Colombia está a menos de dos meses de acudir de nuevo a las urnas, esta vez para elegir a las autoridades locales y regionales.

Y aunque aún están relativamente frescos los resultados de las presidenciales de 2018, la actual campaña ha servido para que Álvaro Uribe, Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y César Gaviria, Omar Yepes, como ‘dueños’ de la política nacional, barajen sus cartas y repartan de nuevo.

Así, aunque estas elecciones son importantes en sí mismas porque en ellas se escogen gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles, que son los funcionarios más cercanos a los ciudadanos, hay un factor que les otorga una relevancia adicional: son el partidor para las presidenciales de 2022.

De allí que los llamados ‘grandes electores’ de la política colombiana estén jugando sus fichas para sacar el mayor provecho posible de los comicios del próximo 27 de octubre.

Para el profesor de la Universidad Externado y analista de temas políticos Carlos Andrés Arias Orjuela, no es extraño que los líderes de las colectividades se empeñen al máximo, valiéndose incluso de su propia imagen, para impulsar a sus partidos en la regiones.

Y agrega que lo curioso, en esta ocasión, es que eso ha llevado a que se formen alianzas extrañas, que antes se hubieran antojado imposibles por razones ideológicas, entre otras.

Sin embargo, afirma, eso se explica porque lo que está en juego es el poder político territorial, que no necesariamente coincide con el nacional.

De ahí que los líderes de la política nacional tengan que entrar en una especie de juego de “todos con todos” en la política local, de manera que los grandes aliados en una región pueden ser los mayores rivales en otra.

Por eso no es raro ver que Fajardo se mantenga firme en su alianza con el Partido Verde en Medellín y Bogotá, mientras se le enfrenta en Cali o que el Centro Democrático haya decidido hacer a un lado a sus candidatos oficiales en Cali y Bogotá para apoyar a candidatos ‘independientes’ que aparentemente tienen mayor opción.

“La figura del partido político ha perdido fuerza y credibilidad ante la opinión pública. Hoy se habla más de personas que representan el sentir de una parte de la población y sus ideologías. Pero en estas elecciones lo que veo es un afán por retomar las empresas electorales que se crearon para las presidenciales. Hay un interés de garantizar la continuidad del poder, por eso los acuerdos hechos no son basados en ideologías sino en la búsqueda de perpetuarse en el poder”, afirma el académico Orjuela.

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A su vez Santiago Londoño, politólogo de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, cree que la importancia de las regionales para los jefes políticos del país radica en que lo que se define en las urnas son los puestos que tienen más cercanía con la ciudadanía, “pero al mismo tiempo son aquellos que mueven más votos y finalmente se cuentan las posibles estructuras u opiniones que dirigirán las elecciones nacionales dentro de tres años”.

En su opinión, eso implica que “se deben contar en la mayor cantidad de alcaldías, gobernaciones, asambleas y concejos posibles para poder ser relevantes y así tener el poder”.

En la capital del país

A pesar de que inició su campaña como independiente, Miguel Uribe Turbay, exsecretario de Gobierno del alcalde Enrique Peñalosa, logró concentrar el apoyo de todos los partidos tradicionales para su candidatura a la Alcaldía de Bogotá.

Tiene el apoyo de conservadores y liberales, además de la U y el Centro Democrático, incluyendo un respaldo directo del expresidente Uribe, que está saliendo a hacer recorridos por la ciudad con el candidato.

Pero para que este apoyo se concretara, ese partido tuvo que hacer a un lado a Ángela Garzón, que era su aspirante oficial y que tras esa decisión terminó retirándose del partido.

Por los lados de la centro izquierda, aunque Claudia López apoyó decididamente a Gustavo Petro en la segunda vuelta de las presidenciales, en esta ocasión terminaron enfrentados. Pese a algunos acercamientos iniciales, Petro terminó respaldando a Holman Morris, pero el apoyo que sí logró mantener López fue el de Fajardo.

En medio de estas tendencias, como una aspiración independiente está el exsenador Carlos Fernando Galán, quien, sin apoyo de políticos tradiciones, ha logrado mantenerse como segundo lugar en las encuestas.

Antioquia, el fortín uribista

En total, para la Alcaldía de Medellín hay quince aspirantes, mientras que para la Gobernación son ocho.

Siendo Antioquia el principal fortín político del Centro Democrático, el expresidente Álvaro Uribe ya mostró su carta para la Alcaldía. Se trata de Alfredo Ramos, hijo del político del mismo nombre, quien estuvo investigado por parapolítica.

Santiago Gómez, quien se cataloga como el candidato del actual mandatario de Medellín Federico Gutiérrez, al punto q ue hace campaña con el lema ‘El de Fico’, también tiene el respaldo del uribismo.

