La política no ha sido nunca ajena a Gustavo Francisco Petro Urrego, gran parte de sus 62 años los ha dedicado a hacerla, inclusive desde cuando muy joven decidió tomar las armas y hacer parte del M-19, la guerrilla en la que militó y hasta tuvo que ir a la cárcel.
Nació en Ciénaga de Oro, Córdoba, el 19 de abril de 1960, fecha que, coincidencialmente diez años después, le dio el nombre a la guerrilla del M-19. Es economista de la Universidad Externado de Colombia, además tiene una especialización en Administración Pública de la Escuela Superior de Administración Pública.
Luego de su paso por las armas y desmovilizarse, Gustavo Petro aterrizó en la política formal al fundar, junto a otros exguerrilleros, la Alianza Democrática M-19, con la cual llegó en 1991 a la Cámara de Representantes por Cundinamarca.
Tras un pequeño paso en la diplomacia como agregado en Bélgica, volvió al Congreso al ganar una curul para la Cámara en Bogotá, periodo en donde se destacó por los debates en los que destapó escándalos de corrupción.
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Gustavo Petro luego fue senador de 2006 a 2010, y en 2011 alcanzó su primer gran triunfo en la política: la alcaldía de Bogotá para el período 2012 y 2015.
El hoy aspirante a manejar los rumbos del país en los próximos cuatro años, resultó electo alcalde de la Capital del país en las elecciones de octubre de 2011, cuando derrotó por más de 170.000 votos a Enrique Peñalosa, su inmediato perseguidor y quien luego fue su sucesor. Su administración fue tensa y muchos lo calificaron como un mal administrador por las decisiones que tomó.
También fue calificado como un gobernante incapaz de trabajar en equipo; de ser obstinado y hasta de déspota, como lo calificó, quien fue el director de Relaciones Internacionales de la Alcaldía de Bogotá, Daniel García Peña, en junio de 2012.
Las decisiones polémicas que tomó como alcalde de la capital del país fueron: cambió el esquema de recolección de basuras, para crear una empresa pública e involucrar a los recicladores. Le entregó el manejo de ese servicio a la empresa de acueducto de Bogotá, que carecía de la experiencia para ejecutarlo, lo que terminó ocasionando una emergencia ambiental en la capital.
Además, bajó y congeló la tarifa de Transmilenio, creando las horas pico y valle, con lo que mermó el recaudo de los operadores. Además, recompró las acciones de la Transportadora de Gas Internacional, por el doble del valor en que las había vendido su antecesor, para recuperar el control de la compañía como activo público y aprobó por su cuenta la Modificación Especial del Plan de Ordenamiento Territorial. En todas estas decisiones enfrentó una fuerte oposición y también varias investigaciones de los entes de control.
Gustavo Petro militó en el M-19, una guerrilla nacionalista de origen urbano que firmó la paz en 1990. Varias veces fue amenazado de muerte y forzado a un exilio de tres años en Europa.
Algo que marcó su paso por el Palacio Liévano, en Bogotá, fue la batalla que dio contra el entonces procurador general, Alejandro Ordóñez, hoy embajador de Colombia ante la Organización de Estados Americanos, quien lo destituyó en diciembre de 2013 de su cargo como alcalde y lo inhabilitó por 15 años para ejercer cargos públicos por el sonado caso de la crisis de las basuras. Ante esa decisión, Petro recurrió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que lo restituyó en el cargo.
Ya en 2018 y con un movimiento político propio más consolidado, Colombia Humana, Gustavo Petro aspiró a la Presidencia de la República, llegando a la segunda vuelta, en donde tuvo poco más de 8 millones de votos. Aunque perdió, mantuvo su actividad política permanente desde el Senado, en donde ocupó una curul que le se asigna al segundo en las elecciones. En estos cuatro años de oposición al gobierno de Iván Duque, el candidato consolidó una coalición política, el Pacto Histórico, con la cual espera se Presidente.
Francia Márquez
Nació en Suárez, Cauca, el primero de diciembre de 1982. Con sus 41 años, esta líder afro asegura, con orgullo, ser hija del pueblo negro, raizal y palenquero, es además mamá de dos hijos. Destaca que se formó en el Proceso de Comunidades Negras, lo cual le ayudó a llegar a la Universidad Santiago de Cali, de donde se graduó como abogada.
De allí empezó a consolidarse como líder social, por lo que en 2015 recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos y luego, en 2018, el Premio Goldman. La política no le ha sido ajena, en 2018 aspiró a la Cámara de Representantes y fue presidenta del Comité Nacional del Consejo Nacional de Paz, Reconciliación y Convivencia.
Sus críticos la califican de radical y sectaria y de querer siempre imponer sus criterios.