“Él está desarrollando sus descargos, encontramos la manera de que lo hiciera tranquilamente, no queremos presionarlo; queríamos que estuviera acá, pero dicen los abogados que están liderando la investigación que eso también se puede hacer virtualmente, y eso es lo que se ha hecho, y vamos a tomar decisiones muy rápido”.

Así respondió el pasado miércoles el canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, a los periodistas que, aprovechando los actos conmemorativos de la Batalla de Boyacá, le preguntaron sobre el proceso que se le abrió al embajador de Colombia ante la FAO, Armando Benedetti, luego de ser denunciado por violencia por su esposa.

Y aunque el Ministro de Relaciones Exteriores insistió en que no podía dar más detalles por la confidencialidad que rodea el caso, sí quedó en claro que el representante diplomático no regresará al país a responder por lo sucedido, como lo había dispuesto en su momento la propia Cancillería.

En mayo pasado, Armando Benedetti presentó cartas credenciales en la FAO y asumió oficialmente como embajador ante el organismo. | Foto: Cortesía

Como se recordará, el pasado 23 de julio se conoció que Adelina Guerrero, esposa de Benedetti, lo denunció ante las autoridades de Madrid, luego de que él, presuntamente, tomara un cuchillo y la amenazara con cortarle la ropa. Sin embargo, debido a la inmunidad diplomática que lo reviste, el embajador no fue arrestado.

A su vez, la Cancillería colombiana anunció la “activación de los mecanismos oficiales para conocer lo sucedido e iniciar el protocolo correspondiente”, confirmando que el expediente del caso ya estaba en la Oficina de Control Interno Disciplinario y que “cuando tengamos resultados actuaremos conforme a la ley”.

Para entonces, ya el Gobierno Nacional había sido notificado de la situación por la Embajada en España, en donde, según la legislación vigente en ese país, lo ocurrido en la residencia de Benedetti podría catalogarse como violencia de género.

Pocos días después, el 28 de julio, el titular del Ministerio de Relaciones Exteriores anunció la apertura formal de una investigación disciplinaria en contra del diplomático por lo sucedido con su esposa, pero también por las razones por las que se encontraba en Madrid, cuando la sede de la FAO es Roma.

“También, desde lo administrativo, se le requirió al Embajador” para conocer “en qué situación administrativa se encontraba a la fecha del permiso tramitado para trasladarse a España”, precisó Murillo, quien reiteró que la cartera a su cargo rechazaba y condenaba “cualquier tipo de agresión en contra de las mujeres”.

Y añadió que se le informó a “la Procuraduría General de la Nación sobre las actuaciones que hemos tomado, sobre todo de la apertura e investigación disciplinaria”.

El canciller Luis Gilberto Murillo anunció que habrá rápidas decisiones sobre la investigación a Benedetti. | Foto: NO

En efecto, el pasado 1 de agosto, Armando Benedetti confirmó en su cuenta de la red social X: “Hace segundos recibí la notificación de apertura de investigación disciplinaria por parte de la Cancillería. Reitero: estoy presto a dar las explicaciones que sean necesarias y demostrar mi inocencia”.

Y poco antes, desde esa misma plataforma había dicho: “Estaré dispuesto a dar la cara y responder ante cualquier autoridad que lo requiera. Me parece un buen escenario para responder por todo lo que se ha dicho y demostrar mi inocencia”, aludiendo al llamado para que regresara a Bogotá a presentar sus descargos, so pena de que se le abriera un nuevo caso y fuese declarado insubsistente por parte de la Cancillería.

Pero a renglón seguido agregó: “Hay que defenderse siempre de los amigos y no de los enemigos”, al parecer, haciendo referencia a que, supuestamente, él sigue siendo una persona cercana a la Casa de Nariño.

Cuestionan su proceder

Sin embargo, en sectores de oposición e incluso en algunos cercanos al Ejecutivo no se entiende cómo Benedetti se mantiene en el Gobierno, a pesar de todos los problemas en los que ha metido al Mandatario colombiano.

Armando Benedetti fue una ficha clave en la campaña presidencial de Gustavo Petro.

“Si el presidente Petro honrara, aunque sea un poco, su promesa de ‘el cambio es con las mujeres’, él saldría definitivamente del Gobierno. Además de estar investigado por corrupción, maltrata sistemáticamente a las mujeres. Ni una gota de poder político para estos personajes”, afirmó al estallar el último escándalo la representante a la Cámara Jennifer Pedraza.

Y su colega María Fernanda Carrascal dijo que “nadie en el Gobierno puede tener inmunidad para ser violento y machista. Benedetti está en la obligación de responder ante las autoridades que lo reclamen por las denuncias en su contra y, sobre todo, ante su jefe: el pueblo colombiano”.

De su lado, Manuel Camilo González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, aseguró que “hay un patrón muy repetitivo de una serie de comportamientos abusivos por parte de Benedetti frente a las mujeres y, particularmente, si este es el Gobierno del Cambio no se está haciendo mucho por el giro en la política de género que propuso para que se logren resultados en torno al respeto de la mujer”.

Cabe recordar que, siendo embajador en Venezuela, en unos audios que se conocieron en medio del escándalo por el robo de dinero a Laura Sarabia, entonces jefa de Gabinete, el diplomático aseguró que, si abría la boca sobre la campaña presidencial de Petro “nos hundimos todos. Nos acabamos todos. Nos vamos presos”, lo que, a la postre, le costó la salida de Caracas.

De ahí que el académico censure el nombramiento de Benedetti ante la FAO: “La competencia que tiene el Presidente de nombrar y remover libremente a sus ministros y embajadores da pie para decir que la toma de decisión es toda del Presidente, pero se dio apertura a una embajada que por largo tiempo no se había utilizado y se da en premio a un Benedetti que en su momento se mostró desafiante de revelar ciertas cosas contra el Gobierno”.

Y sigue: “Entonces, cuando se sostiene a alguien que es muy impopular, es que tiene algo qué contar que puede perjudicar al Gobierno y seguramente está tratando de mantenerlo calmado para que no genere ruido ni ningún daño a la imagen del Gobierno”.

Laura Sarabia trabajaba para el senador Armando Benedetti, su relación terminó en una pelea que los sacó a ambos del Gobierno.

De ahí que, para algunos observadores políticos, llame la atención que Murillo haya dicho el miércoles que “no queremos presionarlo”.