El problema de la reforma tributaria es que no hay de dónde sacarle al sector productivo $22 billones. Si esa reforma pasa como está, muchas empresas colombianas se van a ir o van a cerrar, van a aumentar el desempleo y la pobreza y, lo que es más grave, es posible que el recaudo baje, porque la gente va a buscar mecanismos de evasión cada vez más sofisticados”.
Así habla Paloma Valencia, la senadora por el Centro Democrático que se ha convertido en la voz cantante de la oposición durante las acaloradas discusiones que han tenido lugar las últimas semanas en el Congreso.
Y en ese rol ha terminado por llamar la atención de todos los legisladores sobre temas polémicos como el indulto a los miembros de la Primera Línea, incluido en la reforma a la Ley de Orden Público.
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Usted ha dicho que la reforma a la Ley de Orden Público amenaza la democracia. ¿Por qué?
Creo que hay una amenaza a nuestra democracia cuando el Gobierno pretende eliminar funciones que son propias del Congreso. Por ejemplo, la definición de la ley de sometimiento, la Ley de Justicia y Paz, como todas las leyes de sometimiento, pasan por el Congreso, y lo que este Gobierno pretende es tener facultades para expedirla por decreto. Creo que se debe a que el proyecto que se iba a radicar y se filtró cayó muy mal ante la opinión pública; allí proponían solo once meses de prisión para los integrantes de grupos ilegales, quedarse con el 10 % de la fortuna conseguida ilícitamente o, como propusieron en campaña, que los narcos podían ir a la JEP. Ese es el proyecto que no quieren llevar al Congreso y sacarlo por decreto.
Lo segundo, que pretendan que todos los acuerdos que se hacen con criminales se vuelvan una política pública, quiere decir que ya no necesitan ni siquiera el ‘fast track’ para pasarlos por el Congreso e incorporarlos a las normas, sino que se vuelven ley de manera automática obligatoria para todo el mundo solo con la firma del Presidente y los criminales.
En esa ley también se plantea indultar a los miembros de la Primera Línea. ¿Qué opina?
Es inaceptable, porque quienes están presos no son estudiantes que salieron a manifestar; son vándalos que tuvieron secuestradas ciudades como Popayán y Cali, que cerraron Buenaventura y que casi llevan a la ruina la economía colombiana. Hay que recordar que Colombia ha tenido el proceso inflacionario más alto de alimentos, explicado por el paro, porque fueron millones de litros de leche los que tuvimos que botar, millones de gallinas y cerdos que murieron de hambre en el suroccidente porque no hubo cómo alimentarlos. Entonces, decir ahora que esas acciones, que fueron mucho más de terrorismo, por asesinatos, torturas, destrucción de los bienes públicos, son delitos políticos amnistiables, genera la impresión de que a la protesta sí le caben los bloqueos y la violencia contra los ciudadanos y eso es un límite clarísimo.
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Usted logró que el debate de esa ley se aplazara. ¿Con qué objetivo?
Para mí lo más importante era que los congresistas entendieran que cuando votaran esa ley, en los términos que viene, iban a estar liberando a los delincuentes de la Primera Línea, no a los estudiantes, y que eso iba a tener un impacto sobre la sociedad colombiana, que repudió toda esa violencia. Segundo, que aquí nos estamos jugando si el Congreso es o no una institución que tenga algo que decir en este Gobierno, porque cuando el Congreso renuncia a la posibilidad de definir los términos de sometimiento que nos corresponden constitucionalmente y a la posibilidad de que las cosas se vuelvan ley sin necesidad de pasar por el Congreso, pues entonces se puede cerrar, porque no serviría para nada. Creo que el Congreso tenía que tener conciencia plena y que los partidos tenían que reflexionar sobre esos temas y necesitábamos tiempo porque una cosa es que yo se lo diga y otra que lo corroboren en los textos y lo discutan entre ellos. Estoy segura de que el Congreso de Colombia no va a aceptar que lo vuelvan un adorno.
En medio de la ‘aplanadora’ oficialista del Congreso, ¿en esos debates usted no siente que es ‘la voz que clama en el desierto’?
Yo siento que a uno sí lo escuchan, lo que pasa es que, siendo tan poquitos y con tantas dificultades y temas tan difíciles, muchas veces está la sensación de que esas mayorías del Gobierno se vuelven aplastantes. Pero yo espero que el sentido común y el amor por Colombia de los congresistas les permita entender que las decisiones que se están tomando van mucho más allá de las conveniencias políticas. Estamos hablando del futuro de la Nación y por eso tengo fe de que esos temas no sigan avanzando en esa ley.
¿Se ha sentido irrespetada en ese rol de opositora?
Son temas que le generan a uno dolor, porque yo no me estoy metiendo a hacer una oposición cerrera ni destructiva. Todo lo contrario, he tratado de ser muy paciente y de construir sobre el proyecto que ellos tienen, que puedo no compartir. Y he tenido muchas victorias en temas que eran sensibles y logré que salieran de la ley. Por ejemplo, querían monopolizar debajo del Presidente, volviéndolos chequera suya, todos los fondos para programas para la paz, y lo eliminamos; querían tener diálogo con todas las estructuras criminales que existieran en el país y eso tuvo unos límites. Creo que hemos tenido muchas victorias para lo cual el diálogo con el Gobierno y sus ponentes ha sido importante, pero sí ha habido momentos donde francamente uno se siente irrespetado. Por ejemplo, el senador Wilson Arias sale a insultar a mi familia, que no tiene nada qué ver con el debate, porque cuando no tienen nada qué decir con argumentos siempre buscan los argumentos personales y eso sí degrada mucho el debate político y que no le dejen a uno contestar, pues mucho más, porque quedan esos insultos y sí se siente uno muy solo de que nadie lo defienda de ataques tan bajos como el del senador Wilson Arias.
