Preocupado por la falta de una ruta para consolidar el Acuerdo de Paz y la crisis institucional que vive el país, el excandidato presidencial de Coalición Colombia y su movimiento Compromiso Ciudadano, pasó por Cali para apoyar la candidatura de Alejandro Eder a la alcaldía de Cali, y comentó el acontecer nacional.
¿Por qué decidió apoyar la candidatura de Alejandro Eder a la alcaldía de Cali y no la de Jorge Iván Ospina?
Porque Alejandro Eder representa los ideales, los principios de Compromiso Ciudadano, tiene las condiciones de integridad, conocimiento, vocación de servicio, de compartir las ideas que hemos venido construyendo durante estos años. Compromiso Ciudadano en el Valle del Cauca lo eligió a él y estoy muy contento con ello.
Pero las encuestas no le han sido muy favorables a Alejandro Eder...
Esa es una película vieja, un disco rayado, ya la viví hace 19 años. Cuando empezamos, desde el primer momento, en el cual orgullosamente arranqué con 0 % en las encuestas, siempre nos estaban diciendo que nos retiráramos, que había dos que ya lo tenían ganado, que mejor adhiriera a uno u otro, que era imposible, que cuánta plata tenía para conseguir los líderes y los votos.
Conozco bastante de encuestas y expresiones así, pero hay que seguir adelante, no mirar para los lados, no dejarse desanimar, no beber de la bebida de la amargura de la política, que hay bastante que reparten de manera gratuita. Yo creo que Alejandro va muy bien, ese es el camino, es exigente, pero diferente y por eso mismo, poderoso.
¿Cuáles son las apuestas en otros municipios del Valle?
Recogiendo firmas, tenemos a Camilo Cuadros en la ciudad de Buga; Óscar Escobar en Palmira, y Alejandro (Eder) en Cali. Vendrán otras personas en otros municipios, pero estamos concentrados en estas tres candidaturas. Las inscripciones se cierran el 26 de julio y todavía quedan casi dos meses.
Para la Gobernación, Duvalier Sánchez competirá con Clara Luz Roldán, que tiene el apoyo de la gobernadora Dilian Francisca Toro...
Lo que se escucha en los corrillos es que (ella) tiene una maquinaria potentísima, que la señora Gobernadora es una mujer muy poderosa, y si uno se guiara por eso, habría que cerrar el Valle del Cauca y escriturárselo a la Gobernadora. La política no es así y espero que estemos por fuera de ese esquema tradicional que es el poder que se quiere imponer.
Creo en el poder de la convicción, del trabajo nuestro y de la decencia y demostrar que se puede. No nos asustemos, siempre nos van a sacar a alguien del que nos van a decir que es invencible, que tiene toda la plata, todo el poder, los puestos. Lo único sería quedarse en la casa y no es así, eso es lo que estamos cambiando.
¿Cómo ve el Gobierno del presidente Duque en estos 9 meses?
El primer anuncio del Presidente era unir a Colombia, un gran pacto por el país. Loable, pero cada día estamos más lejos de la posibilidad de unirnos. Tenemos una crisis institucional, lo que está pasando en la justicia, en Colombia avanzan de manera muy preocupante, dolorosa, los asesinatos de líderes sociales y desmovilizados; la discusión del Plan Nacional de Desarrollo no tuvo orden, metieron una cantidad de artículos y cada quien ponía un pedazo, no se discutió en el Senado, no tiene un norte claro ni es una ruta a seguir.
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¿Qué pasó con la ley anticorrupción?
Con la dificultad que tenemos de unirnos los colombianos, un tema que convoca a unirnos independiente de la posición política o social, es la lucha contra la corrupción. Empezó con una gran convocatoria a la Casa de Nariño en agosto, pero hoy no hemos sabido nada. Con cada acción en Colombia, la pregunta es ‘qué será’ y se empieza a sospechar.
