En los últimos días ocurrió al que se le podría denominar el gran revolcón de funcionarios en el Gobierno Nacional, esto por la decisión que tomó el presidente de Colombia, Gustavo Petro, de cambiar a siete ministros y la Dirección Administrativa de la Presidencia.

El agite político comenzó a cosecharse con la decisión de los partidos de Gobierno Liberal, Conservador y de La U de no apoyar la reforma a la salud, articulado que ha sido ampliamente cuestionado por los diferentes sectores del país.

A pesar de buscar una conciliación con los directores César Gaviria, Efraín Cepeda, Dilian Francisca Toro, el Gobierno no logró conseguir la aprobación de los partidos para que estos voten la reforma que se tramita en el Congreso, sin embargo, esta ha avanzado en trámite y poca discusión, pero se mantiene.

El presidente Gustavo Petro, citó a un consejo de ministros en la Casa de Nariño. | Foto: Colprensa / El País

Después de la negativa de las colectividades políticas, el presidente Petro confirmó que le solicitó las renuncias protocolarias a todo el gabinete ministerial debido a que consideró necesario hacer “un replanteamiento del Gobierno”. “La invitación a un pacto social para el cambio ha sido rechazada. Quienes se han enriquecido con el uso del dinero público no se han dado cuenta que la sociedad demanda sus derechos y que eso implica el diálogo y el pacto”, escribió Petro en su cuenta Twitter el 25 de abril.

Y explicó el mandatario: “La coalición política pactada como mayoría ha terminado en el día de hoy por decisión de unos presidentes de partido. Alguno de los cuales amenaza a la mayoría de su propia bancada. A pesar del voto mayoritario en las urnas que pide un cambio en Colombia este se intenta cerrar con la amenaza y el sectarismo”.

Después de citar a un consejo de ministros y tomar las decisiones, el presidente Petro anunció la salida de los ahora exministros de Hacienda, José Antonio Ocampo; de Agricultura, Cecilia López; del Interior, Alfonso Prada; de Salud, Carolina Corcho; de Ciencia, Arturo Luna; de Tecnologías, Sandra Urrutia; y de Transporte, Guillermo Reyes.

En su reemplazo, llegaron los ahora ministros de Hacienda, Ricardo Bonilla; de Agricultura, Jhenifer Mojica; del Interior, Luis Fernando Velasco; de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo; de Ciencia, Yesenia Olaya; de Tecnologías, Mauricio Lizcano; y de Transporte, William Camargo.

Primer Consejo de Ministros, liderado por el presidente Gustavo Petro, en la Casa de Nariño.

Además, en el cargo de Lizcano a la Secretaría General de la Presidencia llegó Carlos Ramón González, un líder representativo del partido Alianza Verde.

La trayectoria política y experiencia profesional de cada uno de los nuevos ministros dejó a entrever una mayor cercanía ideológica con el presidente Petro y a lo que este ha querido venir impulsando en su administración, contando también con la salida del exministro de Educación, Alejandro Gaviria. Frente a lo que será la continuación del Gobierno, el analista político Pedro Viveros consideró que el cambio de ministros marca un antes y un después en el ejecutivo.

“Es un parteaguas en la gestión de Gobierno, porque el presidente dejó la gestión gubernamental y con este parteaguas se fue a la gestión política. Va a utilizar la política para tratar de sacar adelante sus reformas, pero también incidir en las elecciones regionales de octubre”, expresó el analista.

Por su parte, el también analista y consultor político Carlos Andrés Arias manifestó que la decisión del presidente evidencia una radicalización en su ideología.

“Hay una radicalización del discurso y que verdaderamente confirma que el presidente sigue siendo en esencia ese político y líder que fue como alcalde y que terminó gobernando con un gabinete en algunos aspectos técnicos, pero más que técnico lo que buscaba era un comité de aplausos, que no le criticara ni en público, ni en privado”, explicó Arias.

Frente a los partidos, el consultor aseguró que el presidente “no admite el disenso y no admite que alguien pueda desde un criterio, diferente al que él tiene, plantear una alternativa de política pública o de país incluso. Lo que está haciendo Petro es una ruptura de la coalición de Gobierno, lo que le va a dificultar el gobernar”.

Y coincidiendo en la radicalización, el abogado y analista Andrés Fandiño manifestó que con estas decisiones el Gobierno no debe buscar forzar la aprobación de las reformas.

“El Gobierno empieza a caminar sobre una radicalización que precisamente sale por la falta de diálogo, de consenso, tranquilidad, mesura alrededor de las reformas. Si bien es cierto que se necesitan las reformas, pero las reformas no se pueden imponer, se tienen que discutir”, expresó Fandiño.

El abogado también cuestionó las actividades políticas clientelistas: “No se puede gobernar utilizando las mismas prácticas del pasado, Colombia debe superar los espejos retrovisores, los revanchismos, ese fanatismo de extremos. Esto transita en un ambiente polarizado que no hemos sido capaces de superar y ahora el Gobierno transita sobre un camino hacia la incertidumbre”.

¿Afectaría la toma de decisiones?

Respecto a lo que sería de ahora en adelante la ejecución de políticas y la toma de decisiones, el analista Viveros manifestó que habría mucha más presión por parte del Gobierno para que se cumpla lo que el presidente Petro solicite.

“Va a ser muy ideologizado, muy politizado, mucho recurso de lo que Petro sabe hacer históricamente que es recurrir al discurso para presionar la toma de decisiones en las instancias del Estado, en el Congreso, en las Cortes.

Dejó el camino de la gestión de Gobierno para irse a la gestión política”, explicó Viveros.

Y reiteró: “Este gabinete era con el que él quería empezar, entonces lo que hizo fue volver a armar su alineación con quien él quería, con gente de él, con gente que él pueda mandar, con la que le pueda seguir su línea ideológica, es el discurso esencial de Petro, con los ministros que él quería desde agosto pasado”.

A su vez, el consultor Arias manifestó que de ahora en adelante todo estará más alineado con el pensamiento del mandatario.

Gustavo Petro, precandidato presidencial

“La ejecución y decisión de políticas públicas seguramente van a estar asociadas a posiciones ideológicas y sistemas de creencia de lo que debe ser un Gobierno del cambio y no en lo que puede ser la realidad económica, social y cultural de nuestro país, una cosa es pensar con el deseo y el deber y otra cosa es pensar con el hacer”, explicó Arias.

Y de igual forma coincidió Fandiño: “El Gobierno tendrá que sacar adelante su Plan Nacional de Desarrollo (PND) que será su política pública y lo tendrán que dejar ajustado antes de que se acabe este semestre. La toma de decisiones va a girar en torno, no sé si a un tema democrático, o si realmente volver a una presión o estallido social para presionar las instituciones”.

Finalmente, frente a lo que pueda ocurrir más adelante con el Gobierno, el analista Viveros manifestó que el presidente ahora tendrá más libertad y apoyo de ejecutar las decisiones que él considere son las pertinentes.

“Decidió hacer lo otro como para cumplir con los operadores políticos que le ayudaron a llegar a la Presidencia, pero él no se sentía tranquilo con ellos, sino que se siente augusto con este grupo que es de él, que lo ha acompañado en su vida política, es la alineación que él quería tener”, afirmó Viveros.

Por su parte, Arias aseguró que continuará “un Gobierno de posiciones ideológicas más radicales, seguramente mucho más hacia la izquierda y con menos disenso que las anteriores porque el gabinete lo confirma”. Y concluyó Fandiño: “El Gobierno transita sobre una radicalización porque las voces liberales, demócratas, que escuchaban, ya no están”.

Con información de Colprensa