Colombia se encuentra inmersa en uno de los mayores escándalos del Gobierno de Gustavo Petro, después de que Nicolás Petro, hijo del presidente, admitiera haber recibido fondos de origen ilegal provenientes del narcotraficante conocido como el alias del ‘Hombre Marlboro’ y el hijo del controvertido contratista, el ‘Turco’ Hilsaca.
Una vez que estas confirmaciones fueron reveladas por Nicolás, implicando a su padre al señalar que parte de estos fondos llegaron a la campaña presidencial del actual mandatario, las redes sociales no tardaron en expresar su indignación y en establecer paralelismos entre este nuevo escándalo y el caso del Proceso 8.000, que en la década de los 90 generó agitación política en el país durante la presidencia de Ernesto Samper, quien también estuvo involucrado con financiamiento de origen ilícito en su campaña.
¿Cuál es la relación entre el Proceso 8.000 y el escándalo actual?
No todos los contextos son idénticos, aunque hay similitudes que ahora emergen en la corriente de recuerdos junto al infame caso del Proceso 8.000 y la situación que ahora enfrenta Nicolás Petro, y que también alcanza al presidente Gustavo Petro.
Según la Comisión de la Verdad, un día después de asumir la presidencia, en el caso de Ernesto Samper se desató el escándalo. Andrés Pastrana presentó grabaciones donde los Rodríguez Orejuela hablaban sobre su contribución a la campaña de Samper. Sin embargo, no fue sino hasta el año siguiente que se inició un proceso judicial conocido como el Proceso 8.000, en el que se investigó la presencia de financiamiento del narcotráfico en las elecciones presidenciales y legislativas, entre otros aspectos.
Precisamente, en las redes sociales comenzaron a circular comparaciones entre estos acontecimientos similares al caso del Proceso 8.000 y lo que está ocurriendo en la actualidad, dado que el 3 de agosto de 1995 se llevó a cabo la indagatoria a Santiago Medina, quien proporcionó información detallada sobre los fondos provenientes del Cartel de Cali destinados a la campaña de Samper. En un giro de eventos similar, este 3 de agosto se produjo la confesión de Nicolás Petro, lo que ha llevado a la explosión del denominado Proceso 15.000.
A lo largo de más de dos años de investigación, la Fiscalía General de la Nación y la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia lograron llevar a prisión a destacadas figuras de la vida política, incluyendo senadores, representantes a la Cámara, un procurador general, un ex contralor y varios de los testaferros más influyentes del cartel de Cali. En la actualidad, más de 50 personas están enfrentando procesos judiciales relacionados con este escándalo relacionado con el narcotráfico.
En la situación actual, son al menos 26 personas las que están involucradas en el escándalo que afecta a Nicolás y Day Vázquez. Según las autoridades y las declaraciones, estas personas habrían contribuido a la campaña presidencial mediante financiamiento ilegal. Entre los nombres resaltantes, se encuentra el de la primera dama, Verónica Alcocer.
“Yo no lo crie” y “Todo fue a mis espaldas”: las frases que le sacan en cara a Gustavo Petro
El caso del Proceso 8.000 permanece en la memoria debido a su impacto en la presidencia de Ernesto Samper hace casi tres décadas, un episodio político que no culminó en un juicio político y que marcó el mandato del presidente, siendo el primer mandatario en la historia del país en enfrentar la negación de entrada a Estados Unidos y, hasta la fecha, sin la posibilidad de obtener una visa para ingresar a territorio estadounidense.
Durante las investigaciones de aquella época, el presidente Samper afirmó que nunca estuvo al tanto del ingreso de fondos ilícitos a la financiación de su campaña y alegó que “todo fue a mis espaldas”. Estas declaraciones llevaron el caso a la Comisión de Acusación de la Cámara, encargada de investigar a los funcionarios con fuero especial como presidentes, magistrados y el fiscal general. La comisión declaró que Samper estaba “ni culpable ni inocente”.
La misma dinámica se compara con las recientes declaraciones de Petro tras las afirmaciones de Day Vásquez: “Yo no lo crié”. Para muchos, esta declaración del mandatario es una forma de distanciarse del caso.