El presidente Iván Duque empezó el año con cambios en su gabinete y el enorme reto de mejorar la gobernabilidad para imponer su agenda política al país, la cual ha sido objeto de análisis, puesto que implica las tareas de las que debe encargarse durante el segundo año de su mandato.
Se ha venido insistiendo en que su relación con el Congreso de la República es el factor más complicado para sacar adelante iniciativas que hacen parte de su ruta presidencial. Sin embargo, el haber terminado el 2019 con vientos de cambio a la forma como venía llevando el país podría marcar un escenario favorable para el año que empieza.
Para algunos, los movimientos hechos en su equipo de trabajo en las últimas semanas son muestra de que el Mandatario aprendió una lección que puede traducirse en la recuperación de su gobernabilidad.
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Se refieren a la salida del general Nicacio Martínez de la Comandancia del Ejército Nacional y a la de, sorpresiva para muchos, de la renuncia de Juan Pablo Uribe del Ministerio de Salud.
No obstante, habría que esperar el nombre de otras fichas que entrarían a hacer parte de su gabinete, ya que a esa última cartera, por ejemplo, se espera que llegue una persona más política.
También se mantiene la expectativa por posibles cambios en los ministerios de Agricultura, Cultura, TIC, Interior y de algunas entidades como el Instituto de Bienestar Familiar, que, se dice, podrían responder a la reciente cercanía entre el Partido Cambio Radical y el Ejecutivo.
La misma que quedó en evidencia durante la aprobación de la reforma tributaria y el consecuente agradecimiento público por parte del Mandatario colombiano al excandidato presidencial y jefe natural de esa coletividad, Germán Vargas Lleras.
En ese sentido, Mauricio Jaramillo, analista político, señala que con este último movimiento Duque terminó bien el año su relación con el Legislativo.
Pero agrega que es importante que también se materialicen acuerdos con los partidos de la U y Liberal e incluso con los conservadores, que hacen parte del Gobierno, pero han manifestado querer más representatividad, si se quiere lograr una correlación de fuerzas que le ayuden al Presidente a recuperar la gobernabilidad.
Pero para lograr este propósito, dice Jaramillo, el Jefe de Estado también debe concretar el diálogo nacional que convocó con toda la sociedad como respuesta a las protestas que empezaron el 21 de noviembre, porque si no da resultados concretos de manera pronta, es probable que la ciudadanía lo asuma como algo estéril.
En ese mismo sentido, el también analista político Jorge Iván Cuervo insiste en que, tal y como lo aceptó la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, para mejorar esa gobernabilidad es necesario que las fuerzas políticas acompañen al Mandatario, pero que esa representatividad “no es lo mismo que ‘mermelada’”.
La semana pasada, Duque se reunió con líderes de Cambio Radical, Conservador y La U para concretar apoyos a su Gobierno y la presencia de miembros de esas colectividades en su gabinete.
Presencia en la región
Indica igualmente el experto que una manera de mejorar la gobernabilidad del Ejecutivo es a través del relacionamiento con los mandatarios locales que acaban de iniciar sus periodos de gobierno, puesto que hacer presencia en las regiones es fundamental para recuperar la credibilidad entre los colombianos.
Y que el Presidente tenga más aceptación, argumenta Cuervo, hace parte de los activos que necesita para tener una gobernabilidad sólida, que se traduce en liderazgo, credibilidad y capacidad de convocatoria.
Entre tanto, John Mario González, también dedicado al análisis político, considera que será importante la autenticidad con la que el Primer Mandatario aborde los temas de interés nacional para conectarse con la ciudadanía.
“Pero para esto necesita un equipo de Gobierno más político, con capacidad de diálogo social. Necesitaría también que la propuesta económica que le vendió al país de bajar impuestos para los empresarios para generar empleo funcione”, puntualiza.
González añade que si el presidente Duque no logra que la economía del país retome un buen ritmo, va a afectarse la gobernabilidad del Ejecutivo.
