“Es un sainete. El Presidente anuncia la ley de inversiones forzosas, pero no entra en detalles. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo dice: ‘no, no va, falso’. Y con una diferencia de media hora, Alexánder López, director de Planeación Nacional, dice: ‘vamos a radicar’. Así sí es muy difícil; le quita cualquier gramo de seriedad. Es una propuesta, que ya nace muerta. No inversión forzosa, pues da miedo y más si es abstracta”.
Así analiza Angélica Lozano, presidenta de la Comisión Cuarta del Senado, esa polémica propuesta del Ejecutivo, al timpo que también se refiere al “desfinanciado” Presupuesto General de la Nación y a la gestión de Gustavo Petro.
¿Para el 2025 vamos a tener un Presupuesto General con muchos vacíos, como pasó en el 2024?
Sí, me preocupa porque se está cometiendo el mismo error y ampliando el monto: el recorte del 2024 fue de $ 20 billones y se nos planteó para el 25 un presupuesto de $ 523 billones, reconociendo el Gobierno un faltante de $ 12 billones, pero, oh sorpresa, no faltan 12, sino $43 billones, porque el Gobierno mantuvo el supuesto de que para este año que no hubo recorte; dejó el presupuesto intacto de $ 500 billones, cuando en realidad bajó a $480 billones.
La otra realidad es la baja ejecución, pero hay que reconocer que salieron buenos resultados de crecimiento y que hay buenas señales en varios campos, con preocupaciones en un par de sectores, pero salió mejor de lo que todos esperamos el dato de 2,1 de crecimiento de este trimestre.
¿Qué futuro le ve a la reforma tributaria que está proponiendo el Gobierno Nacional?
No le veo ambiente, porque estamos en el estrene de la tributaria en renta y todo el mundo está viendo el aumento y la situación económica no da para pensar en aumento de impuestos. El Gobierno dice que vamos a bajar renta de empresas, que se necesita. No veo ambiente en general, pero en particular solo se puede opinar con lo que presente.
El Gobierno ha dicho que como la Corte tumbó lo de subsuelo, lo de regalías, va a buscar esos seis billones de pesos cargándolos a los fósiles, ¿pero y los otros seis de dónde?
¿La tributaria sería una ley aparte o estaría dentro del Presupuesto?
Como ley aparte, y le dije al Ministro de Hacienda que no veo ambiente económico en el bolsillo ni ambiente político y que mucho menos es posible dar por hecho que va a haber una ley de financiamiento sin mostrar nada. Me dijo que su meta era presentarla el 10 de septiembre. Yo le dije: ‘Nadie le va a aprobar a usted el monto del presupuesto el 20 de septiembre o el 20 de octubre a ciegas, ni con cheque en blanco’, tiene que mostrar su planteamiento.
¿El Gobierno está dando tumbos sotre las económicas, se contradice en la ley de inversiones forzosas?
Eso es un sainete. El Presidente anuncia ley de inversiones forzosas y no entra en detalles. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, dice: ‘no, no va, falso’. Y con una diferencia de media hora, Alexánder López, director de Planeación Nacional, dice: ‘vamos a radicar’. Así sí es muy difícil; le quita cualquier gramo de seriedad.
Es una propuesta que nace muerta, pues da miedo y mucho más si es abstracta. El Gobierno se da un tiro al pie y no va a lograr sacarla y, en cambio, lo que genera es malestar y miedo y si algo no le sirve a la economía, es la incertidumbre; por algo se ha contraído la inversión y sin inversión no se mueve. Ese episodio de las inversiones forzosas solo deja saldo en rojo y la evidencia es que era un sainete dentro del Gobierno.
¿Hay un mensaje claro del Congreso al Gobierno de que el Presupuesto del 2025 no va a pasar tan fácil?
Yo creo que no es por sacar los dientes, sino por la realidad. El recorte del Presupuesto de la Nación este año fue doloroso y es más doloroso que la ejecución esté quieta, porque además de que está baja, usted mira que mucho de lo que sí figura como ejecutado está comprometido, pero una cosa es un giro, una fiducia, y otra que los bienes públicos lleguen al Municipio o la vereda.
No es por campanazo, ni por sacarle los dientes, sino que no nos metamos cuentos. ¿De qué sirve aprobar $ 523 billones para el presupuesto cuando el Gobierno en junio presenta el marco fiscal con unos supuestos y un cálculo de recaudo y en julio radica el Presupuesto con otro? ¿Qué milagro pasó en un mes?
El Congreso, porque el Gobierno ponga datos que no cuadran, no puede auspiciar y seguirle la corriente. Además, ya lo dijo en un tono suave pero contundente la Contraloría, que entre el marco fiscal presentado por Hacienda en junio y el que dijo en julio, hay $ 16 billones de diferencia.
¿Qué cree que va a pasar con la nueva reforma a la salud que va a presentar el Gobierno?
