En su discurso de posesión, el presidente Iván Duque anunció que construiría un gran pacto por Colombia, que se convierta en la ruta a seguir de sus cuatro años de mandato.
Y el último día del 2018 lo ratificó, agregando que para la construcción del bien común del país es necesario dejar de lado las rencillas entre izquierda y derecha, y focalizarse en los consensos, por lo que expresó su deseo de reunirse con todos los partidos políticos.
“Hablar de un Plan de Desarrollo no es hablar de un documento frío, no es hablar de una hoja de ruta, de acciones públicas. Es una oportunidad para que el país se encuentre, dialogue y para que el país construya”, aseguró el Mandatario.
Sin embargo, para algunos sectores ese propósito no aperece tan claro, si se tiene en cuenta que el Jefe de Estado no logró durante la pasada legislatura consolidar las mayorías parlamentarias alrededor de los proyectos que el Ejecutivo abanderó en el Congreso.
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Para el catedrático de la Universidad del Externado Jorge Iván Cuervo, el Gobierno Duque empezó mal en términos de consenso político, pero advierte que todavía tiene esperanzas de poder alcanzar acuerdos con algunos sectores durante la cumbre de partidos que ya está programada para la última semana de enero.
El experto asegura que en el Plan Nacional de Desarrollo que se deberá discutir en la próxima legislatura, el Presidente pueda darle, con un margen de discrecionalidad, distribución de recursos regionales a algunos congresistas.
Agrega que ese documento macro puede incluir partidas para los diferentes departamentos a través de los ministerios y demás entidades del Estado.
Para Cuervo, esto se facilitará a través de la inclusión en el proyecto de reforma política que actualmente se discute en el Congreso de una propuesta encaminada a garantizar que la quinta parte del Presupuesto General de la Nación pueda ser definida por el Legislativo.
“Ahí tienen mucho juego los congresistas de cada departamento, por más que Duque diga que no va a haber ‘mermelada’. Entonces, el escenario del Plan de Desarrollo es una combinación política y técnica”, agrega el experto.
Señala que debido a que el componente político es importante para la aprobación del Plan, sí es viable que pueda llegar a un acuerdo con los diferentes partidos: “La distribución de recursos regionales es un incentivo muy importante para los políticos y ahí el Gobierno tiene mayores posibilidades de lograr aprobación”.
“Los políticos y los congresistas difícilmente se reúnen alrededor del discurso. Son muy pragmáticos y más ahora que hay elecciones locales cerca, entonces, en la medida en que ellos vean que en el Plan de Desarrollo hay espacio para que haya inversión pública en los territorios y que ellos puedan capitalizar eso políticamente, puede haber bases para un nuevo consenso”, conceptúa.
¿Un pacto político?
Contrario a lo que afirma Cuervo, el analista John Mario González señala que el Plan de Desarrollo no es en sí un pacto político, pese a que el presidente Duque ha querido darle esa significación. Dice que este debe ser una hoja de ruta de tipo técnico para el desarrollo del país en el próximo cuatrienio.
El politólogo añade que el Mandatario, aunque lo ha anunciado muchas veces, no menciona cuál es el pacto, en qué consiste o con quiénes se haría. “Esto quiere decir que lo que el Gobierno quiere convertir en un hecho político, aún no está claro cómo será”.
González parte de que el Ejecutivo ni siquiera logró consolidar las mayorías en el Congreso. “El Presidente está echando carreta. ¿O es que ahora va a reversar y le va a dar representación a los partidos políticos que en el segundo semestre del 2018 les negó?”, pregunta.
Sin embargo, advierte que el Plan Nacional de Desarrollo, que tendrá que ser presentado ante el Legislativo antes del próximo 7 de febrero, terminará por aprobarse, porque desde hace varios meses el Gobierno ha venido “dándole ‘mermelada’” a los parlamentarios.
