Llega agosto y todos hablan del Pacífico. Todos se ponen turbantes y comparten fotos en redes sociales tecleando “#Petronio”. Los medios le dedican titulares al Festival y retumban los cununos como con el viento de un mar que le hace falta a esta ciudad, viento que parece traer una moda que arropa a la Sucursal y eso, según Nidia, no está mal.

Pero para ella la cultura del Pacífico no es pasajera, como las modas, sino la esencia de la vida, la vida misma, nada momentáneo. Por eso la han bautizado como la ‘Guardiana de la tradición’.

Su nombre de pila es Nidia Sofía y como canta en 'Molino mi molinete' es nativa de Timbiquí, Cauca. Esa es la primera canción que sale en YouTube cuando se busca al Grupo Canalón de Timbiquí. Después, entre los videos relacionados, saldrá el nombre de Nidia y por los parlantes empezará a colarse su voz en canciones con La Pacifican Power, Quantic, Kilates, Montoya o Malecón.

Esa inconfundible voz que lo obliga a mover los hombros, lo invitan a un arrullo, a bailar, es la misma que lucha para que el folclor de Timbiquí se amplifique en el mundo, una voz que no solo ha querido cantar, pero que cantando lo ha cambiado todo.

Tenía 17 años cuando llegó a Cali y en ese entonces casi ni se escuchaba hablar de la marimba. Recuerda que estaban los referentes: Hugo Candelario, el Grupo Bahía, el Grupo Naidy; pero no escuchaba esos cantos tradicionales que la acompañaron desde niña. Y como la nostalgia se hacía más fuerte, había que resolverla con música. Diálogo con la cantora.

La conocemos por su trabajo musical, pero no la dejaron estudiar música...

Yo quería estudiar música, pero mis papás no estuvieron de acuerdo. Hay esa cuestión cultural de no ver a la música como una carrera donde puedas proyectar tu vida profesionalmente. Yo estudié educación preescolar en la Universidad Santiago de Cali, porque siempre había querido hacer algo vinculado a la educación de niños y vi en esa carrera un espacio donde podía vincular ese amor a la música.

Si su pasión era la música, ¿pensó desistir de la educación para dedicarse solo a ser artista?

De hecho, yo ejerzo las dos carreras. Trabajé en varios colegios y luego me nombraron en la institución Senon Fabio Villegas de Villa Rica, Cauca. Allí fui maestra por ocho años hasta que renuncié porque decidí dedicar lo que me quede de fuerzas, la vida que Dios me permita, a difundir, transmitir y velar por la conservación de las músicas tradicionales del Pacífico.

Cuando uno sale de su territorio hay un desvínculo, un desarraigo y corres el riesgo de dejarlo atrás y adoptar una cultura nueva. Eso es lo que experimenté cuando llegué a Cali, y no estaba en Timbiquí, pero aquí podía generar un espacio que conectara nuestra ancestralidad. Esa es una decisión que hay que tomar. Lo hice con un grupo de amigos, bajo la batuta de la profesora Elizabeth Sinisterra, quien fue la primera docente que llevó esos saberes ancestrales a mi colegio.

Pero renunciar no suena fácil, ¿qué fue determinante para hacerlo?

A mí me contactó Quantic, un Dj del Reino Unido, cuando ya habíamos creado Canalón de Timbiquí (que antes se llamaba Socavón de Timbiquí). Y mi trabajo con él fue decisivo. Cuando empiezo a viajar por el mundo y ver como la gente se conectaba con nuestra música, dije este es el camino, el Pacífico debe conocerse más y si el medio es la música, vamos a hacerlo por la música. Pero no he renunciado a mi carrera como docente, ni a mi vocación, sino al sistema por medio del cual estaba impartiendo esos conocimientos, renuncié al modo. Ese cambio me sirvió para trascender, aprendí muchas cosas que sirvieron para alcanzar lo que he logrado hoy.

Subió a Instagram una foto con una camiseta que dice 'Cantora, no Cantaora', ¿por qué?