Otro aspirante a la Alcaldía es el exdirector del Inder y primo de Sergio Fajardo, Juan David Valderrama, del grupo significativo de ciudadanos Todos Juntos. Pero el excandidato presidencial tiene prometido su apoyo a la carta del Partido Verde, Beatriz Rave.

Para la Alcaldía, la izquierda no logró unidad. Los candidatos son el expersonero de Medellín, Jairo Herrán Vargas, con el aval de la Colombia Humana de Gustavo Petro; Victor Correa, del Polo Democrático, apoyado por el senador Jorge Robledo, y Jesús Ramírez, del Movimiento Alternativo Indígena Social. Mais.

Por ahora, ni César Gaviria ni Germán Vargas Lleras han jugado sus fichas, pero los concejales de Cambio Radical lucen cercanos a Santiago Gómez, ya que no tienen candidato a la Alcaldía.

Para la Gobernación son ocho los aspirantes. El exgobernador Aníbal Gaviria logró reunir los avales de La U, el liberalismo, Cambio Radical y Alianza Verde, y, pese a no tener el logo conservador, los congresistas azules lo están apoyando.

El escogido por Uribe fue Andrés Guerra, quien repite aspiración, tras perder en el 2015 con Luis Pérez. En las alianzas sumó al Partido Mira y a Aico.
Por firmas participan Iván Mauricio Pérez, del Movimiento Compromiso Ciudadano de Fajardo, pero al que se le escabulló el aval verde. Y por la izquierda, tras una alianza de Colombia Humana y el Polo, la carta es Juan Felipe Palau.

Contra el hijo de Petro

Los Char, quienes ya tienen sus propias aspiraciones presidenciales para el 2022, impulsaron en Atlántico dos candidaturas que lograron congregar el apoyo de liberales, conservadores y uribistas.

Así, en las aspiraciones de Jaime Pumarejo a la Alcaldía de Barranquilla y de Elsa Noguera a la Gobernación del Atlántico hay más en juego que su elección.

Pese a que Noguera tiene un amplio margen a favor en las encuestas, la contienda tendrá un picante adicional, pues su rival en la izquierda será Nicolás Petro, hijo de Gustavo Petro, quien a pesar de no tener experiencia política ni administrativa tendrá de su lado la fuerza de la Colombia Humana en uno de los departamentos que más acompañó a su padre el año pasado en las justas presidenciales.

El Centro Democrático busca empezar a consolidar el partido en el Atlántico, ya que hasta hace cuatro años no estaba de lleno en el escenario político regional, al punto que su más destacada figura es Jaime Amín, hoy consejero presidencial para Asuntos Políticos.

Fajardo y Petro, con apoyos firmes en el Valle

El primero de los candidatos a las presidenciales del año pasado en destapar sus fichas en Cali fue Sergio Fajardo, cuyo movimiento, Compromiso Ciudadano, avaló a Alejandro Eder, quien a pesar de haber recogido firmas terminó inscribiéndose por esa organización política.

Este ‘matrimonio’ terminó distanciando a Fajardo de la Alianza Verde, cuyo carta es el exalcalde de Cali Jorge Iván Ospina, partido del que fue presidente hasta el año pasado, dignidad desde la que, se dice, no apoyó decididamente al exgobernador de Antioquia en su propósito de alcanzar la Presidencia, lo cual ahondó las diferencias entre los llamados verdes puros y el resto.

Del que sí recibió apoyo Ospina fue del expresidente y jefe del Partido Liberal, César Gaviria, con quien se tomó una foto en Bogotá para ratificar el aval que exhibe en su publicidad.

En el caso del expresidente Álvaro Uribe, de tiempo atrás se hablaba de su cercanía con el aspirante a la Alcaldía Roberto Ortiz, quien se inscribió por firmas, pero la adhesión del Centro Democrático solo se oficializó después de que Roberto Rodríguez, el candidato propio renunciara a su aspiración. Al Chontico también lo avalaron los conservadores.

Aunque no es sorpresa el apoyo de Gustavo Petro a la candidatura de Ospina (son muy cercanos, pese a pertenecer a colectividades distintas) sí fue una sorpresa que apoyara a la exministra de Trabajo Griselda Janeth Restrepo, quien militó en el liberalismo, pero se postuló a la Gobernación de Valle de manera ‘independiente’.

De hecho, Petro tuvo que viajar a Cali a ‘apagar el incendio’ que generó en la militancia de Colombia Humana la orden que le dio a última hora a Ferney Lozano para que declinara su aspiración para que el movimiento se sumara a Restrepo, como ya lo había hecho el Polo, que también dejó de lado a Alejandro Ocampo. La protesta de las bases es tal, que se ha propuesto que la izquierda vote en blanco para ese cargo, lo que podría afectar una aspiración presidencial de Petro en el 2022.

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