Larelen Castillo se describe como una colombiana de a pie, hecha a pulso, que ha estudiado toda su vida, lo que le ha permitido tener posibilidades de crecimiento profesional, personal, espiritual.

Es una caleña criada en el barrio La Base. Proviene de una familia trabajadora, en la que su papá ha sido empleado y su mamá modista. Ellos le enseñaron a ella y a sus hermanas que la mejor herencia que les van a dejar es la educación y que así se contribuye al crecimiento del país.

Esta licenciada en biología y química, ingeniera industrial, doctora en Educación y exvicerrectora académica de la Universidad Uniminuto, de Bogotá, es la coequipera del exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández en su anhelo de llegar a la Presidencia de la República. Una oportunidad “muy grande”, como ella manifiesta, “de seguir sirviéndole al país desde otra dimensión”.

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¿Hace cuánto salió de Cali?

Hace catorce años. Anteriormente era la vicerrectora académica de la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium. Allí estuve casi ocho años y tuve la oportunidad de conocer la obra Minuto de Dios. En el 2008, el padre Camilo Bernal me invita a ser su primera vicerrectora general académica. El sistema universitario lo modifican. Y me invitan a ejercer un nuevo cargo: el de la vicerrectoría general académica en Bogotá y decido con mi familia trasladarme a esta ciudad.

¿Casada, con hijos?

Llevo casada casi 28 años, tengo dos hijos. Uno de 24 años, ingeniero mecánico, una hija de 22 años, que está en la universidad.

¿Cómo ha sido su vida académica?

Llevo 32 años laborando. Fui profesora de colegio, trabajé por muchos años como profesora de química, después de biología, matemáticas y lo que más me gusta y siempre recuerdo con mucho cariño es que empecé a trabajar en el centro educativo en el cual me gradué como bachiller, en el Colegio Nuestra Señora del Pilar. Después me fui al Colegio Mayor Santiago de Cali, ahí duré toda una vida, primero, trabajando con los arquidiocesanos en los colegios, después en la universidad y posteriormente llego a Bogotá a Uniminuto, que es de otra comunidad de sacerdotes. Allí nos enseñaron: ‘Nadie se quede sin servir’. Así que estamos dedicados a servir a los demás.

¿Sigue siendo docente?

Sí, pero a otro nivel. Ahora tengo dos cursos de doctorado y cursos de maestría. La docencia es mi pasión, me gusta mucho.

Se desempeñaba como vicerrectora de la Universidad Uniminuto, un buen cargo, muy estable. ¿Por qué arriesgarse para ser candidata a la Vicepresidencia?


Para mí no es un riesgo, es una oportunidad de servicio. En Uniminuto he tenido varios cargos… Pero uno siempre está detrás de la barrera mirando cómo está el país, diciendo: ahí están los mismos de siempre, los mismos líderes, los mismos manejando el país, los mismos problemas. Y dentro de todos los análisis que hice con mi familia concluimos que es esta la oportunidad de servirle al país a través de lo que algunos llaman política, yo lo llamo servicio. ¿Cómo le puedo servir? Con caras nuevas, generando nuevas oportunidades, la posibilidad de llevar nuevas ideas, con transparencia, dándole un golpe a la corrupción. Y eso se da participando.

Más aún, en varios escenarios he hecho una invitación a que muchos que tenemos alguna experticia, un conocimiento, podamos contribuir al país, que tanto lo necesita.

¿Conocía personalmente desde mucho antes a Rodolfo Hernández?

Estaba el 19 de febrero en Cali, celebrando los cumpleaños de mi madre, cuando recibí la llamada de un amigo. Y me dice: Marelen, ¿conoces a Rodolfo Hernández? Claro, le respondí, el que fue alcalde de Bucaramanga e hizo un buen ejercicio en esa ciudad, el que se va a lanzar a la Presidencia.

Entonces me dice: él hizo una convocatoria para buscar su fórmula vicepresidencial y yo considero que tú puedes ser, por tu formación y tu capacidad de servicio. Le dije a mi amigo: ¡Uy!, honor que me haces, pero recuerda que no soy política, soy académica. Y me insistió: precisamente él quiere una mujer, académica, católica, que no sea política. ¿Puedo presentar tu hoja de vida? Y le dije, bueno, preséntala, porque me interesa lo que él propone. Pero sí me gustaría poder conversar con él y si no se da nada, poder hacer aportes, sobre todo, en la parte de educación.

Sé que le llegaron más de 500 hojas de vida para ese cargo y que sus estrategas las estudiaron.

Al final de esa semana, el ingeniero me llamó a ofrecerme que lo acompañara como su fórmula vicepresidencial. Fui a Bucaramanga, empecé a trabajar con él e hicimos todas las reflexiones que uno tiene que hacer para llegar a una decisión de estas, tan importante.

¿Y qué fue lo que más le llamó la atención de él?

Sus cuatro pilares de no robar, no mentir, no traicionar, cero impunidad. Yo dije: excelente, esa transformación es lo que buscamos en el país. Hoy lo conozco más a fondo: es un empresario hecho a pulso, que poco a poco logró sacar su empresa adelante. Y un empresario con una profesional con experiencia académica, es una buena dupla. Podemos tener oportunidad, porque el país está cansado de más de lo mismo.

¿Qué le ha dicho él sobre su rol como fórmula vicepresidencial?