El analista Víctor de Currea sostiene que el problema no está en que Duque logre hacer un pacto con los demás partidos o fuerzas políticas, sino en que lograr ese acuerdo en parte le quitaría legitimidad a un documento tan vital como lo es el Plan de Desarrollo, por la falta de legitimidad que los políticos tienen ante la opinión pública.
“La crisis de los partidos quedó demostrada tanto en el Plebiscito por la Paz como en la campaña de la Consulta Anticorrupción. La ciudadanía se ha movilizado en contra de los partidos políticos”, asegura.
De Currea añade que en Colombia los partidos políticos no sirven como articuladores del Estado, porque no representan el sentir de la sociedad: “Si ese pacto se hace con los partidos políticos, cuál es la legitimidad que tiene frente a una sociedad que cada vez más duda en el papel de los partidos”.
El experto asegura, como manifiesta González, que las propuestas del Jefe de Estado dan la sensación de que no tiene una estrategia clara ni definida. Dice que parecen solo promesas de campaña, que no van acorde a la realidad. “Uno no sabe para dónde va realmente el Presidente”.
Jorge Iván Cuervo complementa diciendo que los gobiernos inician formalmente el 7 de agosto, pero que cuando se aprueba el Plan de Desarrollo es cuando se conoce cómo trabajará el Mandatario, pues ahí es donde quedan consignadas las ideas políticas, las propuestas y todos los enfoques que caracterizan a un gobierno.
Lo adelantado
Por lo pronto, el Consejo Nacional de Planeación (CNP) le advirtió a Iván Duque que lo conocido hasta ahora del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 no responde a las necesidades que tiene el país en relación a los asesinatos de líderes sociales y la construcción de paz.
“No corresponde a los graves hechos sistemáticos de amenazas, persecución, desaparición, desplazamiento y asesinato de líderes sociales y de pueblos étnicos defensores de derechos humanos”, manifestó Hada Marleng Alfonso, presidenta del CNP.
Agregó que es indispensable avanzar en el cumplimiento del Acuerdo de Paz y en la consolidación de este con todos los sectores del conflicto a través del fortalecimiento del diálogo político y social en los territorios para que prime la confianza y la credibilidad.
El concepto del CNP fue elaborado luego del análisis, durante los últimos dos meses, de las propuestas incluidas en un documento base presentado por el Gobierno.
En su elaboración participaron 26 consejeros representantes de las entidades territoriales y de los sectores económicos, sociales, ecológicos, comunitarios, culturales, así como miembros designados por el Presidente de la República.
Ante este hecho, John Mario González manifiesta que una cosa es aprobar un documento sin mayor trascendencia y con deficiencias técnicas y otra es un Plan de Desarrollo serio, riguroso. “Aquí el Gobierno tiene una gran confusión, tanto con los partidos políticos frente al manejo del Congreso como en el hecho de querer convertir la guía de desarrollo para los próximos cuatro años en un hecho político, cuando debe ser más de tipo técnico”.
“El problema no es hacer solamente un pacto para aprobarlo, sino a quién beneficia. Lo que uno ve es que hay un énfasis en la política mineroenergética, en los tratados de libre comercio y en la políticas neoliberales de disminución de tareas del Estado. Hay un aumento en el rol del capital privado y, en este sentido, que sea un pacto firmado por muchos o pocos, ni le quita ni le pone”, asegura De Currea.
De esta manera, será durante la reunión de Duque con las diferentes bancadas asentadas en el Senado y la Cámara, cuando se podrá conocer si logrará llegar a esa unidad nacional que está intentando conseguir desde que asumió el mandato.
Cómo será
El presidente Iván Duque ha señalado que el 47 % del Plan Nacional de Desarrollo de su Administración estará enfocado en lo social: duplicar la jornada única, fortalecer la universidad pública y el Programa de Alimentación Escolar.
Una de las grandes apuestas del nuevo Plan de Desarrollo sería reducir la pobreza y la desigualdad y avanzar en la equidad.
Por esa razón, se prevé disminuir la pobreza monetaria del 26,9 % en 2017 a 21,0% en 2022, lo que significa $2,9 millones menos de población pobre en el país.