En la Cámara es un hecho público que el Gobierno tiene mayoría y total ascendente y le aprueban todo. En el Senado es más complejo. Por ejemplo, otros partidos ya radicaron reforma a la salud por Comisión Primera. El Gobierno no ha definido si va por Comisión Primera para que se acumulen, si sería ley estatutaria, algo que negó de pies y manos la (entonces) ministra Carolina Corcho y el ministro Guillermo Alfonso Jaramillo en la pasada versión o si se van por Comisión Séptima.
Si es estatutaria, es más acotada, más genérica, tiene unas mayorías más exigentes y un tiempo más apretado, un año. Entonces, ¿qué futuro le veo? Depende de si están en ánimo de algo consensuado y también de la realidad: se están viendo ya los efectos de las locuras que han pasado.
Entonces, la respuesta corta es: depende, si traen una versión Carolina Corcho radical, va a haber choque otra vez contra un muro, y si hay una conciencia de lograr un punto medio y de acuerdo, pasa eso.
Y con respecto al trámite que le resta a la reforma laboral propuesta por el Gobierno, ¿qué piensa?
La laboral entra a la plenaria de la Cámara de Representantes y yo creo que ahí va a pasar muy fácil, por las mayorías que tiene el Gobierno, pero en Senado preveo que haya un ajuste más drástico.
La Comisión Séptima de Senado ya probó que es más dura. El objetivo aquí no es que se pase o se detenga una ley, sino que sean políticas públicas buenas para la gente, no para los políticos.
Si el Gobierno los presenta, tal y como lo ha anunciado, ¿usted acompañaría una samblea nacional constituyente y un ‘fast track’?
La constituyente, por absolutamente nada del mundo. La constituyente es una obsesión megalómana del Presidente. Creo que es el plan del Presidente para cuando esté de expresidente y diga: ‘esta es mi impronta en la historia’. No se puede manosear así la Constitución. La del 91 fue producto de un consenso deseable, un consenso social después de tantas lágrimas y dolores, como los que ocasionaron los años 80 y 90; lo que hay que hacer es ajustarla, más que cambiarla.
Lo del ‘fast track’ es otro sainete, como las inversiones forzosas. El Presidente dice: ‘vamos con ‘fast track’’, y el ministro Cristo, que fue el líder del ‘fast track’, dice que no. Eso es la manía del presidente Petro de echar globos y de radicalizar una cosa a nivel cósmico. El ‘fast track’ que existe y que han usado todos los gobiernos se llama mensaje de urgencia. Pero, además, es ineficiente; un ‘fast track’ es un año para hacer un trámite y después ejercerlo, cuando ya está de salida.
A este Gobierno se le están cayendo muchas leyes en la Corte Constitucional...
Sí, y el último fue el Código Electoral, porque sin ser de autoría del Gobierno, es absolutamente público que pasó gracias al Gobierno. El Código Electoral no lo hubiera logrado el registrador Alexánder Vega sin el apoyo activo y los votos del Pacto Histórico, y sin el acuerdo del Gobierno. Creo que la improvisación y la precipitud y el ‘a la brava, del Gobierno genera luego que la Corte Constitucional tumbe las leyes.
¿Qué balance hace de los dos años de gobierno de Gustavo Petro?
Estos dos años han sido un tiempo perdido, dos años de exceso de discurso, demagogia y buenas intenciones sin método y resulta que los buenos discursos no cambian realidades. El desprecio por la calidad, la experticia y la capacidad, redunda en la baja ejecución, en políticas erráticas, en la corrupción que se ha venido dando. Es una decepción.
Hay cosas buenas: trajo una agenda social necesaria, que además era una agenda previsible saliendo de las Farc con el Acuerdo de Paz. Celebro que, tras el Acuerdo, y con un gobierno que por primera vez es distinto a los anteriores ideológicamente, hay una agenda y unas tensiones válidas que hay que resolver por el bien común de la mayoría.
¿Petro le puede estar cerrando el paso a otro Gobierno de izquierda o de centro izquierda?
Yo creo que a la izquierda sí le está cerrando el paso para otro Gobierno. El temor es el famoso péndulo, y no por ser de izquierda: es por ser ineficiente, por una equivocada política de seguridad que no conocemos; una buena intención de salida negociada es una buena intención, pero ahí estamos viendo el abuso de los grupos armados y no existe ni siquiera marco para esas negociaciones, con excepción del ELN.
Además, está probándose que una cosa es un gobierno de izquierda, pero para mí es muy doloroso ver la salida del clóset con Nicolás Maduro: claro que el Pacto Histórico y el presidente están con Nicolás Maduro, y no solo por la frontera y una posible ola migratoria, están aceptando y validando a un dictador. Si fuera de derecha, con certeza lo trataban distinto.
¿Y qué opina de la propuesta del presidente Petro de que se repitan las elecciones en Venezuela?
La veo con sorpresa. No puedo creer que el Presidente esté legitimando un fraude. Eso, en la práctica, es burlar al poder constituyente de Venezuela. Borrar el voto popular y, más bien, ‘venga démosle otra oportunidad al dictador que hizo fraude, y afine el fraude y no se deje pescar’. Esa ha sido la política del Pacto Histórico.