En Francia, el presidente Juan Manuel Santos dijo que se parecía mucho a su homólogo Emmanuel Macron, entre varias cosas, porque los dos vencieron la política tradicional y llegaron a gobernar con un nuevo partido. Un gran debate es el que se puede generar por dicha comparación, pero lo cierto es que ese partido que llevó al poder a Santos –según expertos– se está desmoronando.
El Partido de la U, que llegó a ser la primera fuerza política en el 2010 y se ha mantenido con el gobierno actual, parece estar al borde del colapso. Sin embargo y pese a todas las dificultades que enfrentan por no tener un candidato fuerte para las Presidenciales de 2018, debido al divorcio entre el exembajador Juan Carlos Pinzón y el Jefe de Estado, sus dirigentes insisten en que seguirán unidos. Pero la verdad es que muchos miembros de la U están pensando a pasarse a otras toldas.
Este riesgono es nuevo, más bien ha ido creciendo, en especial con la propuesta de meter un artículo en la reforma política que se tramitará en legislatura que arranca el 20 de julio y que permitiría el transfuguismo.
“Un artículo que permita cambiar de partido una sola vez. Eso es un decir, pues cada reforma política se mueve siempre a los intereses del Gobierno de turno para las próximas elecciones, no es la primera vez que se permite ese tipo de espacios dentro de las organizaciones políticas”, dice Andrés Felipe Bernal, profesor de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda.
Es decir, para las siguientes elecciones podrían los de la U, por ejemplo, apoyar el candidato de Cambio Radical o, como dicen, ‘el que ponga Uribe’. Tanto han crecido los comentarios alrededor de la ruptura de la U, que senadores como Jimmy Chamorro han salido a negar que se vayan a separar de la colectividad.
“Uno, yo he estado y estoy dentro del Partido de la U. Dos, considero que este tipo de decisiones las toma la bancada de senadores del Partido de la U y la bancada no se ha reunido jamás para hablar acerca de este tema. Tres, no he hablado ni con Germán Vargas Lleras, ni con Juan Carlos Pinzón, ni con el presidente l Santos, ni con ninguna otra persona que aspire a ser presidente de la República a nombre del Partido de la U o de otros partidos”, manifestó.
Dijo que tampoco ha autorizado a nadie para que diga que él se va del partido, y que no ha hablado con ningún congresista respecto a las elecciones presidenciales. Solo se ha conversado sobre la reelección al Senado de la República.
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Pese a ello, lo que se rumora es que la colectividad está dividida entre los que apoyan a Juan Carlos Pinzón –que se ha desmarcado del presidente Juan Manuel Santos– y que ahora se irían con Germán Vargas Lleras (grupo en el que estaría Mauricio Lizcano); y los que no votarían ni por Pinzón ni por Roy Barreras, como Armando Benedetti, la bancada costeña y Sandra Villadiego, la congresista que impulsa la propuesta del transfuguismo. Estos, se dice, apoyarían al candidato que respalde el expresidente Álvaro Uribe.
Por los intereses de estos últimos y los intereses de las otras colectividades que podrían pescar en río revuelto, la iniciativa no puede ser desechada todavía.
“Nadie, nadie tiene control del Partido de la U, el único que en este momento podía darle alguna vitalidad a la colectividad se llama Juan Carlos Pinzón, pero todos sabemos que si repunta en las encuestas sería en virtud de una deslealtad temprana con el presidente Juan Manuel Santos y por tanto no tiene cabida real dentro del partido”, dice el analista político John Mario González.
Para él, el partido sufre las consecuencias de la insatisfacción ciudadana con el Gobierno Santos y cree probable que se llegue a diluir antes de las elecciones, en especial por el transfuguismo, o como lo llama él: la migración parlamentaria.
“Si se disuelve el partido de la U, el presidente Juan Manuel Santos va a tener más dificultades para reivindicar su gestión de gobierno, probablemente va a tener menos amigos que hoy y creo que es la consecuencia de unos parlamentarios que se dedicaron solo a la mermelada y se les olvidó hablar de los problemas gruesos del país, y de interpretar la opinión pública”, dice González.
Y es que a criterio del analista el concepto sobre el cual está constituido el partido no es fuerte, o al menos no se ha interpretado así desde su nacimiento.
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“El partido de la U nace sin una ideología clara, no es un partido tradicional que tiene una línea programática que viene de años, sino que nace con una función básica de darle apoyo al gobierno de Uribe.
De una u otra manera, el partido de la Unidad Social, si bien así se llama, siempre se le puso el Partido de la U para hacerle referencia precisamente al expresidente Uribe”, recuerda Bernal.
