Con el inicio del nuevo periodo legislativo, un mes antes de lo acostumbrado debido a una reciente reforma constitucional, se marca el comienzo de una etapa crucial para el gobierno de Gustavo Petro, que se encuentra en un punto de inflexión donde no solo se está jugando el futuro de sus principales reformas, sino también el de su gobernabilidad y el apoyo de las bases electorales y las fuerzas políticas que lo llevaron al poder.
El Presidente tiene pendientes por aprobación legislativa tres proyectos cruciales de su plan de gobierno: las reformas de salud, pensional y laboral. Las dos primeras están en una carrera contra el tiempo, ya que si no terminan con éxito los cuatro debates que tienen por delante antes del 20 de julio van a tener que ser archivadas; la del trabajo tiene todavía esta y la otra legislatura para superar las discusiones.
Sin embargo, el Jefe de Estado llega a este momento con el viento en contra y nubarrones agrupándose en el horizonte, ya que sus iniciativas han sido duramente criticadas por distintos sectores (particularmente la reforma al sistema de salud), además de que no han sido pocos los escándalos originados desde la Casa de Nariño.
De igual forma, la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes anunció que investigará de forma preliminar la supuesta entrada de dineros ilegales a la campaña en 2022.
En la perspectiva del politólogo y asesor político William Herrera, la relación entre el presidente Gustavo Petro y el Congreso de Colombia se perfila compleja para la primera legislatura de 2024.
Para él, el Mandatario ya agotó gran parte de su capital político a estas alturas de su mandato, lo que disminuye su margen de acción política. Esta situación se refleja en las encuestas de favorabilidad y en la respuesta del Congreso y otras instituciones a sus decisiones, por lo que augura un legislativo menos receptivo.
“El Presidente cada vez tiene menor margen de acción. Además, tiene a las Cortes echando para atrás muchas de las decisiones que él toma vía decreto o incluso iniciativas que le han aprobado en el Congreso”, explica el politólogo.
Y agrega que “así mismo, inicia este nuevo semestre afectado por las diferentes crisis ministeriales que ha tenido y obligado a una recomposición de la coalición que tiene en el Congreso y eso dificulta un poco el panorama del trámite de las reformas, en especial la de la salud”.
Herrera anticipa que incluso si la reforma es aprobada por el Senado, es probable que la Corte Constitucional la invalide, argumentando que debió tramitarse como ley estatutaria y no como ley ordinaria. En contraste, ve más posibilidades de éxito en una reforma pensional, que podría encontrar menos resistencia en el Congreso y, junto con la laboral, podría tener mejores perspectivas de aprobación.
Para el analista, el desgaste prematuro del capital político del Mandatario colombiano no solo limita su capacidad para impulsar iniciativas en el Congreso, sino que también afecta su gobernabilidad.
Según Herrera, es común que los presidentes enfrenten un desgaste reputacional hacia el final de sus mandatos, pero, en el caso de Petro, los escándalos, las investigaciones y la necesidad de reconfigurar su coalición han exacerbado esta situación desde una etapa temprana.
“El hecho de que el Pacto Histórico y fuerzas afines, lo que llaman algunos sectores alternativos, hayan obtenido tan malos resultados en las elecciones regionales de 2023 demuestra este agotamiento temprano en el país con lo que representa Gustavo Petro. Pienso que el peso de las expectativas lo está aplastando”, señala.
Las alianzas políticas establecidas por el Mandatario al inicio de su periodo también están presentando muchas señales de desgaste.
En el capitolio voces alternativas como Caterine Juvinao y Katherine Miranda, quienes fueron escuderas suyas en el pasado, se han convertido en férreas y visibles críticas, restando números a la hora de las votaciones.
Además, ha resultado muy complicado conciliar las visiones de políticas alternativas con la de sectores más tradicionales.
Por su parte, Jorge Munevar, politólogo y docente universitario, cree que la situación actual demanda un urgente replanteamiento de la estrategia política de Petro y su gabinete.
Para el analista, la rigidez del Presidente y su estilo de liderazgo son obstáculos para la adaptación necesaria en el manejo de los procesos legislativos y solo el propio Petro podría alterar esa conducta.
“Eso no será muy fácil, debido a su talante y carácter; sin embargo, si él no cambia, si no maneja mejor la estructura de los procesos en el Congreso, difícilmente va a lograr los objetivos de su gobierno, que son, por supuesto, sacar adelante con éxito los proyectos de reforma más importantes, y, si no logra consolidar este año su situación, su gobernabilidad va a estar cada vez va a estar más deteriorada”.
Munevar sugiere que una táctica posible para Petro sería fortalecer las relaciones individuales con los congresistas, apartándolos de la dinámica de partido y buscando apoyos uno a uno, aunque advierte que esto no garantiza la aprobación de las reformas.
La capacidad del Mandatario para gestionar esta compleja dinámica será crucial para el éxito o el fracaso de su gobierno en la próxima legislatura.
Además, el analista destaca la importancia de que el Presidente mejore su comunicación y coordinación con sus ministros, en particular con el del Interior, Luis Fernando Velasco, quien posee una enorme experiencia en el Congreso, pero actualmente se encuentra ante el desafío de mediar entre el estilo de gobierno de Petro y las expectativas legislativas.
¿Qué se espera este semestre?
En el Congreso anticipan que la legislatura que inició el viernes traerá consigo tensiones con la Casa de Nariño.
Según el senador Carlos Fernando Motoa, de Cambio Radical, la actualidad refleja un marcado contraste con las visiones más optimistas de que podría haber una relación más fluida.
El congresista critica la postura del gobierno Petro, alegando que no comprende la esencia del debate legislativo, caracterizado por la discusión, argumentación y presentación de propuestas y alternativas. Esta actitud de imposición, según él, ha generado fricciones especialmente en el Senado, donde las mayorías no se alinean tan fácilmente con las intenciones del Ejecutivo, a diferencia de lo que ocurre en la Cámara de Representantes, donde el Gobierno tiene más aliados.
Motoa subraya la dificultad de alcanzar consensos sobre temas clave, exacerbada por la negativa del Gobierno a admitir errores en ciertas materias, lo que lleva a un aumento en los debates de control político y las mociones de censura.
“Hay que señalar que la negativa del presidente Petro y del Gobierno en temas que se han equivocado dificulta el entendimiento con la Rama Legislativa, porque se traduce en más debates de control político e incluso en algunas mociones de censura. También puede existir por parte del Gobierno hostilidad en citaciones que se realizan o en defensa de proyectos de ley. Hemos visto ministros salidos de casillas en comisiones o plenarias”, recalca.
El senador también anticipa fisuras dentro de la coalición gubernamental con varios partidos declarándose independientes y otros reconsiderando su postura respecto al gobierno de Petro.
Este escenario hace prever un período de intensos debates en los que el Senado, en particular, se propone ejercer un contrapeso efectivo al Ejecutivo en aquellos proyectos que suscitan preocupaciones.
Así las cosas, la Casa de Nariño enfrenta desafíos para lograr una relación armoniosa y productiva con el Congreso, subrayando la importancia de la diplomacia, el reconocimiento de los errores y la búsqueda de consensos para avanzar en la agenda legislativa.