“Lo que suceda con el senador Álvaro Uribe Vélez en su proceso ante la Corte Suprema de Justicia va a ser un elemento que va a pesar muchísimo, pero la situación en las regiones también, así como la efectividad de la Fuerza Pública. Todos estos aspectos serán claves para la gobernabilidad del Presidente en el 2020”, añade el analista.
El presidente Iván Duque dejó para este año las grandes reformas que anunció desde su discurso de posesión: la laboral, pensional y la de justicia.
Qué dice el CD
De su lado, Alfredo Rangel, excongresista por el partido de Gobierno, el Centro Democrático, CD, asegura que la gobernabilidad del Jefe de Estado ha recibido criticas debido a que “sectores políticos siguen añorando los viejos esquemas que basaban la gobernabilidad en un intercambio de favores entre el Ejecutivo y los partidos políticos”.
Según él, “ese esquema anacrónico ha sido sosegado por el Gobierno de Iván Duque y creo que no sería responsable históricamente retornar a esa costumbre. El Presidente hace bien en insistir en que es un esquema que debe ser superado por otras formas de gobernabilidad que no impliquen ese intercambios de favores entre el Ejecutivo y el Legislativo”.
“Yo creo que es importante que el Gobierno, que ya tiene una agenda definida, trate de concertarla con otros sectores políticos para concitar apoyos en ese plan de Gobierno. Pero eso no quita que eventualmente otros sectores políticos participen en la labor del Ejecutivo, en procura del éxito de esos planes gubernamentales”, afirma el exsenador uribista.
Al evaluar lo que debe conservar o cambiar el Mandatario colombiano durante el año que empieza, Rangel señala que “Duque debe mantener esa postura de transparencia en la gestión del Gobierno, que tiene que dejar de ser un ‘toma y dame’”.
Hace referencia a que al comienzo de su mandato, en el 2018, el Jefe de Estado se la jugó por un cambio en las relaciones de poder y “le apostó a hacer política sin políticos”.
En ese sentido, conformó un gabinete con mayoría de expertos en temas técnicos, en lugar de repartir las carteras entre posibles partidos aliados.
Sin embargo, para varios analistas consultados es evidente que esa estrategia no está dando los resultados esperados en términos de gobernabilidad.
Por ello Rangel considera vital que el Gobierno Nacional “recave apoyos de los partidos políticos que no se han declarado en oposición, de Gobierno o independientes, para poder ejecutar de manera más confiable su agenda gubernamental realzando concertaciones sobre las propuestas que son de interés de la ciudadanía y que fueron apoyadas mayoritariamente por los votantes en las últimas elecciones”.
Entre tanto, el exprecandidato presencial por el Centro Democrático Rafael Nieto Loaiza cree que el presidente Iván Duque debe mantener esa decisión valiente de enfrentar la corrupción “con ponerle freno a la ‘mermelada’, pero también debe dar espacios de representación política a los partidos y a las regiones y a través de ellos construir su gobernabilidad”.
“Esa modificación del gabinete, ese espacio nuevo de representación política para otros partidos que hoy no están en el Gobierno no puede hacerse a costa de encender el prado de este lado, es decir, tiene que hacerse con cuidado de no enajenar el apoyo que tiene del Centro Democrático, de los conservadores y algunos de los partidos cristianos. Lo tiene que hacer, pero no a costa de los que está del otro lado”, recalca Nieto.
Vuelve el diálogo
Este lunes se realizará una nueva reunión de la Gran Conversación Nacional a la que el presidente Iván Duque ha invitado a los jóvenes.
“La Conversación nos está enriqueciendo como país, porque es un ejercicio donde todos aportamos”, manifestó y agregó que “no es espacio de antagonismos sino de construcción colectiva”.
Asimismo, el Presidente resaltó que la Conversación ha recibido en su plataforma virtual más de 10.000 propuestas “que nos sirven para canalizar, para sintetizar, para avanzar”.