“La mejor mamá del mundo”, así describe y recuerda Natalia Castro Córdoba a su madre, la exsenadora Piedad Córdoba, quien falleció el pasado sábado 20 de enero a causa de un infarto.

Natalia era la hija más cercana a la exsenadora, estuvo a su lado en los últimos años de la carrera política de la dirigente liberal y fue testigo de los últimos días y horas de La Negra, como la recordaban con cariño sus amigos.

Piedad Córdoba y su hija, Natalia Córdoba. | Foto: NO

En las conversaciones, entrevistas, almuerzos y cenas de la política colombiana, Natalia fue su mano derecha, al punto de desempeñarse como su asistente personal.

En diálogo con la Revista Semana, quien fuera la única mujer entre los cuatro hijos de la excongresista, dejó entrever algunos de sus sentimientos. “Qué dolor tan grande”, le reveló en un primer momento Natalia al citado medio.

“Me duele el alma, no sé qué pasó, solo quisiera despertar de este mal sueño”, dijo la joven periodista que, además, hacía parte del grupo de colaboradores de su madre. Ella, por ejemplo, revisaba algunas de las publicaciones con los logros que Córdoba divulgaba.

Visiblemente conmovida por el hecho y aun con el asombro de la noticia, Natalia mencionó: “La recuerdo como una mujer guerrera, de grandes luchas, una mujer que amaba a su país, a su gente, que siempre lo dio todo, una mujer humilde, muy alegre, soñadora, emprendedora. En resumen, la mejor mamá del mundo”.

En la mañana de este lunes 22 de enero, el cuerpo de Córdoba será homenajeado en Chocó, su tierra natal. Después estará en Bogotá y Medellín, donde finalmente descansará en paz la senadora. De la jornada harán parte Natalia y Juan Luis, su hermano, el excongresista de la Alianza Verde, también hijo de Piedad Córdoba.

Piedad Córdoba, Natalia y su nieta en el exterior. | Foto: NO

De acuerdo con Semana, la mujer no quiere despegarse un minuto de su madre, como lo hizo en vida. Hasta ahora aún le cuesta creer que la jefe de la casa, la mujer que hablaba de política sin parar, la que le preocupaba el país y quien casi todo el día atendía visitas o llamadas por su teléfono, hoy ya no esté.

Sin embargo, la vida de Córdoba no giraba en torno solo a lo político, pues también se describe como el motor de la familia, de ella dependían algunos de sus hijos, nietos, sobrinos, primos... Era la consejera, el polo a tierra y la mujer a la que consultaban cada una de las decisiones.