A partir del jueves 20 de julio dará inicio la nueva legislatura en el Congreso de la República, esta vez, con nuevos retos para el gobierno del Presidente Gustavo Petro, quien tendrá que enfrentar una posible coalición de oposición, mientras trata de presentar los proyectos pendientes que no se lograron aprobar en el primer semestre del año.
El resultado fue: una reforma hundida, dos estancadas y una coalición cada vez más reducida. Pues bien, la coalición que se formó en un principio parece desvanecerse a medida que pasa el tiempo.
Así las cosas, se habían asegurado 77 votos senadores y 124 representantes, incluyendo los partidos Conservador, Liberal, La U y Alianza Verde. En dicho momento, Cambio Radical se ubicó en la independencia.
De esta manera fue que se logró, en el primer semestre del período legislativo aprobar varios proyectos como: el Acuerdo de Escazú, la reforma tributaria y la primera ley de ‘paz total’. Sin embargo, pese a que todo parecía marchar conforme a los planes del gobierno, llegó el fin de la coalición.
Todo comenzó, aparentemente, desde que se anunció la lista de reformas sociales que pasarían por aprobación del Congreso en los meses siguientes.
Así fue como el fin de la coalición no se hizo esperar y pese a las mesas de concertación que se intentó establecer y las diversas reuniones con líderes de los partidos como César Gaviria, Dilian Francisca Toro y Efraín Cepeda, no se obtuvo resultados a favor del gobierno para la aprobación de algunos proyectos, que aún están frenados y tendría que discutirse en el siguiente período legislativo.
De este modo, el primer período terminó con los partidos Conservador y de La U declarados independientes, y con Cambio Radical en la oposición.
Mientras que el Liberal y Alianza Verde deciden qué hacer el próximo período, desvaneciéndose así la coalición formada por Petro y con ella posibilidad de aprobar fácilmente los proyectos que están estancados.
Por otro lado, este período legislativo coincidirá con las elecciones regionales, las campañas y apoyos de los congresistas no se harán esperar en los territorios, lo que quita tiempo de debate en el Congreso.
Adicionalmente, hay un punto clave en el proceso de aprobación de los proyectos: lograr sacar a tiempo las reformas a radicar, pues la experiencia del período pasado demostró que los retrasos por varias semanas, pasan la cuenta de cobro.
Este es el caso de la Reforma a la Educación Superior, que el Presidente ha pedido para el próximo 20 de julio, pero desde el sector le han dicho: “Necesitamos más tiempo. No existe un documento ante el sector y la opinión pública para conocer los argumentos. Lo que conocemos son las asambleas que el Ministerio ha coordinado nacionalmente. Nadie conoce detalles”, manifestó Jairo Torres, rector de la Universidad de Córdoba y presidente del Sistema Universitario Estatal (SUE).
Así las cosas, sin un borrador ni el aval de los rectores de las universidades, que piden conocer los detalles con prontitud, es un arduo camino que le espera a la reforma.
Mientras tanto, de la reforma laboral, que se hundió, no se conoce la fecha de radicación. El panorama para el gobierno Petro en la aprobación de las reformas propuestas, con base a los cambios planteados en campaña, aún no es claro, con esta nueva legislatura tendrá que enfrentar todos estos retos para que sus proyectos salgan a flote.