En nuestro país yo no había escuchado hablar de cantaoras, desde lo tradicional. Toda la vida escuché hablar de cantadoras y en mi pueblo de cantoras. Escuché hablar de ese término, pero en otro contexto, en el de las cantaoras de flamenco. Lo que busco de alguna manera es reivindicar los términos como se utilizan en el territorio, y no dar cabida a la invisibilización, a sepultar términos y manifestaciones propias de mi región.

Le dicen la 'Guardiana de la tradición', ¿cómo preserva la música ancestral en proyectos alternativos y de fusión como los que hace con La Pacifican Power y Quantic?

Yo me crié con influencia de muchas músicas, pero tuve claro que la del Pacífico tenía un lugar importante en mi vida. Cuando se tiene claro eso, es fácil crear esos encuentros entre culturas musicales del mundo. Me parece interesante que la música del Pacífico puede dialogar con otras sonoridades y a través de otras músicas llegamos a más públicos para que nos conozcan. Es una manera de atraerlos y mostrarles el origen.

Por ese auge de la música del Pacífico y que la reivindicación afro esté en la agenda del mundo, hay quienes dicen que es un tema de moda...

Está bien que la gente esté conociendo nuestra cultura. Para los músicos y expositores el Petronio Álvarez es una ventana, pero es importante que la gente sepa que más allá del Festival, la música y la cultura hace parte de nuestra vida. Que todos los días del año, en cada momento, estamos en función de crear y potenciar nuestra cultura.

Y cómo ha sido abrirse paso en el mundo de la música, siendo una mujer del Pacífico, timbiquireña

Es difícil. Nosotros lo hemos hecho fácil. El machismo está en todas partes, en el ámbito musical la mayoría de los proyectos están en función de hombres. Estás expuesta a manipulación, a manoteo, a desmeritar todo el potencial de las mujeres. Pero no es peleando, es con hechos, tenemos que demostrar que estamos más preparadas, no solo en lo académico, sino desde el amor, la bondad, la conciliación. Si somos capaces de acostarnos en una cama, de levantar un hogar juntos, por qué no lo vamos hacer en lo laboral, hombres y mujeres no debemos vernos como rivales, sino aliados. Y también es un llamado a las mujeres, cada una desde su potencial, a unirnos y sumarnos para ganar más espacios.

Además de ser cantora, la reconocen como una lideresa social, ¿qué opina de que la describan así con lo que está ocurriendo en este país?

Cuando uno muestra con vigor el interés por visibilizar y defender la cultura, la vida, estás cumpliendo una función de líder. Lastimosamente en este país se ha satanizado la función de los líderes, y no hay garantías ni seguridad, nos da temor que se nos nombre líderes sociales por preservar la vida. Pero es evidente el trabajo que se hace, y así no te llamen líder, la gente sabe que lo eres. Mi llamado es a no poner en riesgo la labor de las personas que preservamos los valores, la vida, lo positivo de nuestro territorio.

Nidia: el Poder Pacífico

Estaban afinando el sonido de los micrófonos, ajustando el teclado y la marimba, cuando llegó Nidia al estudio. Los saludó a todos, hicieron chistes y minutos después todo estaba en orden para empezar un pequeño concierto que se transmitió en vivo por el Facebook de El País el pasado 2 de agosto.

Ella es el poder femenino de La Pacifican Power, la agrupación que reunió a varios músicos reconocidos de diferentes lugares de esta región para un proyecto que le apuesta a la fusión de diferentes ritmos con instrumentos típicos de la música del Pacífico y que está ganando popularidad en la escena nacional.

Y su poder se siente en toda la agrupación por la unión que genera entre todos los músicos. César Herrera, mánager y creador de la Pacifican Power, la describe como una super heroína de la banda y por el conocimiento que tiene de la música tradicional.

“A veces estamos en ensayo y ella dice paren, paren, esto suena a salsa y debería sonar a Pacífico. Replanteemos la cosa”, cuenta Herrera, quien lleva varios años trabajando con músicos de esta región.

La describe como una compositora juiciosa y una mujer disciplinada, pero “no importa el escenario en el que se pare, ella siempre habla de su tradición, de Timbiquí, del Pacífico, ella es la embajadora del Pacífico colombiano en el mundo”, dice.

Junto a ella, en ese concierto para los usuarios de El País, cantaba Alexis Play, el hombre de la lírica chocoana quien participó del proyecto de Choquibtown y para quien el nombre de Nidia se traduce en respeto.

