A diferencia de los otros dos ‘remezones’ ministeriales que ha tenido el gobierno de Gustavo Petro, este ha estado lleno de sorpresa y expectativa por la lentitud con la que se han arrojado los nombres salientes y entrantes y por las asignaciones en sí, pues, pese a que algunas mantienen cercanía ideológica con el mandatario, otras resultan más estratégicas para el propósito de buscar acuerdos entre las diferencias.
“El Gobierno está respondiendo a la falta de ejecución o concreción de reformas de cada una de las carteras, haciendo esta renovación en un momento en el que es natural, de cara a la segunda parte de su mandato. A diferencia de lo que pasaba en otros cambios ministeriales, este no se hace de urgencia, tratando de atender una situación extraordinariamente crítica”, opina Juan Nicolás Garzón, profesor de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana.
Los nombres dados a conocer por el Jefe de Estado a cuenta gotas no son nuevos en la Casa de Nariño, dado que las ministras Ángela María Buitrago, de Justicia; Martha Carvajalino, de Agricultura, y María Constanza García, de Transporte, tienen cercanía con Petro, aunque también son conocidas por su perfil técnico.
Las dos últimas vienen de ser viceministras en las carteras que ahora lideran, mientras que Buitrago fue incluida por el Presidente en su terna para Fiscal General, siendo también una mujer respetada en el sector jurídico y con un amplio recorrido.
La sorpresa llegó con la designación de Juan Fernando Cristo como ministro del Interior, en reemplazo de Luis Fernando Velasco, dando luces sobre cuál será el rumbo que esta vez eligió seguir el Ejecutivo para la segunda mitad de su mandato y de cara a una nueva legislatura llena de retos.
“En su mayoría son personas cercanas, exceptuando a Cristo, quien tiene experiencia en el Congreso y para el que la política no es algo nuevo. Que llegue a esa cartera demuestra el afán que tiene el Jefe de Estado de tener a alguien con una cancha importante para tener esa relación Ejecutivo-Legislativo que necesita para empezar a construir mayorías alrededor de diferentes proyectos, dado el vacío de alguien que las lograra”, explica la politóloga María Alejandra Arboleda.
El recorrido del nuevo Mininterior no es discutible, porque, además de haber ocupado ese cargo durante el gobierno de Juan Manuel Santos, ha sido embajador y cónsul, además de senador por 16 años, en los que logró también ser presidente del Congreso.
Su nombramiento causó todo un debate en redes sociales, en el que le recordaron sus diferencias con el actual Presidente con respecto a la propuesta de convocar una constituyente, puesto que, pese a haberla rechazado antes, ahora se compromete a impulsarla. Además, se criticó el regreso del ‘santismo’ a la Casa de Nariño.
Para Garzón, “independientemente de la postura o las características de Cristo, hay que decir que es un funcionario que tiene interlocución política y reconocimiento, que, para propósitos de lo que hace un ministro del Interior, es un nombramiento más moderado, a diferencia de lo que había venido pasando cuando se llamaba a un ‘petrista’ más pura sangre”.
A su vez, Arboleda menciona que, al analizar la primera intervención que hizo el nuevo funcionario y el discurso que ha mantenido en medios de comunicación, se advierte que “llega con una tarea muy importante, y es posicionar en la opinión pública y ante la agenda política la necesidad de una asamblea nacional constituyente”.
Por el lado de Buitrago, quien llegó en reemplazo de Néstor Osuna, se puede encasillar en las esferas de los funcionarios cercanos al Mandatario, pero sin desconocer su amplia experiencia en la Fiscalía, donde se ha desempeñado en diferentes dependencias, siendo apodada ‘la fiscal de hierro’, por su trabajo en el esclarecimiento de los hechos en la operación militar para la retoma del Palacio de Justicia en 1985.
“Es alguien que estuvo para Fiscal, que estuvo en las altas cortes, es conocedora de la justicia y no es el perfil poco técnico cercano al Presidente, sino que es cercano a las necesidades de la cartera”, dice Garzón.
La Ministra deberá liderar la creación de la reforma a la Justicia, para que sea tramitada en el Congreso.
En el caso de Carvajalino y García, las fuentes coinciden en reconocer que, si bien son cercanas a Petro, se destacan más en sus perfiles las capacidades técnicas relacionadas con las carteras que llegan a dirigir.
“El rol que ellas venían desempeñando es uno en el que quizás han podido mostrar un poco más de gestión, puesto que una de las grandes deudas de este Gobierno es que muchas cosas se quedan en grandes anuncios, pero realmente no hay una ejecución o unos resultados muy concretos”, señala la politóloga Arboleda.
Respecto a la nueva jefa de la cartera de Agricultura, ha expresado abiertamente en el pasado su interés por la reforma agraria, así como por el cumplimiento del Acuerdo de Paz, por lo que se espera que su tarea se centre en la implementación de estos, en el ministerio que hasta el pasado martes era liderado por Jhenifer Mojica.
En opinión de la politóloga Nury Gómez, tanto la figura de Cristo como las de Buitrago y Carvajalino “son ‘santistas’ con protagonismo en los ocho años de ese gobierno y sus nombramientos dan cuenta de la necesidad del gobierno Petro de mantener cercanía con el expresidente para establecer o restablecer el rumbo de una administración que pierde apoyo popular”.
Sobre García se conoce que se venía desempeñando como viceministra de Infraestructura en la misma cartera que ahora dirigirá y en la que deberá liderar, entre otros, el ambicioso proyecto de los ferrocarriles, en el que el Gobierno ha invertido cerca de medio billón de pesos y que espera consolidar 1800 kilómetros de red férrea.
Al preguntarle sobre el rumbo que empieza a tomar el gabinete, Arboleda menciona que lo ve “más cerrado” en los intereses del Ejecutivo. “Ahora, la forma en la que se intenta mostrar es que está abierto a otras corrientes políticas, que quiere construir consensos, según la narrativa que ha querido construir desde esta semana, especialmente con la asignación de Cristo”.
En ese sentido, Gómez indica que “el ajuste ministerial poco corresponde a una dirección programática o planeación, sino más a una reacción y ajuste de políticos-técnicos que garantizan resultados. En 23 meses de Gobierno han pasado 37 ministros y 53 viceministros cumpliendo, a medias, un plan de país que no está claro”.
Para ella, a diferencia de los demás ‘remezones’, “por un momento se deja de lado a los activistas temáticos y se concentra en alfiles con capacidad de negociación con todos los sectores. Podría interpretarse como un guiño al centro político, pero nada más lejano de la realidad: el Gobierno es práctico en generar movidas estratégicas para obtener lo que se ha propuesto”.
De acuerdo con ellas, Garzón agrega que esta vez se “rompe la estrategia de lo que han sido los nombramientos anteriores, de estar mucho más próximos al ‘petrismo’ y no necesariamente tan expertos o tan reconocidos en cada una de las carteras”.
Por ahora, el presidente Petro no ha arrojado más nombres sobre posibles cambios, pero se dice que serían siete en total y que Aurora Vergara, de Educación; Catalina Velasco, de Vivienda, y Andrés Camacho, de Minas, también podrían ser removidos.