De lo que ya se ha aprobado de la reforma política, ¿qué le preocupa?
Son buenas las listas cerradas, porque Colombia tiene que salirse de la política personalista. Claro que hay figuras políticas, pero eso debe estar enmarcado en unos partidos claros ideológicamente, donde el ciudadano no enfrente mil candidatos para escoger por quién vota, sino diez partidos y es bueno que por dos periodos tengamos paridad de mujeres para que se elijan, estoy segura que, de ahí en adelante, su trabajo les va a permitir seguir. Pero también hay asuntos que no son menores. Por ejemplo, el deseo de prohibir la financiación privada de campañas: una de las formas de participar en política no es solo el voto ni el proselitismo, sino el apoyo económico que puede darle un ciudadano o un sector a los políticos. Decir que los congresistas quedan impedidos porque reciban financiación es prohibir la financiación privada y me preocupa que esa sea la apuesta del Gobierno, porque no veo claro cómo se reparte esa plata y, si la van a repartir de acuerdo a las curules que hoy tienen, sería que la plata siempre esté del lado de la izquierda. Veo ahí una amenaza grande para el país y sobre todo ese intento que tiene la izquierda de estigmatizar el sector privado, de decir que si pauta, entonces uno ya perdió objetividad.
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¿Y de la reforma tributaria?
El problema de la tributaria es que no hay de dónde sacarle al sector productivo de este país $22 billones. Si esa tributaria pasa como está, lo que va a terminar ocurriendo es que muchas empresas colombianas se van a ir o van a cerrar, va a aumentar el desempleo y la pobreza y, lo que es más grave, es posible que el recaudo incluso baje, porque la gente va a buscar mecanismos de evasión cada vez más grandes. Creo que es una reforma equivocada, que le va a propiciar a Colombia salida de capitales, como lo está propiciando ahora. No es solo la destrucción del sector de hidrocarburos, fundamental para Colombia, y la están haciendo entre la ministra Irene (Vélez) y el ministro Ocampo, porque ella prohíbe la exploración de petróleo y gas y él le mete el 20 % de la reforma, para que la pague ese sector, haciéndolo inviable, pese a que genera las primeras exportaciones de Colombia y son las primeras rentas de la Nación.
¿Qué opina del alza del dólar y de las reacciones del Presidente?
Hay un bien intangible sin el cual todas las economías fracasan: la confianza de los inversionistas, del sector productivo. Y durante estos pocos meses del Gobierno Petro no han hecho sino destruir esa confianza. Primero, con una reforma tributaria nociva para el sector productivo. Segundo, con esos anuncios de que sectores tan importantes como el de hidrocarburos quedan en peligro. Tercero, poniendo en peligro otro sector fundamental, que es la salud. La Ministra hablando de que quiere propiciar una crisis para poder llevar al país a un cambio, que es eliminar las EPS. Después, los anuncios del presidente Petro, cada vez más contradictorios y con similitudes a la política económica fracasada de Argentina. Y una incertidumbre sobre el agro, que se ha tejido a través de la famosa reforma agraria integral, que viene acompañada de las invasiones masivas. Entonces, todos los sectores importantes en la economía colombiana hoy no tienen confianza y no hay nadie que quiera venir a invertir en Colombia. Todo lo contrario, la gente está viendo cómo traslada sus negocios a otra parte.
También hay polémica por el ministerio de la igualdad. El Gobierno dice que quiere saldar una deuda histórica y la oposición dice que es más burocracia. ¿Qué opina?
Es fundamental ahorrar plata y reducir la burocracia y ellos están quitando unos cargos, que celebramos que los quiten, las nueve consejerías, pero por el otro lado están creando miles de cargos adicionales: 200.000 cargos anuales que quiere el presidente Petro para los integrantes de la Primera Línea; crearon un servicio social para la paz que va a costar $200 mil millones al año y están creando este ministerio. Yo estoy de acuerdo con que Colombia tiene una deuda con la igualdad, pero no con que la solución sea crear un ministerio con cargos para repartir entre los amigos de ellos. La solución de la igualdad está más en que esa plata se invierta en programas de protección para las mujeres que trabajan, en los convenios para poder crear jardines infantiles en las empresas y para que haya jardines de primera infancia para las microempresas en barrios donde haya muchas de ellas, para que puedan dejar sus niños cerquita, bien cuidados y con excelente calidad y atención para sus niños. Necesitamos atención para las poblaciones de regiones apartadas, pero eso no se hace con un ministerio, sino llevando la infraestructura y la atención a esa regiones.
Dígame una cosa que le haya gustado del Gobierno Petro...
Es innegable que el Gobierno Petro le da ilusión a muchos colombianos y me alegra. Veo muchos ciudadanos que sienten que finalmente llegó alguien que realmente los representa y eso es fundamental porque en el país venían destruyendo lo que se ha construido durante 200 años de historia, diciendo que los que habían gobernado habían malgobernado y la llegada de Gustavo Petro y Francia Márquez le va a mostrar a mucha ciudadanía que los problemas de política pública son difíciles de solucionar y que no es solo la voluntad la que lo soluciona, sino que hay dificultades en encontrar la solución perfecta y en ejecutarla. Creo que esta experiencia va a ser fundamental para que la gente entienda que construir es difícil, que solucionar los problemas es difícil, que destruir es fácil y genera la adrenalina de lo que pasa rápido, pero construir siempre implica valorar lo que han hecho antes y poner más y construir sobre lo construido. Esa lección va a ser demasiado importante para el país.