“Pocas veces la vez salida de casillas, cuando nos hemos encontrado en momentos complicados ella te aterriza, busca el camino mejor. Es esa persona a la que hay que escuchar siempre. Su versatilidad le ha permitido encajar en muchos proyectos musicales, es versátil desde su tradición, le cambia el color a cualquier proyecto donde ella pone su voz. Es de esas grandes voces del Pacífico que va a pasar a modo legendario”.


Para Miguel Ángel Rojas, más conocido como ‘Maikcel’, el ‘MC’ de la agrupación Zalama Crew, Nidia es un libro viviente que siempre hay que leer.

“Es un honor tenerla cerca, lo de maestra se lo ha ganado sin que ella lo diga, por lo que hace con los jóvenes en su comuna, en su barrio”, es como la describe.

Pero su trabajo musical no se agota con La Pacifican Power, ni con Canalón de Timbiquí. También ha colaborado con Will Holland, el Dj y productor inglés más conocido como Quantic, quien, según ella, fue decisivo para la proyección de su trabajo musical.

Con Nidia, Quantic conoció Timbiquí, y grabó varias canciones que ella misma compuso.

“Un amigo me recomendó mucho a la compositora Nidia Góngora hace muchos años. La invité a grabar los coros de Juanita Bonita, la llamé para conocerla. Fue un inicio. Yo con mi español limitado, ambos con culturas diferentes, pero lo bonito de Nidia es su capacidad de expresar lo que vive. Con ella hemos hecho varias producciones, fue integrante del grupo El Combo Bárbaro y viajamos mucho. Después grabamos el disco Curao y hace poco grabamos en Nueva York”, recordó Quantic esta semana durante su visita a Cali por el Festival Petronio Álvarez.

Nidia recuerda las jornadas de grabación con Quantic y las presentaciones en varias partes del mundo, porque estaba en embarazo de su hija Flora. “Ella y mi hijo Jorge Andrés han vivido todos esos procesos conmigo”.

Una cantora que no solo vino a cantar

Era un jueves en la noche y el aforo del teatrino del Teatro Municipal estaba copado por espectadores ansiosos por ver el ‘Sueño de una noche de verano’, un clásico de Shakespeare adaptado al Pacífico colombiano.

Tras bambalinas estaba un montón de jóvenes actores y músicos tradicionales que después de salir a escena le arrancaron a su auditorio carcajadas y exclamaciones de asombro al ver la comedia escrita en 1595 a ritmo de currulao, con dioses yorubas y dichos del Pacífico.

Los músicos y actores hacían parte de la escuela Canalón Teatro, vinculada a la Fundación Canalón de Timbiquí que lidera Nidia Góngora y presentaron esa obra en el pasado Festival Internacional de Teatro de Cali.

Canalón Teatro es solo una de las líneas de trabajo de la Fundación en el que se estudian otras expresiones artísticas en el barrio Ciudad Córdoba del suroriente de Cali.


“Es un espacio donde a través del arte nosotros estamos difundiendo la tradición del Pacífico, su cultura, y buscando la preservación de todos esos elementos y aspectos de nuestra ancestralidad”, explica Nidia Góngora.

La escuela ofrece clases gratuitas para niños y jóvenes que vienen de diferentes partes del Pacífico colombiano o que son hijos de personas que provienen de esa región, y residen en el oriente de la ciudad.
De hecho, hace cinco años la primera promoción de la escuela se presentaba en el Petronito, la versión infantil del Festival.

Pero su labor de ‘guardiana’ no termina allí.

Nidia también ha emprendido el proyecto ‘Viche Positivo’ que se basa en la producción de bebidas artesanales derivadas de viche puro, mezcla de plantas medicinales y especias con las que rescata las recetas de la gastronomía de los pueblos del Pacífico.

Y además, es la organizadora de ‘Arrullo en el barrio’ un encuentro que se realiza en Ciudad Córdoba a donde llegan músicos, artistas y turistas para vivir con más fuerza la cultura tradicional después de los eventos del Petronio.

Es por eso que ‘moda’ es una palabra que para Nidia, no tiene relación con el Pacífico.