Cuando nos sentamos a conversar, él tenía muy claro, y me lo llevó hasta por escrito, el rol de la Vicepresidencia. Claro, yo lo complementé con mi experiencia y hablamos mucho de cómo cerrar la brecha social y cuáles son los puntos que permiten cerrarla.

Hablamos de pobreza, de hambre, de las necesidades del país, de los jóvenes, de las mujeres, pero concluimos que un punto clave para ese cambio fundamental del país es la educación. Así que hablamos de la educación como el motor transformador del país, empezamos a ver todo un sistema educativo, desde la base. También, que hay que complementar la educación con ciencia y tecnología: para tener hallazgos, generar conocimiento y buscar solución a problemas que ya tiene el país.

Usted como candidata vicepresidencial es más de encuentros vivenciales. Para no ser política, se le ha visto muy desenvuelta en su contacto con la gente…

Es que soy profesora. A mí me fascina estar cerca de la gente. Cuando me preguntan cuál es el plan de Gobierno, me siento haciendo pedagogía, transfiriendo ese conocimiento y presentándole a la gente nuevas oportunidades. Además, soy conferencista a nivel nacional e internacional, creo que eso es lo que me ha facilitado.

Y me siento en proceso de formación, de sensibilización y socialización con la gente. Cuando uno le cuenta, ‘mira: aquí vamos a hacer algo diferente, aquí hay otras oportunidades’, la gente tiene esperanza en el cambio, está cansada de lo mismo. Lo primero que tenemos que hacer para el cambio, como dice el ingeniero Rodolfo, es acabar con la robadera de nuestro país y yo comparto eso.

Si uno ve la historia de Cali, ve proyectos sin terminar, escuelas, colegios. Si vas a la Costa Pacífica, en toda Colombia, ve proyectos inconclusos y uno dice: ¿qué pasa? Si nosotros pagamos impuestos, ¿dónde está nuestra plata? No podemos seguir así. No más corrupción. Y si uno dice: nosotros vamos a cuidar la plata de los colombianos y la invertimos en sus necesidades, lo vamos a lograr. Cuando uno ve ese propósito tan claro, dice, hay que trabajar por ello. A mí esto me gusta. He estado en varias ciudades, como en Cali, hace poco, y vi a la gente con mucha aceptación. Pero también estoy en los medios, porque hago webinar, hago en vivos, trabajamos con juventudes rodolfistas, es un ejercicio pedagógico muy bonito ayudar a nuestra población a que encuentre otras oportunidades.

¿Qué iniciativas quiere impulsar desde la Vicepresidencia si Rodolfo Hernández se convierte en el inquilino de la Casa de Nariño?

La iniciativa de la educación. Cuando hablamos de no corrupción, tenemos que hacer un cambio cultural y ese cambio lo hacemos es con educación. Por eso es importante la educación transversal a todos los procesos en el Gobierno. Pero, asimismo, en lo que propiamente es la educación, vamos a acompañar todo el proceso de una reforma del sistema de aseguramiento de la calidad educativa, donde implementemos las mejores prácticas de mejoramiento continua.

Hay países que nos llevan delantera, pero no vamos a replicar tal cual lo que ellos hacen, esas buenas prácticas tenemos que contextualizarlas.

Pero todo esto tiene que ir de la mano con una gestión de un gobierno eficiente, que genere los recursos para que estas buenas prácticas se den. Donde nadie roba, alcanza la plata. Si manejamos los recursos de Colombia sin que se pierdan, si manejamos los niveles de burocracia que están altísimos, tendremos los recursos para hacer las inversiones necesarias.

¿Qué consejos ha recibido de Rodolfo Hernández?

Muchos consejos he recibido de él por su experiencia. Por ejemplo, me dice, Marelen, van a aparecer muchos amigos y amigas, mucha gente que no conocías, pero recuerda que aquí no nos comprometemos con nadie, aquí no hay alianzas. Nuestro compromiso es con el pueblo colombiano. Eso lo tenemos clarísimo.

Lo otro que siempre me dice, y él sabe que lo tengo claro, es que vamos a trabajar por la población más vulnerable en Colombia. Vamos a sacar adelante el campo, a nuestros campesinos y campesinas, esos son puntos claves. Otro consejo es que cuando lleguemos a la Presidencia vamos a cuidar el gasto, vamos a cuidar la nómina, para poder ahorrar y obtener recursos de inversión social.

Con él también he hablado de trabajo social. Le he contado de cómo hemos llegado desde la universidad con educación a las diferentes regiones del país y como se ve el cambio, la gente encuentra oportunidades. Le he contado, por ejemplo, cómo ayudar a las madres cabeza de familia a transformar una comunidad. Todo este ejercicio de compartir la experiencia que él tiene de ser empresario y mi experiencia en el área académica es un ejercicio que nos permite trabajo en equipo y complementariedad.

¿Cree que los colombianos le perdonarán a él la bofetada que le dio a un concejal de Bucaramanga? A Vargas Lleras no le perdonaron el coscorrón al guardaespaldas…

(Risas) Ay, mi querida periodista, Colombia hay veces que tiene memoria para unas cosas y para otras no. Yo no puedo decidir por el pueblo colombiano, pero sí invito a que conozcan la gestión del ingeniero Rodolfo Hernández en Bucaramanga, que conozcan otro modelo de hacer gestión administrativa pública, donde se ven los resultados y se demuestran con indicadores.