Luego, esos apoyos se trasladaron al presidente Santos en sus dos gobiernos y ya, con su gestión cumplida, la colectividad parece haber terminado su función. Por ello, para el director del programa de Ciencia Política de la Universidad de la Sabana, Iván Garzón, el partido ya se describe en pasado.
“Eso fue un partido básicamente de apoyo burocrático para los dos gobiernos, siempre tuvo ese objetivo y está claro que a pesar de lo que dicen los representantes, no tienen ninguna vocación de poder más allá de acomodarse al que tenga la chequera burocrática”, dice.
Incluso para Garzón, la colectividad está recibiendo una dosis de su propia medicina con los deseos de transfuguismo que tienen algunos, y pone como ejemplo a Roy Barreras y Armando Benedetti.
Uno de los principales temas de la discordia registrada esta semana entre el presidente Juan Manuel Santos y el exministro Juan Carlos Pinzón fue el de la implementación de los acuerdos de paz. Para Pinzón, el Gobierno le ha dado muchas concesiones a las Farc.
“Dos personajes que eran más uribistas que Uribe, después más santistas que Santos, y que finalmente la gente los asocia no con un ideario, no con una forma de entender la política, sino con un gobierno que reparte puestos. Yo creo que esos dos personajes son una muestra de que ese modelo está en crisis por muchos ciudadanos que hoy en día ya no creen que el mejor político es el que mejor se acomoda”, afirma.
A todo este escenario se sumaría también el auge de recolectar firmas, que es la modalidad por la que muchos de los precandidatos están optando, asegura Carlos Arias, docente de Comunicación Política de la Universidad Externado de Colombia.
“Hay una dinámica paralela y es la recolección por firmas. Qué significa esto, que los partidos políticos o los caciques electorales en las regiones van a empezar a mirar cómo se están comportando los estudios de percepción, por lo menos en presidenciales, para determinar hacia dónde se mueven. Esto principalmente le va a afectar al partido de la U que es un partido que no tiene una estructura ideológica fuerte, es decir, no se sabe si es de izquierda o derecha y qué tipo de posiciones tienen frente a situaciones fundamentales en temas álgidos. Lo único que entre comillas tienen en común, es la paz”, afirma.
Otra razón por la que estarían abandonando a los partidos, entre ellos a la U, es la corrupción, como lo dice Bernal.
“Como la corrupción está en la agenda del 2017, es decir, este año al parecer descubrimos que en Colombia había corrupción, todos quieren desmarcarse de la política tradicional, y decir ‘yo soy candidato independiente’ y se inscriben por firmas, pero a la hora de la verdad cuentan con el apoyo y las bases electorales de sus partidos”.
Sobreviviría pero...
Se cree que el partido puede llegar a sobrevivir, pero que no será lo que hasta ahora había sido, según Arias: “La U no se va a extinguir, va a sobrevivir. Lo que pasa es que va a quedar completamente reducido y debilitado, no solamente como bancada, sino como fuerza de poder”.
Bernal también habla de la posibilidad de que sobreviva, pero por una razón bastante simple. “Algo que lo puede salvar, es que algunos no tienen a dónde ir, y en esa medida tendrán que continuar haciendo campaña dentro del Partido de la U. La cuestión es que el péndulo político se mueve hacia otros lados y hay otros actores nuevos en la política que están premiando ese protagonismo”.
Lo que podrían hacer, para Garzón, son alianzas alrededor del tema que parece ser el más sólido entre la colectividad: el de la paz. Es decir, hacer juego de esas coaliciones que han mencionado sectores políticos, o en últimas unirse a Germán Vargas Lleras con el único argumento de que es el que más tiene probabilidades de ganar.
“Un partido minoritario con gente de distintas tendencias pero que su vocación es ser un comodín burocrático. Pensando en el perfil de Armando Benedetti y de Roy Barreras, uno podría pensar que si quieren salvarlo, apuntarían a eso. Y en ese sentido de cara a 2018, es muy probable que terminen haciendo una alianza alrededor del tema de la paz, que es lo único que los identifica discursivamente”, dice.
Historia
El Partido Social de Unidad Nacional o Partido de la U fue fundado en 2005 antes de que el expresidente Álvaro Uribe terminara su primer mandato. La reelección se dio sobre la base de esa colectividad que además trabajó para elegir a Juan Manuel Santos en 2010 y en 2014 como Presidente de Colombia.
Este fue uno de los partidos con más congresistas vinculados al escándalo de la parapolítica que se desató en 2006. Incluso, todavía se encuentra preso el excongresista Carlos García Orjuela, quien se desempeñaba como Presidente de la colectividad.
Al menos 16 exsenadores y exrepresentantes a la Cámara fueron capturados por sus vinculaciones con las Autodefensas. Salvador Arana, exembajador en Chile y exgobernador de Sucre, fue condenado a 40 años de prisión.