Colombia se convierte cada día más en el país de la sospecha. Renunció el Fiscal, pero no por lo que dice sino por otras cosas. Siempre estamos mirando qué hay detrás y eso se traduce en falta de confianza.
Se le critica a Duque los pocos avances en el Acuerdo de Paz...
La forma como el Gobierno Nacional ha conducido las discusiones sobre el Acuerdo de Paz, la JEP, Santrich, en vez de llevarnos a la unión, llevan a mayor polarización, porque está pensando en intereses de su partido político, en vez de pensar en lo que le corresponde al Presidente, en función de los intereses de toda la Nación. El señor Santrich se nos ha convertido en un hito de la historia de Colombia y eso no puede ser.
Creo profundamente que tenemos que avanzar en la consolidación de los acuerdos; hay una frase de Monseñor Darío de Jesús Monsalve, que dice que en un país con las heridas como las que tiene Colombia, el camino de la polarización es muy peligroso. Pero está aumentando esa polarización.
¿Qué propone usted al respecto?
Lo opuesto, que es la reconciliación. Esa tarea sigue pendiente en Colombia. Es una tarea política, es la capacidad de sentarse a dialogar con diferentes sectores, tramitar nuestras diferencias sin violencias y hallar caminos para un pacto nacional. Pero hay que hallar puntos para empezar a construir y eso no ha pasado. Lo que ocurrió cuando el Presidente (Duque) convocó a los partidos para un pacto nacional, fue un fiasco: llamó al Partido Liberal, a Cambio Radical y al Partido de la U y se le olvida al Señor Presidente que la inmensa mayoría de los colombianos no cree en esos partidos, porque no representan a la ciudadanía. La apuesta es por la reconciliación, es lo que necesita Colombia, y la de un cambio político para construir, es la que se escucha en el país y es la que estamos llevando en nuestras candidaturas: sabemos construir, respetar, reconocer y avanzar.
¿Qué opina de las denuncias del New York Times (NYT)?
Me parece afortunado que lo haya publicado el NYT. Es un tema muy delicado para Colombia y lo de los falsos positivos es un capítulo doloroso en la historia nuestra. No tienen ningún calificativo ni forma de atenuarse, es una violación profunda de los derechos humanos de parte del Estado. Y cualquier circunstancia que genere inquietud de que se pueda repetir ese capítulo, hay que mirarlo con atención. Bienvenida esa publicación, es obligación nuestra estar alertas, Colombia no se puede dar el lujo de volver a la barbarie.
¿Cree que la distancia de Rodrigo Londoño (Timochenko’) con Luciano Marín (Iván Márquez) puede llevar a las disidencias a rearmarse y volver a recrudecer el conflicto?
Creo que nunca volveremos a esos niveles de violencia, pero estamos jugando con candela. Y por eso es importante tener claridad con respecto al Acuerdo de Paz. El presidente de Colombia es quien conduce y él tiene la llave para ir avanzando y superar las dificultades. Nos quedamos atrapados en Santrich, van creciendo las disidencias, ya sabemos lo que pasa con las bandas criminales, la percepción de inseguridad urbana y hay que parar esto de manera sana y constructiva.
¿Pero el Acuerdo sí es viable?
Con todas las discusiones que pueda haber, el Acuerdo de Paz fue un avance en Colombia, empezando por cómo disminuyó el conflicto. Eso está en discusión para muchas personas, pero si no damos la oportunidad para pasar esa página del todo, volver a la violencia sería una frustración, un fracaso como sociedad colombiana. Necesitamos la reconciliación que pasa por entender que no vamos a repetir el capítulo de estar persiguiendo a Iván Márquez, Romaña, alias El Paisa, los unos, los otros, que ya tendrían que hacer parte de la historia y avanzar en otros terrenos.
Santrich, ¿se debe extraditar o no?
