente ha intentado proponer como si fuera el cambio, y es claro que le hace perder gobernabilidad, independientemente de que uno pensaría que se ha intentado deslindar de su hijo diciendo que no lo crio, lo cual revela mucho de un ser masculino en Colombia que tiene hijos y no los cría”.
Y continúa: “Es algo que hace para intentar quitarse y hacer perder una responsabilidad directa. Esto hasta ahora empieza, va para largo, pero será muy complicado para Nicolás y su exesposa salirse del problema, porque las acusaciones no son chismes de un ajeno, eran de su expareja y además lo tenía grabado en voz y texto”.
La terna por el Fiscal General
Fuera del caso, el Jefe de Estado tendrá que enviarle a la Corte Suprema una terna para escoger al Fiscal General, pues el período de Francisco Barbosa ya está terminando.
El hermano del presidente, Juan Fernando Petro, hoy dijo en varios medios que el Mandatario debería abstenerse.
“Mi posición es que esos cargos deberían estar sujetos a una arista completamente independiente de un poder público”, mencionó el hermano en diálogo con la revista Semana, donde añadió que el proceso debería ser librado por una “misión de sabios”.
“Siempre habrá la suspicacia de que el Presidente ponga a alguien que sea amigo al Gobierno para facilitar sus procesos”, agregó Juan Fernando.
El presidente Gustavo Petro no se ha pronunciado frente a la terna, pero sí se refirió al caso de su hijo y afirmó que, aunque le duele la situación, no interferirá de ninguna manera ante las autoridades.
En todo caso, ya la Corte Suprema, cuando resolvió la recusación de Nicolás Petro, indicó que los fiscales se mueven con autonomía e independencia, por lo que el fiscal general no es precisamente un jefe directo.