Han intervenido los más connotados de la justicia y no se sabe qué va a pasar. Estaba hace unos días a punto de morirse, no presentaron unas pruebas a la JEP, sale de la JEP y aparecen las pruebas –videos–, va a una corte, a la otra, al Procurador. Qué es eso, es un país que le falta seriedad. Que digan si el señor cometió el delito después de diciembre de 2016, entonces hay que extraditarlo. Eso crea desconfianza, incredulidad de la ciudadanía, malestar. Que resuelvan los que deben responder, no hay derecho que tengamos que pasar por las películas que hemos pasado, es una muestra de crisis institucional.
Opositores cuestionan que JEP está sesgada, ¿le da confianza?
Lo que nos tiene que dar confianza es que las instituciones funcionen. Pero todo adquiere a veces ribetes circenses. Un ejemplo, ¿cuántos votos son la mayoría en el Senado? Da pena ante el mundo, porque todavía no lo sabemos, tienen que ir a la Corte Constitucional a que lo revisen y lo digan... eso no es serio. Colombia no está siendo serio en muchas instancias. No conozco a las personas que están en la JEP, ni en la Corte Suprema ni la Corte Constitucional, en ninguna parte... Que trabajen y funcionen con transparencia.
El asesinato de líderes sociales y de desmovilizados de las exFarc y el poco cumplimiento de los acuerdos, ¿son zancadillas a la paz?
Lo más importante del Acuerdo de Paz es que el planeta entero estaba con la paz de Colombia, pero enfrentamos una paradoja: a quien le toca conducir y construir la paz es un gobierno que se oponía a la paz. Y eso es lo que tiene que decidir el Presidente, todos esos conflictos asociados al tema. Entonces, cada paso puede ser una excusa para acabar o debilitar el acuerdo y el resultado sería volver a otro capítulo de la violencia y Colombia no se merece más violencia, lo que merece es educación.
Si seguimos en esa violencia, siempre estaremos posponiendo la apuesta por la inteligencia y es lo más dramático.
¿Qué hacer con los venezolanos?
Colombia ha sido ejemplar en la forma como ha recibido a los migrantes venezolanos. Nuestro país, con todas las dificultades, ha atendido bien casi millón y medio de personas, y Donald Trump se escandaliza porque van a llegar 100.000 a Estados Unidos y quiere hacer un muro. No somos un país rico, nos quejamos de Colombia, pero somos un país noble.
¿Qué pasará, si el fenómeno Guaidó no dio los resultados esperados?
No tengo la menor duda de que esa dictadura del siglo XXI tiene que caer. Es un daño gigantesco, no es un problema interno de Venezuela porque afecta a Colombia y a América Latina. Colombia debe participar en las discusiones y el escenario es el Grupo de Lima, porque se tiene que hacer dentro de la institucionalidad internacional, Colombia necesita ayuda para atender el problema. Ahora, el fenómeno Guaidó tuvo impacto, señaló debilidades grandes del régimen de Maduro, se ha visto que hay fisuras y una economía con una destrucción total de la riqueza.
Las condiciones en el poder dictatorial se han deteriorado y parece conducir a nuevas negociaciones –claro que todas han servido de excusa para fortalecer a Maduro– pero puede lograr avances. Los más interesados, después de los venezolanos, somos los colombianos.
Tribugá
No, no y no. No estoy de acuerdo con que se haga un puerto en Tribugá.
Ese puerto sería una destrucción ambiental innecesaria, que destruye una gran riqueza ambiental extraordinaria de esa región. He estado en Nuquí, Bahía Solano y tenemos unas condiciones de pobreza. Es una obligación nuestra entender y resolver la pobreza ancestral de esas comunidades, que es extraordinaria como la riqueza de la región.
Y estamos a favor del puerto de Buenaventura y de mejorar las condiciones sociales de su población, porque en el Valle del Cauca y en Colombia hay una deuda monumental con esa ciudad. Y la corrupción es uno de los factores causantes, porque destruye las oportunidades de las personas más pobres. Hay una necesidad de la intervención social profunda allí, es una obligación ética de Colombia y el Valle.
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